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🍷🌸 Sooyeon 🌸🍷

Los hielos de mi café helado ya se derritieron y he visto a más de cien personas entrar y salir por las puertas de cristal de este establecimiento en la última hora. Sentada aquí, junto a un enorme ventanal que me deja apreciar la vida rápida de las personas en Seúl no puedo evitar sentirme desencajada en este lugar.

Es una mañana tranquila para personas tranquilas que corren apresuradas, pero que no tienen un peso más allá de sus propias vidas sobre sus hombros. Los envidio mucho...

Suspiro con fuerza cuando los rayos del sol comienzan a golpear mi cara y, por ende, producirme más calor del que considero cómodo.

Vine aquí a esperar a mi querido hermano mayor, a su esposa y a mi tan anhelada sobrina, pero, como ya dije, llevo esperando aquí más de una hora y ellos no han llegado.

Ya llegue al punto en que las camareras me miran raro por no beber ni un sorbo de mi café y comienzan a pensar que estoy demente, mucho más cuando volteo a la puerta cada vez que la pequeña campanita por encima de esta emite ese tintineo molesto que avisa la llegada de alguien nuevo, pero no a quien espero.

Cuando estoy a punto de levantarme y maldecir a todo el mundo porque apenas tengo una media para llegar a la universidad, nuevamente la maldita campana tintinea. Más que molesta, volteo queriendo dispararle a quien sea que entre por esa puerta, pero, lógicamente, me detengo cuando noto que solo es mi tonto e impuntual hermano mayor, empujando una hermosa carriola color negro, pero de ella sobresale una hermosa cobija de lana tejida.

Frunzo el ceño cuando no veo a la hermosa mujer que tiene la desgracia de ser su esposa, pero, pensando que entrará en un momento, me adelanto a saludar a mi hermano y conocer por fin a mi encantadora sobrina.

--Te esperé una hora... --digo a modo de reclamo una vez ellos llegan hasta mi mesa --¿Por qué tardaron tanto? Estaba a punto de irme.

--Solo un pequeño inconveniente --mi hermano me responde, acercándose a mí para abrazarme con fuerza. Abrazo que por supuesto correspondo más que encantada.

Permanecemos así más tiempo del moralmente correcto en este país, pero no me importa lo que piensen, lo extraño demasiado como para dejar pasar un segundo apartada de él por culpa de la incomodidad ajena.

Volviendo a la realidad, ambos nos separamos, sonriéndonos mutuamente, pero una chispa de culpa y nerviosismo ilumina sus ojos rasgados.

Frunzo el ceño confundida.

Intento dejar que esto pase desapercibido, así que me concentro por lo que he estado esperando conocer desde que existe en este podrido mundo.

--¿Y? ¿Dónde está ella? --digo intentando que mi voz suene alegre.

Por lógica me dirijo a la carriola, buscándola. Mi corazón da un vuelco en mi pecho, eufórico de la repentina alegría y adrenalina que me provoca el verla por primera vez en forma real y no a través de una pantalla.

Una risa incrédula me sale del pecho cuando por fin logro ver esas lindas mejillas regordetas y sonrojadas, con sus pequeños labios rosados en un leve puchero y sus bonitos ojos rasgados gracias a la genética asiática de mi hermano.

La pequeña Victoria duerme tranquilamente su siesta mientras yo muero de amor por ella.

--Es preciosa --digo sin mirar a mi hermano --Se parece un poco a ti...

Digo intentando bromear con mi hermano, que permanece parado frente a mí al otro lado de la carriola. Lentamente acerco el dorso de mis dedos para intentar tocar la mejilla de Victoria, pero, en un movimiento rápido y con más fuerza de la que debería, Eunhyuk me detiene.

El sonido de tus melodías pérdidas | Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora