Arco III: Lirium

1K 183 3
                                    

«A Dios le entregué un lirio.

Tenía pétalos blancos, suaves al tacto y en su danza se inclina con devoción a la lluvia y al sol, al creador del cielo y la tierra.

A Dios le entregué un lirio.

La fe y devoción es excelsa. Creo en él, el lirio se inclina, su tallo se rompe. Se inclinó a lo mundano, no a lo divino. Pero así es su voluntad.

A Dios le entregué un lirio.

Mis pétalos ahora tienen manchas rojas, mis pétalos ya no puedo cerrar, mi tallo ya no se puede enderezar.

A Dios le entregué un lirio.

Permanezco reclinado a lo mundano, con algo divino chorreando entre mis piernas, con el amor de Dios creciendo en mis entrañas. Lleno de gozo, dice Dios, que debo estar.

A Dios le entregué un lirio.

Y me volví ángel. Y mis huesos dejaron de doler, y mi tallo se enderezó, y mis pétalos se cerraron y alcé la mirada al sol, me bañé en el rocío, me empapé del aire chocando contra mi rostro. Mi velo vuela, mis pies sangran.

A Dios le entregué un lirio.

Mi tallo fue arrancado y me encerraron en un jarrón de cristal. No crezco, sólo padezco, duermo sobre mi llanto, me inclino hacia mi propio reflejo en el espejo. Me inclino ante mí, atado a la represión de mi propia alma.

Porque a Dios le entregué un lirio.

Y en adelfa me convirtió.»

El Lirio Entre Las Adelfas ||TK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora