CAPÍTULO 10. VUELO CON EL HIPOGRIFO.

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Se pusieron en camino hacia su primera clase de Cuidado de Criaturas Mágicas. Ron y Hermione no se dirigían la palabra. Harry y Sky venían platicando del próximo partido de Quidditch delante de ellos, mientras descendían por el césped hacia la cabaña de Hagrid.

Hagrid aguardaba a sus alumnos en la puerta de la cabaña. Estaba impaciente por empezar.

—¡Vamos, dense prisa! —gritó a medida que se aproximaban sus alumnos— ¡Hoy tengo algo especial para ustedes! ¡Una gran lección! ¿Ya está todo el mundo? ¡Bien, siganme!

Hagrid anduvo por el límite de los árboles y cinco minutos después se hallaron ante un prado donde no había nada.

—¡Acérquense todos a la cerca! —gritó— Asegurense de que tengan buena visión. Lo primero que tienen que hacer es abrir los libros…

—¿De qué modo? —dijo la voz fría y arrastrada de Draco Malfoy.

—¿Qué? —dijo Hagrid.

—¿De qué modo abrimos los libros? —repitió Malfoy.

—¿Nadie ha sido capaz de abrir el libro? —preguntó Hagrid decepcionado. Casi toda la clase entera negó con la cabeza, menos Sky.

—Yo si se, profesor. Solo tienes que acariciar el lomo del libro —Harry la volteó a ver impresionando, eso le hubiera ahorrado que perdiera un zapato.

—Exacto, muy bien Sky—dijo Hagrid contento que al menos alguien supiera— Miren…

Cogió el ejemplar de Hermione y desprendió el celo mágico que lo sujetaba. El libro intentó morderle, pero Hagrid le pasó por el lomo su enorme dedo índice, y el libro se estremeció, se abrió y quedó tranquilo en su mano.

—¡Qué tontos hemos sido todos! —dijo Malfoy despectivamente— ¡Teníamos que acariciarlo! ¿Cómo no se nos ocurrió?

—Yo… yo pensé que les haría gracia —le dijo Hagrid a Sky, dubitativo.

—¡Ah, qué gracia nos hace…! —dijo Malfoy— ¡Realmente ingenioso, hacernos comprar libros que quieren comernos las manos!

—Cierra la boca, Malfoy —le dijoHarry en voz baja y Sky en voz alta, Malfoy ignoró a Sky.

—Bien, pues —dijo Hagrid— Así que… ya tienen los libros y… y… ahora les hacen falta las criaturas mágicas. Sí, así que iré a por ellas. Esperen un momento… Se alejó de ellos.

—Dios mío, este lugar está en decadencia —dijo Malfoy en voz alta— Estas clases idiotas… A mi padre le dará un patatús cuando se lo cuente.

—Cierra la boca, Malfoy —repitió Harry, Sky estaba roja del enojo.

—Cállate Malfoy —dijo Sky, pero Malfoy la volvió a ignorar.

—Cuidado, Potter, hay un dementor detrás de ti.

—¡Uuuuuh! —gritó Lavender Brown, señalando hacia la otra parte del prado.

Trotando en dirección a ellos se acercaba una docena de criaturas. Tenían el cuerpo, las patas traseras y la cola de caballo, pero las patas delanteras, las alas y la cabeza de águila gigante.

—¡Hipogrifos! —gritó Hagrid alegremente, haciendo a sus alumnos una señal con la mano— ¿A que son hermosos?

—¡Si, preciosos! —dijo Sky viéndolos con asombro.

—Venga —dijo Hagrid sonriéndoles— si quieren acercarse un poco…

—Lo primero que tienen que saber de los hipogrifos es que son orgullosos —dijo Hagrid— Se molestan con mucha facilidad. Nunca ofendan a ninguno, porque podría ser lo último que harán.

Sky Swift y El Prisionero De Azkaban Donde viven las historias. Descúbrelo ahora