Nuestras cicatrices

La tentación de acariciar suavemente su rostro

Estaba siendo más difícil de lo que pensaba, separar sus sentimientos del ámbito profesional era la tarea más ardua a la que se había enfrentado, porque por mucho que lo intentara, cada vez que veía a Lexa, no podía olvidarse de su historia ni de lo que sentía por ella, pero tenía que disimular, tarde o temprano dejarían el hospital y la cosa volvería a ser más llevadera. Una mezcla de dolor y rabia por los recuerdos que había detrás de esa mirada, mezclada con las ganas de volver a besarla, de perderse en la inmensidad de sus ojos verdes y poder volver a verla sonreía, la necesidad de sentirla mancillada por cómo le dolía ahora cada caricia pasada, porque no podía distinguir la mentira de la verdad por mucho que intentaran explicarle la diferencia, no podía estar segura de si su amor era completamente sincero o también supo fingirlo igual de bien que todo lo demás. Nada le aseguraba que fuera así, las palabras podían manipularse, utilizarse para el fin que más te interesara conseguir y no por eso eran sinceras ¿Quién le aseguraba que le estaba contando la versión real de la historia? Ojalá pudiera creerla, todo sería mucho más fácil.

Intentaba evitarla, al menos todo lo que podía, actuar de forma estrictamente profesional, tan solo la idea de cruzarse con ella le aceleraba el corazón anticipando la reacción que eso iba a provocar en ella.

Iba de camino a la habitación de Adam, no tenía por qué, con una sola visita era suficiente y aún así, le dijo que podía llamarla si la necesitaba, en lugar de mandar a la primera enfermera que pasaba por allí. Sentía como la fuerza gravitacional de esa habitación tiraba de ella y aunque intentó convencerse de que en realidad no era algo personal, de que no lo hacía por Lexa, que actuaría así con cualquiera que estuviera en su misma situación, era el primer niño que operaba, así que era posible que ante un hecho idéntico con otro paciente, actuara de la misma forma, sería lo lógico, lo que su instinto la llevaría a hacer, pero la realidad era que ese niño era el hermano de Lexa y por muy objetiva e imparcial que quisiera ser, aquello marcaba una diferencia importante. Debería querer alejarse en lugar de acercarse más, no les debía nada, al contrario, quizás otra en su lugar habría delegado aquel caso a un compañero, pero hacer eso, sabiendo el riesgo que corría si ella no se encargaba personalmente, le parecía aún menos ético que rechazar el caso, porque los conflictos personales que pudiera tener con la morena, no iban a afectarle en su trabajo, de eso estaba segura, además no podía evitar preocuparse por él de una forma que no le correspondía, pero eso no era algo negativo para Adam, tan solo para ella. Le había ocultado su existencia durante meses, ahora podría, al menos, conocerlo un poco antes de decirles adiós, era algo que se debía a sí misma, en una situación dónde nadie podía mentirle más.

Ya le había resultado incómodo aquel momento en la máquina de café, no estaba preparada para momentos así, emocionalmente eran demasiado intensos y estaba confundida, a Lexa no le correspondía preguntar ni a ella responder ¿Qué le decía? No podía decirle la verdad "Me destrozasteis, me quedé sola y solo pude recurrir a ella" no quería entrar en eso, pero tampoco iba a mentirle sobre la identidad de Brooke, lo que no implicaba que tuviera que darle explicaciones de ningún tipo, lo que sintiera la morena al escuchar aquello no era problema suyo, si dejara las cosas como estaban, cómo habían quedado que debían ser, se ahorrarían momentos como aquel, que lo único que hacían era remover unos sentimientos que ya no eran de ninguna de las dos. Lo que jamás se esperó era verla salir de la habitación y caminar hacia ella con el gesto más serio que le había visto hasta la fecha

Se volvió a preocupar, por si el pequeño no estaba bien, pero entonces la morena pasó por su lado, se paró después de haber dado un par de pasos tras ella, que se giró para observarla porque la estaba descolocando, vio su tensa expresión, su mirada dura y no estaba entendiendo nada hasta que se dirigió a ella