capitulo 27

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El monstruo de oro- parte 2

Tiempo atrás - con el rey demonio

La noche era densa y opresiva, el aire cargado de un hedor a incienso y sangre seca. La base de la secta, una iglesia oscura y retorcida, se alzaba como un monumento a la desesperación humana. Los seguidores, con ojos vacíos y almas corrompidas, adoraban a los demonios con una devoción enfermiza. Los había utilizado innumerables veces, desde la recolección de información hasta actos crueles contra su propia especie.

Un día, me enteré de los movimientos de un mestizo vampírico muy molesto, Lord Michel. Por lo que esa noche, invadí su castillo en el mundo demoníaco y para molestarlo ocupé su trono, y espere su llegada.

Los minutos pasaron y los tres reyes demonios que quedaban llegaron primero, sus expresiones de alegría cambiaron a odio y desprecio cuando sus ojos se fijaron el mí— Cuánto tiempo ha pasado camaradas ¿Cómo han estado en mí ausencia?

El rey demonio del norte, un sujeto alto, musculoso, calvo y con cuernos de cabra— ¿Qué haces en ese trono, maldita escoria demoniaca?

Los candelabros parpadeaban con una luz tenue y siniestra cuando él entró. Su presencia hizo que el aire se volviera más frío, y los otros reyes demonio quedaron en silencio. Sus pasos resonaban con un eco aterrador que silenciaba cualquier otro ruido.

— ¿Qué haces en este lugar, demonio de clase baja? —pronunció con una voz gélida, sus ojos clavándose en los míos con una intensidad que me heló la sangre. Su mirada era un abismo de oscuridad y poder.

"¿Este es el Lord Michel de este mundo?" pensé, sintiendo un nudo de miedo en mi estómago— Así que, el Lord Michel resulta ser no solo un mestizo sino también un drakoitar. Es irónico pensar que un ser de ese linaje gobierna este mundo.

— ¿Qué es lo que quieres? ¿Poder? ¿O el trono de Lord? —preguntó, una sonrisa cruel curvando sus labios. —Pero tienes razón, soy un mestizo entre una raza vampírica pura y una familia humana poderosa. Puedes quedarte con ese trono, después de todo, ya lo ensuciaste al sentarte en él.

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. La tensión en la sala era palpable, como una cuerda a punto de romperse. Cada respiración era un esfuerzo, cada movimiento una lucha contra el miedo paralizante. Sabía que cualquier paso en falso podría ser el último.

De repente, Lord Michel levantó una mano y el aire se llenó de una energía oscura y pulsante. Los candelabros parpadearon violentamente, proyectando sombras danzantes en las paredes.

—Voy a darte una oportunidad, demonio —dijo Michel, su voz resonando con un poder antiguo —Arrodíllate y jura lealtad a mí, y tal vez te permita vivir.

Mi mente corría a mil por hora. Arrodillarme significaría perder mi dignidad, pero desafiarlo podría significar la muerte. Miré a los otros reyes demonio, buscando algún signo de apoyo, pero sus rostros eran máscaras de indiferencia.

—Nunca me arrodillaré ante ti, Michel —respondí, tratando de mantener mi voz firme —Prefiero morir de pie que vivir de rodillas.

Un murmullo recorrió la sala, y pude ver una chispa de interés en los ojos de algunos de los reyes demonio. Michel, sin embargo, no parecía impresionado. Su sonrisa se volvió aún más cruel.

—Entonces, has elegido tu destino —dijo, y con un movimiento rápido, lanzó una ráfaga de energía oscura hacia mí.

Salté hacia un lado, apenas esquivando el ataque. La energía impactó contra el trono, destrozándolo en mil pedazos. Me levanté rápidamente, preparándome para el siguiente ataque.

El resurgir del ultimo DrakoitarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora