Otra oportunidad

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Llegó a casa y se encerró en la habitación, su hermano y Octavia estaban durmiendo, no tenía ganas de hablar con ella ni fuerzas para despertar a su hermano en aquel momento. No sabía qué le pasaba exactamente, pero si se dejaba llevar lloraría, una mezcla de sentimientos un tanto extraña, porque aquel contrato sin sentido acababa aquella misma noche, adiós a los ingresos y adiós a Clarke, y ambas cosas le estaban haciendo daño. La rubia se lo había pedido mirándola a los ojos, una mirada que le estaba traspasando hasta el alma, con un toque de desesperación en ellos y ella ya no podía seguir con aquello, no podía hacerle eso a Clarke. Había tenido la osadía de intentar besarla, tal vez demasiado pronto, pero es que no lo hacía por trabajo, se dio cuenta que intentó besarla porque quería hacerlo, porque en ese momento se moría por probar esos labios y a pesar de las altas probabilidades de ser rechazada, no pensó en eso en el instante en que se acercó a su boca, tan solo pensaba en lo cerca que estaba de sentirla, porque cada momento que había pasado con ella se olvidaba de por qué entró en su vida, las dos últimas veces que la vio, fueron los mejores momentos desde hacía mucho tiempo y no tenía que actuar, le salía ser así con ella, muchas veces no podía evitar perderse en su mirada y en su sonrisa, en esas cosas olvidadas que le hacía sentir de nuevo trayéndolas al presente, hasta que se dio de bruces con la realidad. Y era mejor así, porque no se podía permitir empezar a tener sentimientos por ella, ni ganas de besarla, ni acercarse lo suficiente porque quería aspirar su aroma una vez más. Era una locura, todo aquello lo era, aquel contrato carecía de sentido y aún estaba a tiempo de rescindirlo sin que nadie saliera perjudicado por su culpa, sin hacer sufrir ni sufrir en sus propias carnes, porque el tiempo que pasaba con la rubia era el mejor de su día y eso estaba mal, no era profesional y las ganas de verla desproporcionadas, si tenías en cuenta cual era el objetivo. Clarke se había dado cuenta de lo estúpido que era todo antes que ella y ella empezó a dudar de que la rubia quisiera ningún tipo de ayuda porque nada iba a servirle, Raven tenía razón cuando dijo que se había resignado a ello, en cuanto sintió el peligro, la echó sin más, sin titubear siquiera, sin darse ni darle la oportunidad de nada más. Por una parte sentía alivio, esa farsa terminaría dañándolas a ambas y era mejor que acabara ahí, pero otra parte se frustraba, ya no iba a verla más y perdía gran parte de sus ingresos, los que le daban esperanza a su familia.

No se quitaba su risa de la cabeza, su sonrisa y esos ojos azules, esos que le encantaba mirar y que le encantaba cómo la miraban a ella. Estaba convencida que a Clarke le gustaba, si no, jamás la habría dejado llegar hasta allí y se sentía culpable por ello, porque cuando estaba con ella estaba trabajando aunque no fuera la sensación que ella misma percibía y eso era arriesgado y peligroso ¿Qué pasaría si hubieran avanzado un poco más? Si Clarke quisiera seguir viéndola, seguir con aquello... ¿Y si esas sensaciones que tenía cuando estaba a su lado se convertían en algo más? Prefería no volver a saber de ella nunca más, a que la odiara y acabar lejos de la rubia igualmente. No podía permitir que eso pasara y por eso, aunque doliera y fuera incómodo lo mejor que les pudo pasar a las dos es que la rubia renunciara a continuar con lo que fuera que tenían. A tiempo. Sin consecuencias para ninguna. Con el dinero ya se apañaría, cómo había hecho siempre hasta ahora. Tenía que olvidar aquella noche y los momentos con ella, ese tacto suave y delicado, las sensaciones y emociones que despertaba en ella, se prometió que se cerraría para siempre a ellas después de Sophie, no le convenció sentirlas nunca más ni tampoco las necesitaba, pero ahí estaban, apareciendo sin previo aviso y en el momento y con la persona menos indicada. Darles carpetazo era lo más sabio que podía hacer por ella misma. Pero las ganas de llorar no se diluían y pensó que no era tan malo dejarlas salir, liberarse de ellas y resetear hasta el momento previo en el que conoció a Raven. Lo echaría todo fuera, se relajaría y llamaría a la latina.

Se sentó en el borde de la cama ¿Debía borrar su contacto? ¿Sus conversaciones? Tal vez sería lo correcto, pero no le apetecía, de momento no haría nada al respecto. Mejor centrarse en lo que tenía que hacer. Tan solo esperó dos tonos.

Nuestras cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora