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Dongmin y Bin habían acordado asistir a un chequeo médico, gracias a la sugerencia de la madre del azabache, podían ir a uno que sería bastante discreto por la privacidad de ambos.

Así que ahora estaban esperando pacientemente su turno en aquella clínica privada, con sus manos entrelazadas y sus corazones latiendo a mil por segundo.

—¿Estás nervioso?—preguntó el azabache, pues la mano del rubio temblaba levemente.

—Lo estoy...

—¿Sabes? Esto es demasiado repentino y pronto, pero... No me siento mal al respecto... Creo que es algo... Lindo.

—¿Qué?

—No es como si nuestras vidas fueran a acabarse, digo, podemos ir a citas, seguir durmiendo juntos, compartir cada momento, seguiremos siendo tu y yo, y luego seremos tu, la nena y yo.

—¿Nena? ¿Cómo estás tan seguro de que es una niña?

—No lo estoy, solo estoy manifestándolo, así que mientras no sepamos su sexo, será una nena para mí—El rubio arqueó una ceja, aquello era realmente sorprendente y tierno.

—Tu en serio quieres una niña...

—No lo dije bromeando cielo...

Los motes cariñosos no eran algo nuevo en Bin, sin embargo está vez Dongmin se sentía distinto, podía sentir cada fibra de amor emanada por el azabache, es como si sus palabras transmitieran tanto cariño que era simplemente imposible pasarlo desapercibido.

—¿Lee Dongmin?—El rubio miro a la enfermera frente a ellos con una sonrisa y asintió, era el momento.

Juntos tomados de la mano se dirigieron al consultorio del ginecólogo, esperando encontrar a un hombre mayor y canoso detrás de aquel escritorio, pero fue todo lo contrario cuando vieron aquel chico bastante joven, de cabello castaño y ojos gatunos, bastante atractivo.

—¡Vaya! Es un placer tenerlos aquí, por favor tome asiento.

Bin sentía una pequeña molestia al ver a dicho ginecólogo, esperaba que ese hombre no tocara mucho a Dongmin o explotaría en celos.

—Tengo entendido que el está embarazado, cuéntame Dongmin ¿Cómo has estado con todo esto?

—Hmm bueno, tengo muchas náuseas y los vómitos llegan a ser insoportables, hasta ahora eso a sido el mayor problema, creo...—El medico asintió y con una sonrisa dijo:

—De hecho es normal, los vómitos pueden durar incluso hasta el final del embarazo, esperemos y este no sea el caso, sin embargo puedo recetar algunas pastillas para aliviarlos, ahora te haré unas preguntas de rutina antes del ultrasonido ¿De acuerdo?

El rubio asintió colaborando en todas las preguntas que el médico le hizo, sintiendo vergüenza por las que eran un poco íntimas y la presencia del azabache a su lado.

Cuando las preguntas acabaron procedieron a ingresar al área donde le harían un ultrasonido al rubio, los nervios estaban presentes en cada instante, a pesar de tener al pelinegro a su lado.

Aún más cuando fue recostado en una camilla y el médico se sentó a un lado, todo era completamente nuevo, Dongmin no sabía ni siquiera para que servía cada utensilio o aparato en ese lugar.

—Bien veamos a este bebé—Con una sonrisa nerviosa, el rubio levantó su camisa mostrando su pequeño bultito, sin embargo el médico bajo la pretina de su pantalón un poco, mostrando su vientre y un poco más abajo.

Inmediatamente Bin se sintió posesivo, por eso apretó la mano de Dongmin con fuerza.

El transductor ultrasónico pasaba por el vientre del rubio de manera circular haciendo un poco de presión, los tres estaban atentos a la pequeña pantalla en espera de ver a un bebé ahí, pero para la mala suerte de los dos no entendían absolutamente nada de lo que se veía.

El médico sonrió al ver las caras interrogantes en los dos, señalándoles lo importante, el tamaño del bebé, y los latidos de su corazón, Dongmin tenía aproximadamente nueve semanas de embarazo, por lo tanto saber el sexo del bebé era casi imposible.

Así que ambos se conformaron con saber que el pequeño estaba bien, todos los nervios que sintieron desaparecieron con cada bum del pequeño corazón acelerado del bebé en el vientre del rubio, todo lo que los abrumaba y los distanciaba simplemente desapareció.

Después de escuchar los consejos del médico en cuanto a los cuidados que Dongmin requería, al igual que los exámenes que debía realizarse para verificar su salud, ambos salieron de aquella clínica tomados de las manos y con una felicidad indescriptible en sus corazones.

Tenían un almuerzo con los padres del cantante, al que también se unirían Sanha y Minhyuk.

Cuando llegaron a la casa de los padres de Bin, el rubio bajo del auto de la mano del azabache, con sonrisas en su rostro sin saber que no eran los únicos emocionados y felices, pues la señora Moon los esperaba emocionada.

—¡Mamá ya llegamos!—La mujer salió de la nada corriendo inmediatamente hacia el rubio, ignorando por completo a su hijo.

—¡Oh querido ven conmigo! Te hice pastelitos de zanahoria, debes estar hambriento—El rubio sonrió y asintió siguiendo a la madre del mayor.

Parecía bastante entusiasmada con su presencia y eso le alegraba muchísimo, pues la mujer actuaba como una madre normal lo haría con su hijo.

—Parece que está emocionada con Dongmin ¿No?—hablo el pelinegro a su padre quien se poso a su lado mirando como su mujer se llevaba al rubio al comedor con una sonrisa y sin dejar de parlotear.

—No la culpes, un bebé era lo último en lo que pensábamos, pero quizás lo que más necesitamos por aquí...—Bin miro a su padre con el ceño fruncido

—¿A qué te refieres?

—Hace mucho dejaste tu hogar, tu casa y tu familia, no te culpo, seguías tu sueño y no sabes lo orgulloso que me siento porqué lo lograste, si embargo nos perdimos tanto de ti, que es inevitable pensar que siempre estamos solos a pesar de tenerte en otra ciudad.

Aquello hizo que el corazón del cantante se estrujara, la imagen de su madre dandole los pastelitos a Dongmin en la boca, como si fuera un niño pequeño para ella, lo hizo sentir nostálgico.

—Lo siento tanto...—Murmuro cabizbajo.

—No lo hagas hijo, no hiciste nada malo, sin embargo—El hombre señaló la imagen frente a ellos—Considera que estará muy presente en el embarazo y crianza de ese bebé, porque créeme, lo hará.

Ambos rieron, hasta que el timbre de la casa fue sonado, el hombre miro a la puerta con el ceño fruncido.

—Tu dolor de cabeza a llegado —Dijo el azabache antes de empezar a caminar hacia su rubio bonito siendo alimentado por su madre.

—¿Mi dolor de cabeza? ¡Ey!

—¡Padre abre la puerta!—La voz de Minhyuk resonó detrás de la puerta de madera.

Entonces el hombre maldijo a sus adentros porque realmente Minhyuk era como ese hijo menor problemático y bromista, su dolor de cabeza.

Car's outside (+18) | BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora