Capítulo 11: Nuestra decisión

27 2 0
                                    

Chicago, agosto 1993

- Pequeña - Me dijiste seriamente una noche, después de cenar en la casa de mi padre. - Quiero hacerte una propuesta y necesito que pienses y analices bien la situación antes de darme tu respuesta.

- Dime - te dije intrigada, alarmada y expectante.

- No sabemos cuánto durará esta situación. Llevamos dos meses sin tener noticias. Tu padre no ha podido descubrir quién estuvo detrás de la destrucción del vehículo.

- Así es. Que los videos de seguridad desaparecieran antes de que el juzgado girara la orden para entregarlos, no ayudó en nada.

- Justo. Además, no hay testigos, nadie ha querido hablar. - Yo asentí con mi cabeza - Eso no quiere decir que el peligro para tí haya pasado. Únicamente nos dice que quien te odia tiene recursos para comprar voluntades y evidencia; es muy inteligente y sabe esperar. Definitivamente sigues en riesgo.

- ¿Pero...? ¿Porque hay un "pero", no es así?

- !Así es!... pero... no por eso debes renunciar a tu vida y vivir escondida en el miedo. Y allí es donde te tengo una propuesta. ¡Amor, no puedo seguir así.... extrañándote tanto!.... Tu padre ha sido muy amable conmigo, no me estoy quejando, pero nuestra relación hace mucho que dejó de ser de noviecitos que se visitan en las tardes. Tú eres mi mujer Candy y como tal te quiero a mi lado. ¡Pequeña, vivamos juntos! Encontré un apartamento cerca de la universidad, en el edificio Magnolia. No tiene el lujo que tu mereces y al que estás acostumbrada, pero entre los dos podemos costear una vida cómoda y feliz. Yo he trabajando mucho durante varios años y he ahorrado casi todo... creo que puedo ofrecerte... - yo ya no pude esperar a que me ofrecieras nada. Salté hacia tí y te abracé muy fuerte, besándote con alegría.

- !Sí amor!, ¡Claro que si! !Vivamos juntos! No me importan los lujos, ni las comodidades con tal de vivir contigo y construir juntos un hogar. !Claro que sí!

- Amor, quiero que sepas que mi primera opción es pedirte que nos casemos, pero...

- Pero yo te diré que no y lo sabes. No quiero ponerte ninguna presión. La condición para eso es que te gradúes primero. Ya falta casi nada para que termines tu segundo año y sólo faltan tres. Yo puedo esperarte. Y vivir juntos es una opción intermedia que se nos ajusta como anillo al dedo... valga la comparación.

- ¿No te traerá problemas en la universidad? Tengo ese temor...

- no, no creo... no debería... Pero mejor si no se enteran, aunque será muy difícil ocultarlo.

- Yo no ocultaré ante nadie que te amo...

- Ni yo tampoco...

- Debemos hablar con tu padre para informarle de nuestra decisión.

- Así es, pero hagamos todo el traslado primero y luego le decimos, para que quede claro que no le estamos pidiendo permiso.

- Me parece.

- A mí también. - Y cerramos con un beso apasionado nuestro trato para el inicio de la nueva etapa de nuestra relación.  

ALWAYSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora