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Después de lo sucedido en la entrada con Jungwon y los chicos, Sunoo entró a clases, tratando de mantener su mente enfocada en los estudios. Sin embargo, la tensión y el miedo seguían presentes en su mente. La mañana transcurrió lentamente, cada minuto parecía una eternidad. Finalmente, Sunoo sintió una necesidad urgente de ir al baño y, con permiso del profesor, salió del aula.

Al entrar al baño, Sunoo se encontró con Jaehyun, uno de los amigos de Heeseung y Jungkook. Jaehyun no tenía la misma reputación violenta que los otros tres, y Sunoo albergaba una pequeña esperanza de que no fuera como ellos. Sin embargo, había aprendido a no confiar demasiado en las apariencias.

—Hola, Sunoo —dijo Jaehyun, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

—Hola, Jaehyun —respondió Sunoo, tratando de sonar tranquilo mientras su corazón latía con fuerza.

Jaehyun se acercó lentamente, y Sunoo retrocedió instintivamente, pegándose a la pared. La sonrisa de Jaehyun se desvaneció y en su lugar apareció una expresión de desprecio.

—¿Por qué siempre te metes en problemas, Sunoo? —dijo Jaehyun, su voz llenándose de desdén.

—Yo... no estoy haciendo nada... —intentó decir Sunoo, su voz temblorosa.

Antes de que pudiera reaccionar, Jaehyun lo agarró del cuello de la camisa y lo empujó contra la pared. Sunoo sintió un dolor agudo en la espalda y cerró los ojos, esperando lo peor. Jaehyun levantó el puño y comenzó a golpearlo. Los golpes eran fuertes y precisos, dirigidos a su abdomen y costados, lugares que no serían visibles.

—Eres una molestia, Sunoo. Siempre fingiendo ser la víctima —espetó Jaehyun entre golpe y golpe.

Sunoo intentó protegerse como pudo, pero los golpes seguían cayendo. Aunque Jaehyun no era tan cruel como Heeseung o Jungkook, el dolor era real y la humillación profunda. Finalmente, Jaehyun lo soltó, dejando que Sunoo se deslizara por la pared hasta quedar sentado en el suelo.

—No vuelvas a cruzarte en mi camino, Sunoo. Si lo haces, la próxima vez no seré tan "bueno" —amenazó Jaehyun antes de salir del baño, dejándolo allí, magullado y asustado.

Sunoo se quedó allí unos minutos, tratando de recuperar el aliento y procesar lo que acababa de suceder. Las lágrimas comenzaron a correr por su rostro mientras intentaba levantarse. Se sentía impotente y aterrorizado, pero sabía que no podía quedarse allí para siempre. Con esfuerzo, se puso de pie y se miró en el espejo. Las marcas de los golpes eran evidentes en su torso, pero su rostro, al menos, no mostraba signos de la agresión.

Tomó agua y se enjuagó la cara, tratando de calmarse. Se dijo a sí mismo que debía ser fuerte, que no podía permitir que estos chicos lo destruyeran. Volvió a clase, fingiendo que nada había pasado, aunque el dolor en su cuerpo le recordaba constantemente lo sucedido.

Cuando la campana finalmente sonó indicando el fin del día, Sunoo se reunió con Jungwon y Chanhee, quienes lo esperaban fuera del aula. Al ver la expresión sombría de Sunoo, sus amigos se preocuparon de inmediato.

—¿Estás bien, Sunoo? —preguntó Chanhee, notando que algo andaba mal.

—Sí, solo... solo un poco cansado —respondió Sunoo, forzando una sonrisa.

—Vamos a casa, Sunoo. Necesitas descansar —dijo Jungwon, poniéndole una mano en el hombro.

Sunoo asintió y, juntos, los tres amigos se dirigieron hacia la salida. Mientras caminaban, Sunoo se sintió agradecido por tener a Chanhee y Jungwon a su lado. Aunque el día había sido difícil, sabía que con sus amigos cerca, podía encontrar la fuerza para seguir adelante.

Al llegar a su casa, vio a Rose en la cocina, preparando la cena. Al verla, sintió una mezcla de alivio y tristeza. Rose se giró y le sonrió, pero su expresión cambió al ver la mirada abatida de su hermano.

—¿Cómo te fue hoy, Nunu? —preguntó Rose, tratando de sonar casual.

—Fue... un día largo, Roo. Pero estoy bien —respondió Sunoo, tratando de sonar convincente.

Rose no estaba convencida, pero decidió no presionar. Sabía que Sunoo hablaría cuando estuviera listo. —Bueno, la cena está casi lista. ¿Por qué no vas a cambiarte y luego cenamos?

Sunoo asintió y se dirigió a su habitación. Se cambió rápidamente, tratando de no mirar demasiado las marcas en su cuerpo. Al regresar a la cocina, se sentó a la mesa con Rose y, por un momento, disfrutó de la normalidad que su hermana siempre lograba crear, a pesar de todo.

La cena transcurrió en silencio, con Rose intentando mantener la conversación ligera. Sunoo apreciaba el esfuerzo de su hermana y, aunque el dolor físico y emocional seguía ahí, se permitió disfrutar del momento, sabiendo que no estaba solo.

Echoes | HeesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora