A la mañana siguiente, Sunoo se despertó sintiendo el dolor en cada centímetro de su cuerpo. Sabía que no podía ir a la escuela así, pero también sabía que convencer a Rose de que lo dejara quedarse en casa no sería fácil. Tomó una decisión rápida y salió de su habitación, encontrando a Rose en la cocina, preparando el desayuno.
—Roo... —empezó, su voz ronca y débil.
Rose se dio la vuelta de inmediato, con una expresión preocupada.
—¿Qué pasa, Sunoo? ¿Estás bien? —preguntó, acercándose a él.
—No, me siento terrible. Creo que me estoy enfermando —dijo, tratando de sonar lo más convincente posible.
Rose lo miró con detenimiento, notando su palidez y el sudor en su frente.
—Déjame ver —dijo, levantando una mano para tocar su frente, pero Sunoo dio un paso atrás, evitando que viera su cara golpeada.
—No, por favor. Solo... solo necesito descansar hoy. Prometo que mañana estaré mejor y volveré a la escuela —dijo, casi suplicante.
Rose dudó por un momento, pero al escuchar la voz cansada y angustiada de Sunoo, asintió.
—Está bien. Descansa hoy, pero si te sientes peor, me llamas de inmediato, ¿entendido? —dijo, con una mezcla de firmeza y preocupación.
—Lo haré, gracias, Roo —respondió Sunoo, sintiendo un alivio inmenso.
Rose le dio una sonrisa pequeña antes de volver a la cocina.
—Voy a dejarte algo de comida aquí, por si tienes hambre. No dudes en llamarme si necesitas algo, ¿vale? —dijo, ocupándose de sus tareas.
Sunoo asintió y regresó a su habitación, cerrando la puerta detrás de él. Se dejó caer en la cama, sintiendo una mezcla de alivio y culpa. No quería preocupar a su hermana, pero también sabía que necesitaba este tiempo para recuperarse.
Pasó el día en su habitación, durmiendo intermitentemente y tratando de encontrar consuelo en la soledad. A medida que el día avanzaba, sus pensamientos volvieron a la escuela, a Jungkook, Heeseung y el resto del grupo. Sabía que no podía seguir huyendo para siempre, pero por ahora, estaba agradecido por este breve respiro.
