Estaba calentito y lleno de gente, de bullicio y de humo.
—Ésa es la señora Rosmerta —dijo Ron— Voy por las bebidas, ¿eh?.
Harry y Hermione se dirigieron a la parte trasera del bar, donde quedaba libre una mesa pequeña, entre la ventana y un bonito árbol navideño, al lado de la chimenea.
Ron regresó cinco minutos más tarde con tres jarras de caliente y espumosa cerveza de mantequilla. Era lo más rico que había probado nunca.
La puerta de Las Tres Escobas, se abrió, entró por ella, el profesor Flitwick y la profesora McGonagall, los seguía Hagrid muy de cerca, y Cornelius Fudge, el ministro de Magia.
En menos de un segundo, Ron y Hermione obligaron a Harry a agacharse y esconderse debajo de la mesa, empujándolo con las manos. Hermione susurró:
—¡Mobiliarbo! El árbol de Navidad que había al lado de la mesa se elevó unos centímetros, se corrió hacia un lado y se volvió a posar delante de ellos, ocultándolos.
—Una tacita de alhelí…
—Para mí —indicó la profesora McGonagall —Dos litros de hidromiel caliente con especias…
—Gracias, Rosmerta —dijo Hagrid —Un jarabe de cereza y gaseosa con hielo y sombrilla.
—El ron de grosella tiene que ser para usted, señor ministro.
—Gracias, Rosmerta, querida —dijo Fudge— Estoy encantado de volver a verte. Tómate tú otro, ¿quieres? Ven y únete a nosotros…
—Muchas gracias, señor ministro.
—¿Qué le trae por estos lados, señor ministro? —dijo la señora Rosmerta.
—¿Qué va a ser, querida? Sirius Black. Me imagino que sabes lo que ocurrió en el colegio en Halloween.
—Sí, oí un rumor —admitió la señora Rosmerta.
—¿Se lo contaste a todo el bar, Hagrid? —dijo la profesora McGonagall enfadada.
—¿Cree que Black sigue por la zona, señor ministro? —susurró la señora Rosmerta.
—Estoy seguro —dijo Fudge escuetamente.
—¿Sabe que los dementores han registrado ya dos veces este local? —dijo la señora Rosmerta— Me espantaron a toda la clientela. Es fatal para el negocio, señor ministro.
—Rosmerta querida, a mí no me gustan más que a ti —dijo Fudge— Pero son precauciones necesarias… Son un mal necesario. Acabo de tropezarme con algunos: están furiosos con Dumbledore porque no los deja entrar en los terrenos del castillo.
—Menos mal —dijo la profesora McGonagall— ¿Cómo íbamos a dar clase con esos monstruos rondando por allí?
—Bien dicho, bien dicho —dijo el profesor Flitwick.
—De todas formas —objetó Fudge— están aquí para defendernos de algo mucho peor. Todos sabemos de lo que Black es capaz…
—¿Saben? Todavía me cuesta creerlo —dijo la señora Rosmerta— De toda la gente que se pasó al lado Tenebroso, Sirius Black era el último del que hubiera pensado… Quiero decir, lo recuerdo cuando era un niño en Hogwarts. Si me hubieran dicho entonces en qué se iba a convertir, habría creído que habían tomado demasiado hidromiel.
—No sabes la mitad de la historia, Rosmerta —dijo Fudge— La gente desconoce lo peor.
—¿Lo peor? —dijo la señora Rosmerta con curiosidad— ¿Peor que matar a toda esa gente?
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Sky Swift y El Prisionero De Azkaban
FanfictionEl tercer año llegará, muchos cambios, verdades que saldrán a la luz, sentimientos pero tal vez... una amistad se rompa... o ¿no? La historia de Harry Potter le pertenece a J.K Rowling, sólo Sky y algunas partes me pertenecen.