PARTE 1: Dulce amor de juventud

60 8 2
                                    


CAPITULO 1: Nacida para ser mi Chica

Chicago, septiembre 1992

- ¿Mi recuerdo favorito contigo? !Sin duda, cuando nos conocimos! Me sentí totalmente arrollado por tu amor.

- !Te arrollé de verdad, Albert!... !Literalmente!

Pero yo no sentí el dolor del golpe de tu vehículo al impactarme. El golpe más fuerte, fue tu mirada desgarrando mi corazón para hacerse un espacio en él, a fuego. Con ese fuego verde de tus ojos. Tu voz, en mis oídos y en mi alma como música que aceleraba mi corazón cada vez que mencionabas mi nombre.

No sentí dolor, no sentí el tiempo, no sentí miedo oyendo tu voz llamarme. Cuando abrí los ojos y ví los tuyos, pensé que había muerto y estaba en el cielo, atendido por el más hermoso de todos los ángeles. Tus ojos me transmitieron una calidez y sensualidad que de alguna forma me pareció ya haber sentido antes, como si en otra vida... en otro tiempo... nuestros corazones ya se hubiesen amado. En aquel primer encuentro, tus ojos, tu voz, encendieron en mi corazón con una ganas irracionales de tenerte para siempre conmigo. Esas ganas que aún hoy siento: de tenerte siempre conmigo.

!Aquel primer encuentro! Fue algo tan especial y único. ¡Casi me matas! No puedo dejar de reírme al recordarlo. Como tampoco puedo dejar de pensar que esa forma en que entraste en mi vida fue premonitoria de lo que venía: fuiste en mi vida un accidente bendito, una coincidencia del destino que llegó arrollándolo todo, dejándome postrado y sin sentido hasta ver tus ojos sobre los míos. Desde ese momento todo se desencadenó sin que hubiese forma de evitarlo, como un río que revienta un embalse y cae con toda la fuerza de la naturaleza fluyendo hacia al mar, como debe ser, libre, incontenible. Yo no desaproveché la oportunidad de conquistarte, de conocerte, de amarte. No te di opción. Provocaba las coincidencias, planificaba las casualidades para volver a verte, para escuchar de nuevo tu voz y tu risa.

Era el primer día de clases. Mis amigos me esperaban en la puerta de entrada del edificio de aulas de Derecho. Estaban todos allí. Yo me sentía un poco perdido. Los buscaba con la mirada, pero no los encontraba, hasta que ví a Steir haciéndome señas con el brazo y fui directo hacia ellos, sin fijarme en nada más. Todo pasó en un segundo: un BMW blanco me embistió y salí volando por encima del capó del vehículo, cayendo al suelo del otro lado.

- ¡Lo recuerdo tan bien! Era mi primer día como catedrática unversitaria. Quería hacer mi mejor esfuerzo, pero estaba muy nerviosa. !Estaba tan conciente de que sería el primer día de clase y la primera clase de mis estudiantes! Quería dar una muy buena primera impresión. De pronto, recordé que necesitaba mi carnet de catedrática para entrar en la biblioteca y con mucha ansiedad me puse a buscarlo dentro del vehículo. Recién lo había usado para abrir la pluma automática de acceso. Lo busqué con la mirada y lo encontré en el suelo, al mismo tiempo que sentí un fuerte golpe en el capó del vehículo y una sombra pasando frente a windshield. !Me asusté muchísimo!. Frené el auto de golpe y salí gritando como loca: !!!lLE PEGUÉ, LO MATÉ!!! !!!DIOS!!! !!!QUÉ HICE???

- Mis amigos corrieron a auxiliarme. Pero tú, más rápida que todos ellos, corriste al otro lado del vehículo y te hincaste a mi lado para cerciorarte si estaba herido de gravedad.

- Te recorrí con la mirada, buscando heridas, claro está y pasé mis manos por tu cabeza y por tu rostro, tratando de reconocer si tenías alguna contusión. Te hablé muy nerviosa. Al ver que tus amigos se acercaban les pregunté tu nombre.

ALWAYSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora