Capítulo 13: Nuestra Decisión II

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Chicago, Noviembre, 1993

- Así que me están informando que vivirán juntos de ahora en adelante.

- Así es - dijiste entrelazando tu mano con la mía, sentados en el sofá, frente a mi padre, en su oficina.

- ¿Y qué esperan que les diga, si me dejan sin opciones?

- Que te alegras por nuestra alegría - Dije con aquella sonrisa que sabía lo desarmaba. Papá suspiró ruidosamente

- Me preocupa, si les digo la verdad. Candy no está fuera de peligro y la siento más segura en mi casa que fuera de ella, donde no puedo vigilarla.

- No se preocupe por eso George. Yo no la dejaré nunca sola y la cuidaré con mi vida.

- Mmmmm..... ¿Y dónde vivirán? ¿En tu casa?

- No, claro que no. Alquilamos un apartamento pequeño y muy cómodo cerca de la universidad. Entre los dos seremos capaces de salir adelante.

- Y tu familia, ¿Está de acuerdo?

- Aunque no lo estén. En este asunto tomo yo mis propias decisiones.

- No muchacho, !no me vengas con eso! - dijo mi padre subiendo un poco el tono de su voz - Tu hermana ha dado todo por tí y merece el mínimo de tu respeto. !Y tú, le debes ese respeto y toda tu consideración! - Esta reacción te tomó por sorpresa y un poco cohibido aceptaste:

- Tiene razón George, le debo mi respeto, mi amor, mi consideración, mi apoyo y todo lo que pueda darle. Pero esta decisión nos compete únicamente a Candy y a mí. A eso me refiero. Ella no me ha dicho que no, aunque no está contenta con que me vaya de casa. Pero supongo que un padre jamás estará de acuerdo con su hijo deje el nido, pero es algo que inevitablemente debe darse.

- Supongo que tienes razón....

- No te preocupes por mi, papi. Estaré bien.

- ¿Qué ingresos tienes, Albert?

- !Papá!... !Eso está totalmente fuera de lugar!

- No Candy... vivirán juntos... hay gastos... ¿Quién los cubrirá? ¿Tú?... ¿Yo?

- No te preocupes amor, tu padre tiene razón. - Levantaste tus ojos orgulloso y le dijiste - Trabajo con mi hermana en su tienda. Soy el encargado de conseguir clientes y proveedores. Mis ingresos son suficientes. No dejaré a Candy sola con la carga económica.

- Bien, pero ¿Qué te parece trabajar acá con nosotros? El bufete está en expansión, estamos contratando gente nueva para atender una nueva cuenta que conseguimos. No es un favor hacia tí. Estamos ya buscando a la persona. Si ingresas tu papelería en recursos humanos y llenas el perfil, podrías trabajar acá, lo que sería muy útil para tu carrera, ya que puedes empezar a acreditar horas de práctica profesional. El pago es justo, al menos el doble de lo que percibes ahora. Las condiciones y beneficios laborales son inmejorables. ¿Qué me dices?

- Gracias.. de verdad muchas gracias George... pero no... yo no podría dejar a mi hermana. Ella me necesita.

- No te preocupes por tu hermana, de ella me encargo yo - ambos lo vimos con cara de incredulidad. Él al darse cuenta pareció turbado y tras aclararse la garganta añadió - Quiero decir, que tu hermana y yo hemos hablado sobre su negocio y me asociaré con ella para inyectar un poco de capital y expandirlo a centros comerciales. Podemos contratar a alguien que realice tu trabajo.

Tú lo viste con una incredulidad creciente que se tiñó con un destello de desconfianza.

- Rose no me ha dicho nada al respecto.

- Seguramente porque no has podido, o querido hablar con ella.

- Seguramente....

- Entonces, ¿Cuál es tu respuesta? Aplicarás para el puesto acá en el bufete? Candy no trabajaría en la misma cuenta que tú, pero estarían en las mismas oficinas.

- Realmente... si usted se encargará del negocio de mi hermana - Dijiste haciendo énfasis en "el negocio" - no me queda más que agradecerle. Eso nos ayudaría bastante, tanto a mi hermana como a nosotros dos.

- ¿Entonces, es un si? A mí me hablas claro muchacho, las cosas por su nombre.

- Es un sí, George. !Muchas gracias!

- No me lo agradezcas. Has feliz a mi niña.

- Haré todo lo que esté en mis manos y más. !La cuidaré con mi vida!

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