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🍷🌸 Sooyeon 🌸🍷

No hay respuestas de nuestro brillante detective ni nuestro informante estrella.

Puede que este siendo demasiado pesimista, pero no tenemos más información de la que teníamos cuando llegamos a Seúl, la investigación no avanza y aunque se que estos casos no se resuelven de la noche a la mañana, no puedo evitar desesperarme, pero no tenemos tiempo que perder y eso es lo que más me preocupa.

El tiempo.

¿Cuánto tiempo nos queda antes de que el Dragón haga su próximo movimiento? ¿Qué tan letales serán sus próximos ataques? ¿Realmente tenemos lo suficiente para capturar al Dragón y detener todo su creciente imperio?

Pronto los clanes tomarán bandos y elegirán al más fuerte y, para ser honesta, no me sorprendería que elijan a nuestros enemigos.

El polvo de dragón* es novedoso y sus efectos en los seres humanos se digieren con una rapidez aterradora que no deja rastro a menos que se excedan en las dosis.

Es mucho más adictivo que las benzodiacepinas, metanfetaminas, heroína, cocaína, ninguna de las drogas que comercializamos compite con el polvo de Dragón.

Para los traficantes es un diamante en bruto del que todos querrán pulirse cuanto antes... Si yo fuera inversionista en este mercado, también lo preferiría, pero simplemente es algo que no podemos permitirnos.

Si el Dragón gana esa guerra el imperio de los Ryūjin caerá y con ello la organización Gumiho, mi vida entera se destruirá y no habrá poder humano que pueda ayudarnos, pero creo que estamos peleando una guerra que no podemos ganar. Estaremos muertos antes de que el invierno llegue y no hay nada más que pueda hacer al respecto... No tenemos más opción que pelear, y eso signifique perder más de lo que ganaremos.

Si lo vemos desde otra perspectiva, podríamos interpretarlo como un viejo anciano que se niega a morir y pasar la corona a su próximo heredero, ese heredero al que el reino repudia, pero le temen lo suficiente como para no oponerse a su sucesión.

No quiero pelear una guerra que no me corresponde.

Para los Ryūjin solo soy una herramienta que, al mínimo error, sustituirán con una más eficiente y callada, ellos no pueden perder más de lo que yo perderé, pero no puedo darme el gusto de abandonarlo todo y traicionar a la organización... Traicionar a mi padre.

Suspiro con fuerza mientras las puertas metálicas del ascensor se abren frente a mí trayéndome a la realidad.

Apenas pongo un pie fuera del ascensor, Chishio y Honekawa me siguen como sabuesos, siempre a la defensiva y atentos a cualquier mínimo movimiento que me ponga en riesgo. Después de todo, soy la prometida de su joven señor y heredero, tienen que mantenerme a salvo si les gusta tener la cabeza pegada a su cuerpo.

El olor a desinfectante, sangre y analgésicos combinados me pica en los pulmones. No sé si son mis nervios o realmente este olor me está asfixiando. Mi respiración es corta y pausada, pero no estoy segura de dónde viene la causa de mi asfixia.

—-Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarlos? —-una voz femenina nos detiene abruptamente apenas pasamos el filtro de seguridad y entramos al área de psiquiatría.

Volteo desinteresada encontrándome con la culpable, enfermera bonita*.

Es esa enfermera de la que Yoongi parece ser cercano.

Incapaz de ser amable con ella en este momento, no sonrío ni hago algún gesto de amabilidad hacia ella. Mis facciones permanecen inexpresivas y pareciera que estoy un poco molesta por el ligero rastro de arrugas en mi entrecejo fruncido.

El sonido de tus melodías pérdidas | Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora