Daegu, Corea del sur
A través de una pequeña ventana en una casa rústica, un joven de dieciocho años se asomó cautelosamente entre la seda de las cortinas, viendo al subinspector Kang bajarse de su auto. Sus botas de cuero pisaron el pasto con decisión y firmeza, como si lo que fuera a hacer en su casa ya hubiese sido premeditado durante las cuatro horas de viaje que tomaba llegar de Seúl a ese pequeño pueblo en las más lejanas tierras de la ciudad de Daegu, ciudad en la cual no se acababa de instalar del todo y que no dejaba nada que envidiar de las desoladas y rurales tierras de Lausana.
Aunque no la ve, sabe que su abuela está de pie en el pórtico, con su clásica posición erguida y mirada fría, sus platinados cabellos cubiertos por su velo, ocultando un cuerpo esbelto bajo pesadas telas de ropa. El señor Kang hace una reverencia y escucha el crujir de la madera, indicando que ambos ya se encontraban en la casa.
Rápidamente, se escabulló fuera de su habitación, usando dos ganchos de cabello para abrir la cerradura siendo lo suficientemente hábil como para abrirla en segundos y esconderse entre los barrotes de madera de las escaleras. Su abuela le sirve un humeante té de hierbabuena y se sienta a un lado de él, mirándolo fijamente, a la expectativa.
- ¿Valerian? -Cuestionó Kang, mirando a los alrededores.
Aunque su nombre es pronunciado, no se tensa y se agarra mejor de los barrotes de madera, ocultándose en la sombra.
-Arriba. -Responde su abuela y rápidamente, añade-: Encerrado.
-Bien. -Suspira el subinspector y luego de una breve pausa que se toma para beber, habla nuevamente-. Ophelia, te tengo malas noticias.
La mujer aguarda en silencio, alzando una de sus cejas y frunciendo sus labios. Kang desciende la mirada al sentirse intimidado por esos ojos negros que lo miran fijamente.
-Ha escapado de la cárcel. Es premisa en todos los noticieros.
Valerian amplía su mirada, apretando con más fuerza los barrotes, sintiendo un vuelco en su corazón. Ophelia no expresa su estupefacción, pero puede notar su inquietud cuando aprieta sus manos sobre la mesa, negándose a abandonar su posición dominante.
- ¿Y a dónde se dirige?
-No es concreto todavía. El teniente Kim NamJoon concluyó que saldría del país, posiblemente, a Francia. Si hubiera estado por estos lados, lo habrían visto.
-Un criminal como él ni siquiera debió pisar el exterior sin que lo acribillaran a tiros. -Replicó Ophelia, tirando el pocillo de porcelana al suelo, regando el contenido.
Ophelia se puso de pie y Valerian se escondió en la pared del pasillo, agudizando su oído.
- ¿Tiene cómplices?
-Dos en prisión. El teniente Kyun interrogó a uno de ellos, un omega. Incluso lo violó, pero no escupió nada. También hay otro... En el exterior, se sabe que es un omega que estuvo en prisión un par de meses por asesinato. Se rumorea que los dos tienen un amorío.
Ophelia soltó una risa amarga, cargada de resentimiento.
-Un omega con otro omega. Vaya abominación. Valerian no puede saber que su padre está fuera de la cárcel, Kang, ¿Lo entiendes?
-Sí, señora. La policía hace lo que puede.
- ¡Pues no es suficiente! -Exclamó la mujer, golpeando la mesa-. Asegúrense de que vuelva al nido de ratas del que viene y que ese... Omega entre con él. Cuando eso ocurra, quiero que les den una lección a ambos. Pagaré más si tengo que, pero quiero que los despedacen.
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El Lirio Entre Las Adelfas ||TK||
Fiksi Penggemar"La ventaja de nacer con el veneno dentro" ----------- Jungkook ama dos cosas: El dinero y su libertad. Cuando es despojado de ambas luego de matar a sangre fría a su alfa infiel, condenándose a pasar veinte años en la prisión de alta seguridad de C...