El sonido de tus melodías pérdidas | Min Yoongi

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🍷🌸 Sooyeon 🌸🍷

Entramos a la cafetería universitaria, inmediatamente llamamos la atención.

Yoongi ahora tiene el hábito de caminar de una manera apresurada. Lo poco que recuerdo es que él solía caminar de una manera tranquila, con las manos en los bolsillos de su pantalón escolar, con la mirada en alto mientras observaba las flores de cerezo a través de los ventanales y su sonrisa tranquila.

--Por aquí --Yoongi se percata de mi existencia unos pasos más atrás de él, así que se detiene, con una sonrisa se disculpa al detenerse para esperarme.

Le sonrío tranquila mientras lo alcanzo. Él camina a mi lado de una manera que debe ser tortuosamente lenta para él.

A nuestro alrededor los murmullos de los estudiantes son cada vez más fuertes. Cuando llegamos al extremo de la gran barra buffet observo la cantidad monstruosa de comida disponible para nosotros.

Arroz, estofado de Kimchi, camarones empanizados, kimchi de pepinillos, algunos postres y demás guarniciones.

Yoongi toma un par de bandejas metálicas para nosotros. Girando solo su torso, me entrega una de las bandejas, mientras caminamos a través de la barra, Yoongi toma dos tazones de arroz blanco, dejando una en su bandeja y la otra en la mía.

Sonrío apenas, esto parece ser más un hábito que un acto de servicio.

--¿Te gusta el estofado de Kimchi? --él se gira a mí, con el cucharón lleno de ese delicioso guiso. Asiento con la cabeza, de inmediato Yoongi sirve una generosa porción del guiso en mi tazón.

Frunzo los labios con fuerza intentando contener una risa, pero seguramente mis ojos me delatan. Sé que estoy sonriendo con ellos.

Llegamos al final de la barra donde una amable señorita está detrás de un pequeño mostrador para cobrar a los estudiantes el almuerzo. Yoongi hace ademán de sacar su billetera, pero esta vez soy más rápida que él y puedo pasar mi tarjeta oculta en la carcasa de mi teléfono por el escáner antes que él.

De inmediato, Yoongi se queja.

--Yo iba a pagar...

Me reprocha, le sonrío con gracia.

--Está bien profesor, puedo invitarle el almuerzo.

Le guiño un ojo de forma coqueta con toda la intención de avergonzarlo.

--No tenías que hacerlo --murmura en este tono avergonzado, desviando la mirada mientras aclara su garganta. La señorita frente a nosotros agacha la cabeza para ocultar su sonrisa de nosotros.

--Gracias --le agradezco a ella antes de irnos.

Caminamos por el comedor hasta el fondo, buscando esas mesas poco concurridas. Nuevamente, Yoongi camina de manera apresurada, con su descuidada postura, ignorando a los que le rodean. Los estudiantes curiosos lo miran al pasar para después buscarme a mí con la mirada, intrigados, logrando hacer que me cohíba un poco.

En este momento, me parecen menos intimidantes los matones con los que suelo trabajar, mucho menos mezquinos que estos niños adultos.

--Sentémonos aquí --Yoongi nos guía hasta la última mesa disponible, junto a estos grandes ventanales que nos dejan ver el hermoso y verde jardín de este campus.

--Bien --mientras me siento en la silla plástica color blanco, observo curiosa el ventanal a mi derecha.

El césped es tan verde y perfecto, luce tan fresco y cómodo que se me antoja tomar una siesta en él. Como cuando éramos estudiantes. El viento húmedo y caluroso, típico de la primavera, mueve en un vaivén la copa de los árboles que nos rodean.