CAPÍTULO 26. DE NUEVO JUNTOS.

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—Ya saben lo que tienen que hacer —dijo Wood cuando se disponían a salir del vestuario— Si perdemos este partido, estamos eliminados. Sólo… sólo tienen que hacerlo como en el entrenamiento de ayer y todo irá de perlas.

Salieron al campo y fueron recibidos con un aplauso tumultuoso. El equipo de Ravenclaw, aguardaba ya en el campo. La buscadora, Cho Chang, le sonrió cuando los equipos se alinearon uno frente al otro, desconcertado volteó a ver a Sky, quien le sonreía a Fred, quería que ella le sonriera a él.

—Wood, Davies, dense la mano —ordenó la señora Hooch.

—Monten en las escobas… Cuando suene el silbato… ¡Tres, dos, uno!

—Han empezado a jugar y el objeto de expectación en este partido es la Saeta de Fuego que monta Harry Potter, del equipo de Gryffindor. Según la revista El mundo de la escoba, la Saeta es la escoba elegida…

—Jordan, ¿te importaría explicar lo que ocurre en el partido? —interrumpió la voz de la profesora McGonagall.

—Tiene razón, profesora. Sólo daba algo de información complementaria. La Saeta de Fuego, por cierto, está dotada de frenos automáticos y…

—¡Jordan!

—Vale, vale. Gryffindor tiene la pelota. Sky Swift se dirige a la meta…

Harry pasó como un rayo al lado de Sky y en dirección contraria, Cho Chang le pisaba los talones. La jugadora volaba muy bien.

—Enséñale cómo se acelera, Harry —le gritó Fred al pasar velozmente por su lado en persecución de una bludger que se dirigía hacia Sky.

Harry aceleró la Saeta al rodear los postes de la meta de Ravenclaw, seguido de Cho. La vio en el momento en que Sky conseguía el primer tanto del partido, esa era su Sky.

—¡Gryffindor gana por ochenta a cero! ¡Y miren esa Saeta de Fuego! Potter le está sacando partido. Vean cómo gira. La Cometa de Chang no está a su altura. La precisión y equilibrio de la Saeta es realmente evidente en estos largos…

—¡JORDAN! ¿TE PAGAN PARA QUE HAGAS PUBLICIDAD DE LAS SAETAS DE FUEGO? ¡SIGUE COMENTANDO EL PARTIDO!

Harry vio un destello dorado y un aleteo de pequeñas alas: la snitch rodeaba la meta de Gryffindor. Harry aceleró con los ojos fijos en la mota de oro que tenía delante. Pero un segundo después surgió Cho, bloqueándole.

—¡HARRY, NO ES MOMENTO PARA PORTARSE COMO UN CABALLERO! —gritó Wood cuando Harry viró para evitar una colisión, él volteo vio que Sky también lo veía, no quería que pensará que le gustaba esa chica—¡SI ES NECESARIO, TÍRALA DE LA ESCOBA!

Harry volvió la cabeza y vio a Cho. La muchacha sonreía, volteó a ver a Sky de nuevo, pero ella tenía de nuevo la pelota y vio la snitch. Entonces…

—¡Ah! —gritó Cho, señalando hacia abajo.

Harry se distrajo y bajó la vista. Tres dementores altos, encapuchados y vestidos de negro lo miraban. No se detuvo a pensar. Metió la mano por el cuello de la ropa, sacó la varita y gritó:

—¡Expecto patronum! Algo blanco y plateado, enorme, salió de la punta de la varita.

Alargó la mano, con la que aún empuñaba la varita, y pudo hacerse con la pequeña y rebelde snitch. Se oyó el silbato de la señora Hooch.

Al momento siguiente, todo el equipo lo abrazaba tan fuerte que casi lo derribaron de la escoba.

—¡Éste es mi valiente! —exclamaba Wood una y otra vez. Katie y Angelina besaron a Harry, y Fred le dio un abrazo tan fuerte.

Sky Swift y El Prisionero De Azkaban Donde viven las historias. Descúbrelo ahora