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—¡Dongmin debes calmarte! Piensa en el bebé.

El pelirrojo intentaba en un acto desesperado hacer reaccionar de manera correcta a su mejor amigo, pues Dongmin estaba sumergido en un mar de llanto bastante agobiante.

Aquellas palabras habían sido tan significativas para el, pero lo que realmente le rompió el corazón fue ver al azabache dedicarle aquella canción con sus ojos cristalizados, saber que Bin de verdad si lo quería, saber que era lo suficientemente importante para el como para poner su carrera en riesgo y cantarle frente a miles de personas, lo hacía sentir un desagradecido.

No había nada que pudiera tranquilizarlo, ni siquiera el saber que tenía un bebito en su vientre, un bebé de Bin, de su Bin, uno del que el idol no sabia porque el había sido demasiado cobarde y egoísta como para decírselo.

Aún que eso estaba un poco lejos de realidad.

Dicho azabache había ingresado al hotel acompañado de Minhyuk, con una multitud de fans detrás de ellos, siendo retenidas por la seguridad del edificio, lo menos que le importaba a Bin en esos momentos eran terceras personas, ni siquiera el hecho de que sacarían todo de contexto e hiciera teorías estúpidas de el y Minhyuk.

El solo quería ver a Dongmin, quería abrazarlo, quería besarlo y decirle cuanto le importaba.

Así que cuando ambos llegaron a esa puerta, Minhyuk la tocó con desespero, tras unos minutos la puerta fue abierta por un Sanha desesperado, el mismo que al ver a Minhyuk se abalanzó a el aferrándose a un abrazo.

Los fuertes sollozos de Dongmin fueron oídos por el azabache y esa fue la señal que necesitaba para entrar a aquella habitación.

Guiado por aquellos sonidos que le rompían el corazón, lo encontró, hecho bolita en la cama, abrazando sus rodillas y llorando con su cara escondida en ellas, verlo así tan vulnerable lo hizo sentir bastante mal, como si fuera el culpable de aquella situación, todo el peso de la tristeza de Dongmin caía como dos piedras gigantes en sus hombros.

Con un nudo en su garganta se acercó, subiéndose a la cama para posarse detrás de el rubio, sus brazos lo envolvieron en un cálido abrazo, dejando sus manos en el vientre del contrario mientras se permitía oler el característico aroma del rubio, ese que conocía a la perfección.

—No llores cielo—el cuerpo del rubio se tenso al escuchar su voz, como si lo hubiera traído de golpe a la realidad, sintió su cuerpo abrazando el de el y sus manos en aquel lugar donde su bebé se mantenía calentito y a salvó— Estoy aquí bebé, siempre estoy aquí...

Cómo si las palabras del azabache fueran un tranquilizante, Dongmin saco la cara de sus rodillas aún con sus ojos cerrados y su cara llena de la humedad de sus lágrimas.

—No importa lo que el mundo diga, yo seguiré aquí para ti, en cualquier momento que me necesites, en cualquier lugar, a dónde sea iré por ti, estoy aquí Dongmin y no quiero irme, por favor no lo hagas tu...

El corazón de ambos vibró ante la sensación de tenerse a ambos, porque era el inició de lo que realmente querían, porque no necesitaban nada más que al otro para sentirse felices.

Fue así como el rubio volteó con rapidez abrazando al otro con fuerza, sollozando en la curvatura de su cuello.

Si en algún momento pensó que alejarse era la solución, ahora se daba cuenta cuan equivocado estaba, porque sentirse en los brazos de Bin le brindaba la protección y el cariño que tanto quería, ya no se sentía solo, es como si todo lo que lo abrumaba desapareciera dando paso al inmenso amor que Bin le tenía, porque se sentía amado, por supuesto que si.

Mientras la escena era vista por los otros dos seres abrazados que con una sonrisa se miraron, quizás las cosas no habían salido conforme al plan, sin embargo había triunfado el amor y ellos habían sido un pequeño empujoncito para aquellos dos, era momento de dejarlos solos.

🎶🎶🎶


El azabache secaba el cabello de Dongmin con una sonrisa, después de aquella escena y haber tranquilizado por fin al rubio, Bin decidió que era mejor idea llevarlo a casa de sus padres para poder tener un momento para ellos, sabía que la empresa estaba llamándolo como loco, sabía que las redes sociales estaban colapsando por sus fans y a eso sumándole la golpiza que le había dado a Jackson.

Pero, para el atender a su rubio bonito era lo primordial, necesitaba alejarse quizás por un día de todo y concentrarse en el, así que apagó su teléfono, aún le quedaban dos días en Busán antes de partir a la próxima ciudad.

—¿Ya te sientes bien? ¿Estás calentito cielo?

El rubio asintió, sintiéndose anonadado por las atenciones que Bin le estaba dando.

—Vamos a comer algo y luego dormiremos, mañana mis padres nos llenarán de preguntas—Dongmin rio asintiendo bajo la atenta mirada Enamorada de Bin, ambos entrelazaron sus manos y bajaron.

La casa de los padres de Bin no era demasiado lujosa, si era bonita, cómoda y espaciosa pero no era una casa último modelo actualizada, como la de Bin, sin embargo esa calidez hogareña era irrefutable, Dongmin se sentía bastante cómodo ahí.

Los padres de Bin estaban expectantes, querían saber todo de Dongmin, emocionados y desesperados, pero al ver cómo ambos habían llegado y el gran desastre que estaba desatado en redes sociales, decidieron que era mejor esperar y darles su espacio.

Aún así, la madre del azabache les preparó una cena deliciosa y les dejo la mesa servida para ambos.

Así que los dos tomaron asiento en aquella mesa, los olores de una buena comida se colaron por las fosas nasales del rubio haciéndolo salivar ante la expectativa, hace mucho no sabía lo que era comer una buena comida casera, de hecho en su vida eran contadas más veces que había comido algo así.

Por eso cuando Bin destapó los recipientes que contenían aquella comida, el rubio se sintió levemente mareado.

—¿Estás bien cariño?—Bin se preocupo al ver el semblante levemente pálido en Dongmin.

—Si...—murmuro tragando grueso, ahora tenía demasiada hambre.

—¿Tienes hambre ?—El rubio asintio y Bin acató aquello como una orden directa, con una sonrisa en su rostro no perdió tiempo y alimentó a su rubio para luego llevar todo al lavaplatos.

—Tranquilo, yo me encargo—la voz de su madre resonó entrando a la cocina, con una mano acarició la espalda de su hijo dejando un beso en el lugar—Ve con el, debe tener sueño.

—Gracias mamá—murmuro dejando un beso en su frente para luego ir por Dongmin al comedor, dónde lo había dejado sentado.

Se acercó a el tomando su mano, nuevamente guiándolo a su antigua habitación.

Y ahí.

En la oscuridad de aquella habitación Bin por fin junto los labios de ambos, era un beso lento pero lleno de sentimientos, aún y cuando ambos se recostaron les era imposible despegar sus cuerpos, las manos de Bin abrazaron con fuerza al rubio, pegando su espalda del pecho del mayor, Dongmin se sentía tranquilo y sereno, por fin podría dormir después de tiempo de no poder hacerlo.

La mano de Bin subió de su cadera al vientre del rubio, no estaba plano del todo, se podía sentir un bultito bastante pequeño, que para cualquiera significaría que el rubio estaba subiendo de peso pero la verdad era que ahí estaba creciendo el bebé de ambos.

—Así que seré papá ¿Eh?—susurró el azabache en el oído del rubio, haciendo que este riera flojito—Me gusta la idea...

Car's outside (+18) | BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora