Capítulo 32: Una calma antes de la tormenta.

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Pov Annabeth

No hablamos mucho al salir de las Cavernas de Carlsbad. Rachel nos encontró una salida diferente de la cueva, pero era tan estrecha que tuvimos que arrastrarnos en fila india. Más adelante, escuché a Percy preguntarle a Rachel sobre algo. Ella respondió con respuestas monosilábicas, justo como cuando la había insistido sobre su familia. Después de un tiempo, se rindió.

Los túneles de regreso a Nueva York estaban libres de amenazas o trampas. Tal vez con Minos fuera y el ejército de Luke dirigiéndose al campamento, no quedó nadie allí para detenernos. O tal vez Dédalo estaba ayudando de alguna manera, haciendo que el Laberinto fuera más amigable y acogedor.

En el camino, nos contamos todo lo que había sucedido desde que nos separamos. Grover y Tyson contaron sus aventuras en el túnel de las raíces. Habían sobrevivido a un duelo con algunos de los hombres de Luke, una lucha con una serpiente gigante y un derrumbe.

Nico nos contó cómo Minos lo había llevado hasta Kelli y los lestrigones. Alex y yo hubiéramos preferido omitir el fiasco de Mount St Helens, pero, por supuesto, Grover y Tyson preguntaron al respecto. Contamos nuestra aventura en el volcán con el más breve de los detalles. Rachel arqueó las cejas. Alex se había saltado esta parte de la historia cuando la reclutamos.

Tyson se angustió cuando se enteró de los telkhines, que profesaba que eran los enemigos naturales de los cíclopes. Estaba aún más triste porque Alex, Percy y yo habíamos quedado atrapados en un volcán sin su ayuda. Me dio un abrazo tan fuerte que lo perdoné en el acto por llamar bonita a Rachel.

La voz de Alex vaciló cuando mencionó haber sido abandonado en una isla desierta. También evitó cuidadosamente mirar a Grover cuando hablaba. Si hubiera tenido alguna duda sobre qué isla fantasma había sido, definitivamente ahora se habían disipado.

Grover sonrió con complicidad. Habría dado un millón de hilos de Ariadne por saber qué estaba sintiendo sobre su habilidad para sentir emociones.

Les hablamos de la arena, del taller de Dédalo y de la fortaleza del monte Otris. Alex apartó la vista de mí con mucho cuidado cuando mencionó a Cronos emergiendo del sarcófago en el cuerpo de Luke.

-Había algo extraño en ese sujeto.- Dijo Nico. -Sentí... algo del inframundo.-

-No está muerto.- Dije, con más dureza de lo que pretendía. -Sólo porque sientes gente muerta todo el tiempo, no significa que lo esté.-

Nico retrocedió ante mi tono. Alex abrió la boca, presumiblemente para objetar.

-Ni siquiera empieces.- Espeté, y él levantó las manos.

-En serio, ustedes dos.- Grover regañó. -Ya basta.-

-Sólo iba a decir que somos del mismo equipo.- Alex me dio una mirada cuestionadora, y giró los ojos a Nico.

Suspiré y me volví hacia Nico.

-Lo siento.- Dije. -No quise criticarte. Y gracias. Deberíamos haber dicho eso antes. Si no hubieras hecho ese truco con las piedras... estaríamos muertos. Vamos a necesitar tus habilidades cuando lleguemos al campamento.-

-Sí.- Percy me respaldó rápidamente. -Yo también debería haber dicho eso.-

Nico se puso rojo y se miró los pies. Tuve una visión repentina de mí mismo comportándome de la misma manera hace unos años cada vez que Luke me lanzaba un cumplido. Estaba empezando a tener más que una ligera sospecha sobre los sentimientos del niño.

-Sigamos.- Alex avanzó. -Ya habrá tiempo para hablar de eso.-

Al final salimos de la entrada del Laberinto en el Marriott Marquis. La luz del sol era prácticamente cegadora después de nuestro largo viaje subterráneo. Alex nos condujo a un callejón desierto, donde procedió a dar un fuerte silbido.

-Imprudente.- "La Batalla del Laberinto." (Saga Percy Jackson x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora