Capítulo 26

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Capítulo 26: La venganza es un plato que se sirve frío.

ADVERTENCIA: ÉSTE CAPITULO CONTIENE ESCENAS EXPLÍCITAS.

Riana

Camino por todas partes mientras me paso las manos sudorosas sobre mis leggins en un tonto intento de tranquilizarme.

Hoy es el día en el que Alessandro tendrá por fin su merecido.

Estoy en el sótano esperando a Malik que traerá al infeliz.

Me paro frente a nuestro arsenal de armas que está en una pared de la cual cuelgan diferentes tipos de utensilios de tortura, tratando de decidir con cual empezaré primero.
Ayer decidí investigar los tipos más dolorosos de tortura en toda la historia para poder estar preparada.

Malik entra silbando mientras Máximo arrastra a Alessandro que trae una bolsa en la cabeza para evitar reconocer el sitio.

Un poco innecesario teniendo en cuenta que no sobrevivirá.

Malik se acerca a mi lado y deposita un beso firme sobre mis labios.

- ¿ Preparada ?

- Creo que sí.

Estoy un poco nerviosa pero a la vez eufórica por todo lo que vendrá a continuación.

Malik queda parado en el medio de la pequeña habitación al notar a la otra persona.

- Moye Serdtse ¿ Por qué está tu padre aquí ?

Miro fijamente al hombre que antes consideraba mi persona favorita, ahora está atado en la silla cerca del rincón esperando ser sentenciado.
Como se encuentra con la boca tapada sus ojos tratan de expresar mil palabras a las que no quiero prestar atención.

- Yo lo traje, él también merece ser castigado.

Malik me dirige una sonrisa orgullosa la cual me emociona haciendo que olvide por un segundo el lugar en el que me encuentro.

Máximo desnuda a Alessandro, lo ata en la silla junto a mi padre y se posiciona a nuestro lado sin decir nada.

Agarro unas pinzas y me dirijo hacia Alessandro que tiembla sin parar, agarro su mano derecha y posiciono la pinza sobre su uña.

- ¿ Alguna vez escuchaste hablar de la muerte por mil cortes ?

Antes de que pueda responder le arranco de un tirón la uña del dedo pulgar.
Las siguientes trato de sacarlas de manera suave pero lo más dolorosa posible.

Al terminar le saco la cinta que tapa la boca asegurándome de llevarme un par de pelos de su bigote.
Escuchar sus gritos de agonía me produce una satisfacción tan grande.

Agarro un cuchillo que está sin filo y oxidado, le hago cortes superficiales por todo el pecho.

- ¡Para, para ya, te lo suplico!

- ¿ Por qué debería parar cuando recién estoy comenzando?

Le inserto el cuchillo en el pene y lo muevo en círculos para alargar la agonía.

- Cuando Aria te pidió que pararas ¿ Lo hiciste?

Muevo el cuchillo más profundo y hacia abajo.

- Responde.

- No ... No lo hice.

- Entonces ¿Por qué yo debería de hacerlo ?

Se desmorona al ver que no tengo ninguna intención de terminar con ésto.

Regreso al arsenal y tomo una cierra y vuelvo al desastre que es Alessandro con una sonrisa en mi cara.

Si mi yo de hace unos meses me viera en éstos momentos probablemente le daría un ataque de pánico.

Agarro su mano izquierda que esta intacta, estaba.

Coloco la cierra entre la articulacion de la mano con el antebrazo.
La muevo de un lado a otro hasta que la mano se desprende del brazo dejando chorros de sangre a su paso, la desato y se la arrojo a la cara.

Sus gritos perforan mis oídos y lejos de molestarme es como música relajante.

Debajo de él hay un río de sangre que mancha todo lo que está cerca de él.
Sus ojos se empiezan a volver más pesados a cada segundo, no me sirve, quiero que esté conciente en cada momento.

Chasqueo los dedos a Malik para que me ayude.

- Mi amor, trae la adrenalina, por favor.

- Con mucho gusto, Moye Serdtse.

Coloca la jeringa sobre mi mano mientras se queda detrás de mí pegando mi espalda a su pecho.

- Verte así me puso la polla dura.

Acerca su prominente bulto a mi trasero para que lo note antes de alejarse.
Suelto una pequeña risa.

Le inyecto la adrenalina a Alessandro en su cuello y ésta hace un efecto inmediato.

Sigo cortando su otra mano y la arrojo a sus pies.
Al llegar a su polla noto que se hizo pis que al mezclarse con la sangre dejó un olor repugnante.

Cuando tuve suficiente me inclino sobre su cuerpo tembloroso.

- Espero que aprendieras que a las personas no se tocan sin su consentimiento.

Para terminar con sus gritos le rebano el cuello de lado a lado, la sangre salpica mi cara y parte del cuello.

Solo sonrió como una maníaca.

Me giro para mirar a mi padre que se encuentra sollozando.
Empecé con Alessandro porque tenía ganas de vengarme de una vez pero comprendí que también servía para provocar más sufrimiento a mi padre ya que el ver como torturaban a su amante le jode la cabeza a cualquiera.

- Ahora te toca a tí.

Mueve la cabeza de un lado a otro de manera desesperada.

- En tu próxima vida asegúrate de creer en tu hija y ponerte de su lado, en ésta ya fallaste y pagarás por ello.

Tiro la cierra a mi costado y vuelvo a agarrar el cuchillo oxidado. Se lo clavo en el costado justo debajo de las costillas asegurándome de llegar hasta el fondo.
Repito la acción un par de veces más hasta aburrirme y decido terminar con ésto rebanando su garganta.

Al terminar siento mi pelo sucio y el cuerpo pegajoso por la sangre pero por dentro estoy rebosante de alegría por terminar al fin con todo.

- Máximo, convoca una reunión para mañana y lleva los cuerpos a la junta.

- Si, señora.

Al girarme quedo frente a mí esposo que tiene una notable erección en sus pantalones.
Me mira con sus ojos azules rebosantes de deseo, con sus pupilas dilatadas parecen un mar profundo.

Malik no me da tiempo a nada, en un momento estoy parada enfrente a dos cuerpos sin vida y al otro estamos en nuestra habitación haciendo el amor sobre una alfombra para no manchar la cama.
Al acabar seguimos hacia la ducha donde me da sexo oral.
Al salir notamos que la alfombra que era de un tono crema ahora es un rosa claro tirando a rojo.

KingdomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora