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🍷🌸 Sooyeon 🌸🍷
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El viento de la maldita primavera azota contra la azotea en la que estoy recostada boca abajo, el viento juega con los mechones rebeldes que se sueltan de mi cabello trenzado.

Mi cuerpo se mantiene tenso y alerta como una felina aguardando el momento preciso para saltar sobre su presa.

Suspiro un poco, concentrándome, enderezo la espalda para poder ver y seguir mejor a mi objetivo a través del visor. Mi hombro derecho se recarga ligeramente en el rifle de largo alcance, me preparo para accionar un disparo tan veloz y silencioso a la vez que nadie se dará cuenta de donde vino... Espero.

Observo al hombre de rasgos occidentales a través del visor. Éste conversa alegremente con una mujer que, por la forma tan cómoda y retacada en la que se comporta, asumo es su esposa... A su lado, un par de niños comen tranquilamente de su menú infantil.

El señor Pendleton sonríe tranquilo, ajeno a mi presencia sobre el tejado a cien metros de ellos. Mi mandíbula se tensa de solo recordar por qué estoy aquí, este hombre que alguna vez consideramos un socio de negocios, un aleado de nuestro imperio, pero nos ha traicionado, de un día para otro se convirtió en un traidor, vendiendo nuestros secretos y alianzas al mejor postor.

A pesar de que el señor Pendelton fue muy astuto, dejo pasar el hecho de que mi padre líder de la organización Gumiho y el Oyabun del Clan Ryūjin tienen ojos en todas partes.

Sonrío con sarna, lo mandaré directo al infierno.

Con el rifle descansando sobre el bípode, mis dedos, ahora, expertos se deslizan con suavidad sobre el gatillo, ajustando la mira telescópica, pongo en la mira el pecho del hombre, justo sobre su corazón.

Estoy a punto de accionar el gatillo cuando el sonido estático en mi audífono seguido de la voz exaltada de uno de mis hombres me interrumpe.

--¡Señorita, la descubrieron! --mi cuerpo se tensa de inmediato al escucharlo, por un momento alejo el rifle perdiendo mi objetivo. --¡Tiene que abortar la misión y volver a la residencia ahora...!

--Mierda... --maldigo entre dientes mientras intento enfocar nuevamente al señor Pendelton, pero uno de sus hombres entra corriendo al restaurante, apresurándose a sacarlo de ahí.

A pesar de sus movimientos bruscos y apresurados logro enfocar su espalda, mi dedo dispara el gatillo, pero el hombre que custodia al señor Pendelton nota la presencia de la bala y logra empujarlo a un lado para esquivar la bala.

En cuanto el disparo hace estrellar el enorme y lujoso ventanal, las personas dentro del restaurante gritan en pánico, de inmediato comienzan a correr y esconderse debajo de las mesas mientras que mi objetivo intenta escapar.

Logro enfocarlo de nuevo, pero el sonido de la puerta de la azotea estampándose con fuerza al abrirse marca el final inconcluso de mi misión.

Me giró justo a tiempo para ver a tres de los hombres del señor Pedelton aparecer en la azotea, armados hasta los dientes, listos para matarme.

Sin dudarlo, comienzan a disparar, gracias a mi entrenamiento logro ser más rápida que sus balas. Con movimientos ágiles y precisos, giró sobre la grava, desenfundando un arma corta que llevo sujeta a la pierna.

Antes de que puedan reaccionar, disparo derribando a uno de los hombres con precisión mortal, en cuanto el hombre más alto cae sobre muerto mi corazón comienza a latir con rapidez por la adrenalina repentina.

Uno de los hombres se lanza sobre mí con velocidad, mientras que el otro revisa los signos vitales inexistentes de su compañero.

Antes de que pueda pararme, el hombre más delgado que se dirige hacia mi, toma mi tobillo y tira de él con fuerza para arrastrarme un par de metros por la azotea.

El sonido de tus melodías pérdidas | Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora