Otra vez aquella chica, no descartaba volver a verla otra vez, porque la biblioteca era pública y ella iba prácticamente la mayoría de los días, pero no esperó que fuera a ser tan pronto, ni veinticuatro horas habían pasado desde que desechó los intentos de su cabeza por recordársela una y otra vez, con un éxito total, a base de experiencia y golpes había entrenado a su cerebro para hacerlo y enseñado a su cuerpo a controlar cierto tipo de emociones que no eran para ella, cómo no sabía cómo interpretar lo que le había pasado, era mejor cortarlo de raíz cuando ni siquiera era un problema. Pero la vio y ese cuerpo idiota se estremeció, por eso tuvo que apartarle la mirada, necesitaba un segundo para volverlo a controlar antes de mirarla otra vez y fue su corazón el que dio un pequeño vuelco al volver a tenerla tan cerca ¿Era idiota o qué? Si ni siquiera la conocía ni tenía intención de hacerlo, todo aquello estaba fuera de lugar y sin embargo ahí estaba. "No le hagas caso" se dijo a sí misma, ni a esas sensaciones ni a la chica que las provocaba tan solo con su presencia. Era preciosa ¿Y qué? Eso no le repercutía a ella para nada. Le resultaba interesante ¿Y a ti qué te importa cómo sea? Podía ser cómo quisiera, a ella le daba igual, tenía su libro delante e iba a centrarse en eso, esta vez de verdad y no iba a salir corriendo, ella había llegado primero y la biblioteca era su lugar, nada ni nadie iba a sacarla de allí esta vez y mucho menos por algo irracional que solo su subconsciente tenía en cuenta e iba a quedarse ahí, no iba satisfacer la curiosidad, su lugar seguro se había forjado a base de esfuerzo y resignación y ya formaba parte de ella, daba igual que no entendiera lo que le pasó con esa chica, le era indiferente. Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo cuando le dio aquella nueva nota y empezó preguntarse por qué ¿Por qué aquella chica tenía algún tipo de interés en ella? Tal vez no sería nada en especial, quizás se aburría y era con la única que había cruzado más de dos palabras, tal vez solo era amable o demasiado social, pero que la invitara a tomar algo la pilló completamente por sorpresa y por su bien, tuvo que negarse a ello. Estaba bien compartir espacio dentro de aquella estancia, pero fuera era demasiado arriesgado, ella no se relacionaba con nadie por motivos muy tasados, su círculo era infinitamente pequeño y el cupo estaba completo, no había espacio para nadie más, abrirse con otra persona era realmente complicado, dejarse conocer incluso podría llegar a ser doloroso, por eso mantenía aquel trato superficial con el resto del mundo, así había hecho del mundo su zona de confort, porque solo buscaba algo de paz y era todo que el universo podía ofrecerle. Así que a esa chica podría ofrecerle compañía allí dentro, pero fuera seguiría siendo una desconocida por mucho interés que tuviera en conocerla más. Estaba convencida de que había salido de esa, hasta que volvió a escribirle, desde luego había que reconocerle que insistente era, pero ¿Por qué? ¿Qué quería de ella?
Se le escapó una sonrisa, fue sin querer, pero es que había tenido gracia o al menos a ella se la había hecho. Ella no tenía cara de ratón de biblioteca, tal vez de intelectual interesante, eso le pegaba mucho más, cuánto descaro por favor, pero esa vez le salió bien, no quería, de verdad que no quería o quizás la que se negaba con esa fuerza era su parte más racional, la que usaba para todo, lo que se veía de ella, la que necesitaba y entrenó para ello, sin dejarle cabida a nada más, pero se equivocaba, esa parte no lo controlaba todo por mucho que ella deseara que lo hiciera, fue su parte temeraria la que decidió esta vez, y no podía culparla. Tampoco pasaba nada, mientras ella tuviera clara la realidad, podría compartir algunos minutos con ella fuera de allí y no le hacía daño a nadie por curiosear un poco en ella, de responder algunas preguntas que se moría por saber, cuando les diera respuesta, seguro que la intensidad de aquel interés caía drásticamente, ya sabría todo lo que necesitaba. Pero también se equivocó en eso, la curiosidad no disminuyó ni se estancó, aumentó y lo más extraño de todo es que en aquel momento que compartió con ella se sintió a gusto, se sintió en paz y experimentó sensaciones completamente olvidadas ¿Era una locura decir que se sintió segura? Porque no tenía sentido, igual que no lo tenía todo lo demás, que una desconocida la hiciera sentir así desde luego era casi de estudio, tal vez estudiando psicología esa chica le encontrara más lógica, pero con lo que ella sabía era imposible dársela. Se sentía ella misma otra vez y eso era increíble a la par que aterrador. Interesante, divertida, inteligente y preciosa y estaba segura de que si indagaba un poco más encontraría más calificativos que añadir a la lista y eso la tenía confundida, se confundía a sí misma por dejarse disfrutar del momento aún teniendo tan presente la realidad de su existencia, pero si era así ¿Qué tenía de malo? Solo compartía un poco de su tiempo con alguien que claramente era especial y que en otras circunstancia cumpliría todos los requisitos que a ella le llamaban la atención, incluso alguno más, estaba segura que le sobraban los requisitos y estaba bien sentirse así alguna vez en la vida a pesar de todas las barreras que había frente a ella, porque la protegían de que aquella agradable sensación se volviera en su contra de forma devastadora. Buenas vistas y conversaciones que la enganchaban, haciendo competencia a cómo la hacían sus ojos, unos ojos a los que era prácticamente imposible dejar de mirar, un verde perfecto mimetizado con la perfección de lo que se leía en ellos, de lo que transmitían, aquel cosquilleo de su estómago lo sabía bien, igual que los latidos de su corazón cuando la chica sonreía.
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Nuestras cicatrices
FanfictionClarke y Lexa, dos almas marcadas por el dolor y la necesidad, se cruzan en un camino inesperado. Su historia es un torbellino de emociones, secretos y segundas oportunidades. Clarke Griffin, una médica atormentada por los horrores de la guerra, lle...