Capítulo 19

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Riana

¿ Te acuerdas de cuando veíamos 13 Reasons why ?

Bien, en las cartas voy a tratar de hacer algo parecido, iré describiendo día a día hasta llegar al culpable.

Todo comenzó cuando tenía trece años.
Nuestros padres se habían ido a una reunión con el Capo y tú estabas en una pijamada en la casa de Lía.
Así que me dejaron sola con un par de soldados de papá.

Un gran error cabe aclarar.

En un principio me sentía cómoda sabiendo que estaba a salvo, hasta que llegó la noche y todo cambió.

Me tomé mi té como de costumbre y me dirigí a mi habitación.
Estaba feliz durmiendo en mi cama cuando uno de los soldados se coló en mi habitación y me violó.

Todavía recuerdo lo impotente que me sentí al no poder hacer nada para evitarlo, traté de gritar con todas mis fuerzas pero nada sucedía, encontraba que mis miembros pensaban más de lo normal.

No fue hasta meses después que me dí cuenta de que los otros soldados eran cómplices del abusador.

Mi dolor no se debía a la acción en sí, era más al saber que los que tenían que cuidarme no lo hicieron y de que él se aprovechara del amor platónico que yo sentía hacia él.

Lo peor es que no fue solo esa vez, sino que se siguió repitiendo una vez a la semana durante dos años.
Y en cada oportunidad repetía que lo tenía que hacer si de verdad lo amaba, que era una forma de demostrarle cuanto importaba para mí.

Durante meses jugó con mi mente, la manipuló para hacerme creer que una violación era un acto de amor.
Actualmente me siento tan estúpida miro hacia atrás y no puedo entender como pude caer en sus mentiras, pero después de un momento recuerdo que yo en ese entonces tenía trece años y él era un adulto razonable de casi cuarenta.

Me costó entender que yo no tenía la culpa, que en ese entonces tenía una mente fácil de manipular y él se aprovechó de eso.

¿ Pero sabes que es lo que más me enoja ?

El que se pasee sin culpa, que actúe como si nada pasó, como si el arruinarle la vida a una adolescente no fuera gran cosa.

El día que todo terminó, reveló un hecho que no había tenido en cuenta antes.

Ese día venía de una cena por el cumpleaños número quince de una amiga, por lo que decidí ir directo a la cama sin beber mi té de tilo como hacía cada noche.

Cuando él entró a mi habitación decidí poner fin a todo, ya estaba cansada de todo, solo quería que se olvidará de mí.

Cuando estuvo sobre mí, le dí un rodillazo en las bolas y un puñetazo en la cara, quedó en shock por unos segundos, aproveché para escapar y esconderme en tu habitación.

No sentía mis miembros pesados como antes, podía hablar y ser consciente de todo lo que pasaba.

Días después me fijé en algo diferente a las otras situaciones.

No había tomado mi té.

El muy cabrón había estado adulterando la infusión para que yo no pudiera intentar defenderme.

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