35

158 11 0
                                    

El siguiente día llegó con un aire tenso y cargado de expectativas. Sunoo sabía que eventualmente tendría que enfrentar a sus amigos, pero no estaba preparado para lo que estaba por venir. Cuando llegó al instituto, Chanhee y Jungwon se acercaron a él con miradas serias y decididas.

—Sunoo, necesitamos hablar contigo —dijo Chanhee, su tono indicando que no era una petición.

Sunoo suspiró y asintió, sintiendo un nudo formarse en su estómago.

—Está bien, hablemos. Pero no quiero que Yujin esté presente.

Los dos amigos se miraron entre sí, intercambiando una mirada de entendimiento antes de asentir.

—De acuerdo, será solo entre nosotros —respondió Jungwon.

Se dirigieron a un rincón tranquilo del patio, lejos de las miradas curiosas de los demás estudiantes. Sunoo cruzó los brazos sobre el pecho, preparándose mentalmente para la conversación.

—¿Qué es lo que quieren? —preguntó, tratando de mantener la calma.

—Queremos saber qué te pasa —comenzó Chanhee, su voz cargada de preocupación—. Has estado actuando de manera muy egoísta últimamente. Nos has dejado a nosotros y a Yujin completamente solos.

Sunoo sintió que la ira comenzaba a burbujear en su interior.

—¿Egoísta? ¿En serio? —replicó, su tono subiendo un poco—. Ustedes no tienen idea de lo que he pasado. Siempre he sido yo quien ha tenido que soportar todo esto.

Jungwon dio un paso adelante, tratando de calmar la situación.

—Sabemos que ha sido difícil para ti, Sunoo. Pero no puedes simplemente abandonar a Yujin. Él es más joven y está asustado. Necesita nuestra ayuda.

Sunoo apretó los puños, sintiendo que la ira se apoderaba de él.

—¿Y qué pasa conmigo? —gritó, sin poder contenerse más—. ¿Acaso no importo? Siempre he sido yo el que ha tenido que lidiar con esos monstruos. ¡Yo también necesito ayuda!

Chanhee lo miró con tristeza, pero también con determinación.

—Sunoo, lo entendemos. Pero ahora no estás solo. Nosotros estamos aquí para ti, pero también necesitamos que estés para nosotros. No podemos hacer esto solos.

—¿Creen que estoy siendo egoísta? —continuó Sunoo, su voz temblando de rabia—. ¿Creen que porque he pasado por esto antes puedo soportarlo una y otra vez? ¡No soy invencible!

La ira de Sunoo era palpable, y sus amigos se dieron cuenta de que nunca lo habían visto tan furioso. Siempre había sido el más tranquilo, el que evitaba los conflictos, pero ahora estaba explotando.

—¡Ustedes están mal de la cabeza! —exclamó, su voz resonando en el patio—. ¡No pueden pedirme que sacrifique mi salud mental y física por alguien más! ¡No es justo!

Sin esperar una respuesta, Sunoo se giró y se dirigió a su salón, su cuerpo temblando de emoción. La discusión lo había dejado agotado y frustrado, y necesitaba un momento para calmarse. Se sentó en su asiento, ignorando las miradas curiosas de sus compañeros de clase.

Mientras trataba de recuperar la compostura, no pudo evitar sentirse traicionado por sus amigos. Había esperado apoyo y comprensión, pero en su lugar, solo había recibido críticas y acusaciones. Se sentía más solo que nunca, atrapado en una situación que parecía no tener salida.

A lo largo del día, las palabras de sus amigos resonaban en su mente, alimentando su enojo y desesperación. Sabía que eventualmente tendría que enfrentar a Yujin y a los demás, pero por ahora, solo quería encontrar un poco de paz en medio del caos que se había convertido su vida.

Echoes | HeesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora