𝐄𝐑𝐄𝐒 𝐔𝐍 𝐕𝐀𝐌𝐏𝐈𝐑𝐎; 𝓑𝓴 - EN EDICIÓN.

E. 51

|| 7 MESES DESPUÉS ||

Narrador:

Una adolescente de ahora 19 años, salía de una oficina con carpetas en sus brazos, abrazando las, su vestimenta era de una falda con bordes blancos, al igual que su blusa con botones.

Llevaba tacos pequeños y su pelo era en tono castaño y corto, tan corto por arriba de los hombros, era muy guapa y llevaba un toque que hacia volver loco, lentes, unos lentes negros.

El maquillaje no era tan cargado, le lucía bien.

Su cuerpo era la envidia por el lugar y las secretarias en esa oficina, ¿Adivinan quién es?.

Pasa sin importar quien la mira, se dedico el tiempo para ella en hacer ejercicios y cuidar más de si misma.

- Que mujer.

Se escuchó y ella giró enojada al creer que sería ese tipo que paraba en una esquina a tirarle piropos.

- Smettila di rovinarmi la vita, idiota.

Había hablado en italiano y había dicho: deja de joderme la vida, idiota. Y al calcular, se dió cuenta que esa persona no había hablado italiano  ¿Entonces?.

- ¿Madison?.

- ¿Tom, gustav y georg?.

- ¡Esos somos!, ¿Has estado todo este tiempo en Italia?.

- Se supone.

- ¿Por qué desapareciste de esa manera?-. Cuestionó gustav.

- Se sabía que me iría de Alemania.

- Yo no sabía...¿O si?, no me acuerdo-. Dijo georg.

- ¿Qué hacen aquí?.

- Vinimos a pasear por acá, habacuc anda de vacaciones aquí-. Respondió georg.

- No me lo he topado para nada.

- Siempre se pierde por ahí.

- ¿Por qué no andas con hans paseando?.

- No conozco a ningúna hans, cambiemos de tema-. Tom se hizo el loco.

- No se que decir, me alegro que estés bien.

- Yo también me alegro de encontrarme así, ¿Tienes número?, hasta lo que se no te volviste a conectar en ninguna aplicación.

- Tom, tom, tom-. Se rió.- anota rápido, estoy perdiendo mi tiempo.

- ¡Listo!, si hay trago te avisamos.

- ¿Van a seguir aquí en Italia?.

- Nos quedaremos unos días.

- Ah, ok...debo irme, los veo después.

Se despidió de cada uno, yendo para su departamento y sacando la llave para abrir la puerta.

Le alegraba volver les a ver, pero sabía que alguien faltaba, y por alguna razón también quería volver a ver.

Leah había dado a luz un mes antes, era una buena mamá y esposa responsable.

Madison la visitaba cada dos días, por ir a ver a su sobrino. Tenian buena conexión y este se calmaba al ser cargado por ella.

Eran las 4, quería dormirse por el gran sueño que sentía, pero tenía hambre y se cocinaría algo y se dedicaría a ver una película o algo así.