Capitulo 19

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Erick

La organización es un caos.Todos corren de un lado para otro intentando calmar a los socios quienes piden explicaciones y golpean las cosas como salvajes.

Masajeo mi cien tratando de calmarme para no sacar mi arma y volar sus cabezas.
Si no fueran importantes en la Cosa Nostra,no estarían estorbando aquí.

El caos se desató por mi primo herido el cual aún está en reposo y lo tendrá que estar dos semanas o más pues las ocho balas que le dieron,casi le quitan la vida.

La piel de mi brazo se eriza al recordar la sangre que desprendía este cuando lo cargue,como mis manos se llenaron de su sangre y como lo perdía en mis brazos.
Creo que nunca sentí tanto miedo como hoy al verlo.

Tomo mis cosas al ver el mensaje de la pelirroja indicándome la dirección en dónde se esconden las ratas brasileñas.

Maximo se une a mi y nos vamos juntos al estacionamiento.

Tomo el primer vuelo aquí cuando se enteró de lo sucedido y acaba de llegar.

Ya en el auto,saca de su bolsillo una cajita donde guarda sus lentillas.
Antes de ponerse las me mira y sonríe.

Su ojo izquierdo es de un gris oscuro pero tan brillante a la vez y su ojo derecho es de un color chocolate que a simple vista se ve muy tierno,pero claramente no lo son.

Se coloca las lentillas a las cuales miro con desagradó, siempre me eh preguntado ¿No les duele esa mierda?
Me daría miedo ponerme una.La rubia intento una vez y salió mal,pues mi ojo termino rojo y la lentilla rota.

Arranco el auto militar blindado lo más rápido que puedo,quiero llegar y encontrar a ese hijo de puta que se llevó a mi sobrina eh hirió a el amor de mi vida.

Siento culpa ya que lo sabía,sabía acerca de Paolo y no dije nada porque creí que la pequeña estaría a salvo con nosotros y los brasileños no serían tan estúpidos como para meterse con nosotros.

Me equivoqué y es Bianca quien paga el precio de mi error.

Llegó a la base y bajamos del auto en volada ya que se están formando,listos para irse.

Me pasan un chaleco Anti-balas y me lo pongo como puedo,mientras guardo armas en todos lados de mi cuerpo.

Isabella me entrega una metralleta y me sonríe triste cuando se rozan nuestros dedos,aquella sonrisa triste que detesto.

La observo y podría babear por lo que mis grandes y perfectos ojos ven.Tiene una coleta alta que mantiene su largo cabello dorado bien sujetado y su uniforme militar negro que le queda como anillo al dedo.

Es el oro puro echo mujer.

Busco con la mirada a la pelirroja que no eh visto desde hace bastante tiempo.

El frío de la noche nos abraza mientras esperamos a Vivian.La rubia tiembla de frío y la abrazo por detrás para darle un poco de calor.

-Hay que encontrarla-Susurra con la voz entrecortada.

-Lo aremos-Beso su cabeza.

Antonella sale de la nada vestida de soldado y frunzo el ceño.

-¿Tu que...?

-Solo cállate y dejame hacer mi trabajo.

Abro los ojos sorprendido mientras me coloca micrófonos en mi ropa por si tenemos que negociar.

-Es una larga historia-Me dice mi mujer cuando ve que estoy por hacer preguntas.

Sentimos un portazo y seguido de sonidos de pasos firmes y fuertes.

Seducción Mortal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora