13

217 18 0
                                    

Sunoo regresó a su casa un poco más tranquilo, pero aún con lágrimas en los ojos y el corazón destrozado. Sabía que no podía dejar que Rose lo viera en ese estado, no quería preocuparla más de lo necesario. Caminaba con dificultad, cada paso era un recordatorio del dolor que le habían causado. Su mandíbula le dolía intensamente y sus ojos estaban hinchados de tanto llorar. Todo su cuerpo estaba cubierto de moretones.

Intentando no hacer ruido, se dirigió a su habitación y se desplomó en la cama. Sabía que necesitaba descansar, pero el sueño no llegaba. Cerró los ojos e intentó alejar los recuerdos dolorosos que lo acosaban.

Al día siguiente, Sunoo se levantó temprano, sabiendo que tenía que enfrentar otro día en el instituto. No quería ir, pero sabía que no podía evitarlo para siempre. Cuando bajó las escaleras, encontró a Chanhee y Jungwon esperándolo en la puerta. Habían llegado temprano para acompañarlo.

—Vamos, Sunoo, estamos aquí contigo —dijo Chanhee, poniendo una mano en su hombro.

Sunoo asintió, sintiéndose un poco más seguro con sus amigos a su lado. Juntos, caminaron hacia el instituto, intentando mantenerse cerca de Sunoo como guardaespaldas improvisados. Heeseung, Jungkook, Jaemin y Jaehyun los observaron desde la distancia, con miradas de recelo y desdén.

Heeseung frunció el ceño al ver a Sunoo con sus amigos. No les convenía que Sunoo tuviera testigos de sus acciones. Necesitaban mantener su control sobre él sin que otros se dieran cuenta.

—Parece que tenemos un pequeño problema —murmuró Heeseung a Jungkook, mientras los observaba.

—Lo resolveremos más tarde —respondió Jungkook con una sonrisa siniestra.

Durante el día, Chanhee y Jungwon se aseguraron de no dejar solo a Sunoo ni un momento. Lo acompañaron a todas sus clases y lo apoyaron en cada paso. A pesar del dolor físico y emocional que aún sentía, Sunoo se sintió agradecido por tener amigos tan leales.

A la hora del almuerzo, se sentaron en una mesa apartada, tratando de mantenerse fuera de la vista de los agresores. Sunoo intentó comer algo, pero su mandíbula le dolía demasiado y apenas pudo tomar unos sorbos de agua.

—No te preocupes, Sunoo. Estamos aquí para protegerte —dijo Jungwon, dándole una palmada en la espalda.

—Gracias, chicos. No sé qué haría sin ustedes —respondió Sunoo con una sonrisa débil.

El resto del día transcurrió sin incidentes mayores, aunque Sunoo no podía evitar sentirse ansioso cada vez que veía a Heeseung y su grupo observándolo desde la distancia. Sabía que no podían seguir así para siempre, pero por ahora, se sentía un poco más seguro con Chanhee y Jungwon a su lado.

Cuando finalmente llegó la hora de salir del instituto, Sunoo, Chanhee y Jungwon caminaron juntos hacia la salida. Los agresores no se acercaron, conscientes de la presencia de los amigos de Sunoo. Sin embargo, Heeseung no dejaba de observarlos con una mirada calculadora, buscando el momento perfecto para atacar de nuevo.

—Vamos a llevarte a casa, Sunoo. No queremos que te pase nada en el camino —dijo Chanhee, preocupado.

—Gracias, chicos. De verdad, no sé cómo agradecerles —respondió Sunoo, su voz llena de gratitud.

Al llegar a su casa, Sunoo se despidió de sus amigos y entró rápidamente. Rose lo esperaba en el comedor, preocupada por su estado.

—Sunoo, ¿estás bien? —preguntó Rose, acercándose para abrazarlo.

Sunoo asintió, intentando no mostrar cuánto dolor sentía. Sabía que Rose estaba preocupada, pero aún no estaba listo para contarle todo lo que había pasado. Necesitaba tiempo para procesarlo él mismo.

—Estoy bien, Roo. Solo cansado —respondió, intentando sonar convincente.

Rose lo observó por un momento, notando las marcas en su cuello y los ojos hinchados, pero decidió no presionarlo. Sabía que su hermano le contaría cuando estuviera listo.

—Está bien, descansa. Si necesitas algo, estaré aquí —dijo Rose, abrazándolo una vez más antes de dejarlo ir a su habitación.

Sunoo se tumbó en la cama, sintiéndose agotado pero un poco más esperanzado. Sabía que aún quedaba un largo camino por recorrer, pero con Chanhee, Jungwon y Rose a su lado, sentía que podía encontrar la fuerza para seguir adelante.

Al día siguiente, la rutina continuó. Sunoo se levantó temprano, aún cansado y adolorido, pero decidido a enfrentar el día con valentía. Al salir de su casa, encontró a Chanhee y Jungwon esperándolo de nuevo, listos para acompañarlo.

—Estamos contigo, Sunoo. No estás solo —dijo Jungwon, sonriendo.

Sunoo se sintió un poco más fuerte al escuchar esas palabras. Sabía que no podía dejar que el miedo lo venciera. Con sus amigos a su lado, caminó hacia el instituto, listo para enfrentar lo que viniera. Aunque el camino fuera difícil, sabía que no tendría que recorrerlo solo.

Echoes | HeesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora