CAPÍTULO 11. EL BOGGART

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El profesor Lupin no estaba en el aula cuando llegaron a su primera clase de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Todos se sentaron, sacaron los libros, las plumas y los pergaminos, y estaban hablando cuando por fin llegó el profesor.

—Buenas tardes —dijo— ¿Podrían, por favor, meter los libros en la mochila? La lección de hoy será práctica. Sólo necesitarán las varitas mágicas.

—Bien —dijo el profesor Lupin cuando todo el mundo estuvo listo— Si tienen la amabilidad de seguirme…

Éste los condujo a lo largo del desierto corredor. Doblaron una esquina. Al primero que vieron fue a Peeves, que flotaba boca abajo en medio del aire y tapaba con chicle el ojo de una cerradura.

Peeves no levantó la mirada hasta que el profesor Lupin estaba a medio metro y se puso a cantar una monótona canción:

—Locatis lunático Lupin, locatis lunático Lupin, locatis lunático Lupin…

Todos miraron de inmediato al profesor Lupin para ver cómo se lo tomaría. Ante su sorpresa, el mencionado seguía sonriendo.

—Yo en tu lugar quitaría ese chicle de la cerradura, Peeves —dijo amablemente— El señor Filch no podrá entrar por sus escobas.

Pero Peeves no prestó atención al profesor Lupin, salvo para soltarle una sonora pedorreta. El profesor Lupin suspiró y sacó la varita mágica.

—Es un hechizo útil y sencillo —dijo a la clase— Por favor, esten atentos.

Alzó la varita a la altura del hombro, dijo ¡Waddiwasi! y apuntó a Peeves. El chicle salió disparado del agujero y fue a taponar la fosa nasal izquierda de Peeves; éste se alejó como un bólido, zumbando y echando maldiciones.

—¡Chachi, profesor! —dijo Dean Thomas, asombrado.

—Gracias, Dean —respondió el profesor Lupin, guardando la varita— ¿Continuamos?

Se pusieron otra vez en marcha, los condujo por otro corredor y se detuvo en la puerta de la sala de profesores.

—Entren, por favor —dijo el profesor Lupin abriendo la puerta y cediendo el paso.

Snape estaba sentado en un sillón bajo y observó a la clase mientras ésta penetraba en la sala. Cuando el profesor Lupin entró y cerró la puerta tras él, dijo Snape:

—Déjela abierta, Lupin. Prefiero no ser testigo de esto —Se puso de pie y pasó entre los alumnos.

Ya en la puerta, giró sobre sus talones y dijo:

—Posiblemente no le haya avisado nadie, Lupin, pero Neville Longbottom está aquí. Yo le aconsejaría no confiarle nada difícil. A menos que la señorita Swift le esté susurrando las instrucciones al oído. Neville se puso colorado, y Sky solo bajó su cabeza.

—Tenía la intención de que Neville me ayudara en la primera fase de la operación, y estoy seguro de que lo hará muy bien.

Snape torció el gesto, pero salió de la sala dando un portazo.

—Ahora —dijo el profesor Lupin, acercándose a un  armario que tembló de repente, golpeando la pared.

—No hay por qué preocuparse —dijo con tranquilidad el profesor Lupin— Hay un boggart ahí dentro. El profesor vio la cara de Sky que comprendía todo y como sus ojos brillaron, realmente era Marjorie.

 El profesor vio la cara de Sky que comprendía todo y como sus ojos brillaron, realmente era Marjorie

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Sky Swift y El Prisionero De Azkaban Donde viven las historias. Descúbrelo ahora