El tercer año llegará, muchos cambios, verdades que saldrán a la luz, sentimientos pero tal vez... una amistad se rompa... o ¿no?
La historia de Harry Potter le pertenece a J.K Rowling, sólo Sky y algunas partes me pertenecen.
La mañana del día de Halloween, desayunaron todos juntos.
—Te traeremos un montón de golosinas de Honeydukes —le dijo Hermione
—Sí, montones —dijo Ron. Por fin habían hecho las paces.
—No se preocupen por mí —dijo Harry— Ya nos veremos en el banquete. Diviértanse.
Los acompañó hasta el vestíbulo, donde Filch, señalaba los nombres en una lista, examinando detenida y recelosamente cada rostro y asegurándose de que nadie salía sin permiso.
—¿Te quedas aquí, Potter? —gritó Malfoy— ¿No te atreves a cruzarte con los dementores?
Harry no le hizo caso y volvió solo a la torre de Gryffindor. Éste no se percató del acto que estaba haciendo Sky, se acercó a la profesora McGonagall y le dijo que no se sentía muy bien, que si se podía quedar en el castillo, ella no le creyó sabía la razón, pero la dejo.
—¿Qué pasa, Ojitos? ¿Por qué te acercaste a la profesora McGonagall? —le preguntó Ron.
—Porque no iré
—¡¿Qué?! —exclamaron Hermione y Ron al mismo tiempo.
—Si me quedaré con Harry, ustedes vayan y diviértanse
—Pero era nuestra primera salida juntos…
—Lo sé, Ronnie. Lo siento pero no podemos dejarlo solo, tráeme muchos dulces —dijo mientras le pasaba monedas— ahora los dejó, tengo que alcanzarlo.
Harry con desgana entró en la sala común. Estaba repleta de niños de primero y de segundo, todos hablando.
—¡Harry! ¡Harry! ¡Hola, Harry! —Era Colin Creevey— ¿No vas a Hogsmeade, Harry? ¿Por qué no? ¡Eh! ¡si quieres puedes venir a sentarte con nosotros!
—No, graci…—dijo Harry, cuando oyó una voz familiar que hizo que volteaba rápidamente casi lastimando su cuello.
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—No puede Colin, ya habíamos quedado, para la otra —le dijo Sky dándole una sonrisa.
—¡Sky! ¿Qué haces aquí? ¿Y Hogsmeade? —preguntó Harry confuso.
—¡No te iba a dejar solo, ya tendre otra oportunidad de ir! Ahora tendremos un día juntos, bueno… ¿si quieres? —preguntó Sky dudosa.
Harry se le quedó viendo, era un gesto muy lindo de su parte, perdió la oportunidad de ir por él, cada vez se convencía más de lo que sentía por ella.
—Claro que quiero, pero no debiste perderte este día.
—Tonterías, no quería perderme un día contigo, como en las vacaciones. ¿Te acuerdas?
—Si —dijo Harry, eran sus días favoritos, las mejores vacaciones.
—¿Te parece ir al lago? —preguntó Sky, después de que Harry dijera que si. Se encaminaron hacia allá.
