Pendiendo de un hilo

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Iba en la moto en dirección a Moakley park, cargadita de nervios desde la uña del pie hasta el último pelo de su cabeza. Había esperado ese momento durante mucho tiempo y las últimas tres semanas con Lexa, las sintió como las mejores hasta la fecha, era imposible no enamorarse de ella y cuanto más se enamoraba más fácil era ir dejando poco a poco los traumas, los miedos y sus consecuencias atrás. Jamás pensó poder encontrarse en una situación así, pero ahora vivía en un mundo en el que todo lo creía posible y era gracias a ella. Había encontrado en Lexa su mayor apoyo, un apoyo y una fuerza que nadie más era capaz de darle, era su ángel de la guarda, su deseo cumplido, un deseo que había dejado de pedir hacía muchos años y aún así, el destino se lo tenía reservado para cuando menos lo esperara.

A lo mejor había exagerado un poco con eso de que no la invitara a subir a casa, no era la única que tenía miedos y lo sabía, no era la única a la que su vida le había cambiado por completo y tenía que dar los pasos necesarios para salir del pozo, entendió que no es que la morena la quisiera mantener alejada de su vida, es que estaba encontrando la forma de introducirla poco a poco y aunque ella tenía prisa por saberlo todo de ella, por conocerla sin barreras, debía respetar también sus tiempos, como Lexa respetaba los suyos mientras se esforzaba por ayudarla a avanzar.

Eso no impedía que sintiera un tremendo alivio al saber que iba a conocer a los seres más queridos de la morena, se moría de ganas, seguro que podía conocerla más a través de ellos y era un paso importante en su relación. Ahora que estaba a escasos minutos de aquel encuentro, le temblaban las piernas ¿Estaría a la altura?¿Les caería bien?¿Sabría de qué hablar con ellos? Se decía a sí misma "deja que todo fluya" para restarse presión, pero seguro que aquel momento era muy importante para ambas, pondría todo de su parte para que saliera perfecto, para demostrarle que no tenía que tener más miedo en dejarla pasar a cada aspecto de su vida, que iba a cuidar de ellos igual que cuidaba de ella, que los miedos no tenían cabida entre las dos y podían seguir avanzando juntas, era la mejor manera de asegurar que nada podría interponerse en lo que estaban construyendo

Al parar la moto, su móvil empezó a sonar, se quitó el casco para poder ponerselo a la oreja, se apoyó en la moto y vio que se trataba de Raven

—Reyes, si buscas la moto la tengo yo

—Buenos días primero. No busco la moto, te busco a ti

—¿Pasa algo?

—Si, que hace una semana que no te veo y quiero verte

—Podemos vernos esta tarde, si quieres cenamos, lo que te venga mejor, y te cuento

—Por mi ambas cosas están bien, también tengo cosas que contarte. ¿dónde estás ahora?¿Qué tienes que hacer?—miró la hora en su reloj, ya llegaba diez minutos tarde de la hora acordada, tenía que guardar el casco y mover el culo, no le gustaba hacer esperar a nadie y cuanto antes se quitara esos nervios, mejor

—Aparcada enfrente de Moakley park, he quedado con Lexa, va a presentarme a su padre

—¿Qué?

—Que voy a conocer al padre de Lexa, estoy de los nervios la verdad ¿Algún consejo?

—Si, que no vayas. Clarke ¿No crees que es un poco pronto? Si ni siquiera tienes claro lo que sois ¿A su padre, Clarke? Vete de ahí

—¿Qué dices?¿Cómo voy a irme? Si se lo pedí yo ¿No recuerdas el drama? Y para tu información si tenemos claro lo que somos

—No Clarke, no lo tenéis. Pon alguna excusa, te estás precipitando, hagamos algo juntas—La conocía y Raven estaba nerviosa, la hizo fruncir el ceño porque no la estaba entendiendo y la estaba alterando más

Nuestras cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora