Capítulo 26

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Mi propio reflejo me atormentaba, en medio de un gran bosque, lleno de niebla con las hojas de los árboles moviéndose por los fuertes vientos.

Hacía frío.

Me abraze a mi mismo tratando de evitar sentir aquel frío.

Un espejo estaba apoyado en un árbol, observé mi reflejo, sólo llevaba puesto un traje blanco, me veía demacrado.

Mi piel estaba pálida, mis piernas estaban repletas de moretones, pequeños cortes en mis muslos que sangraban.

Aquel líquido rojo se deslizaba por mis piernas, un ardor invadió mi cuerpo, quería gritar de dolor, pero no lo hacía, mi voz no salía.

Observe mis muñecas, en ellas se comenzaba a divisar unas líneas de donde comenzaba a sobresalir sangre.

Mis lágrimas adornaban mis mejillas, mis ojos estaban inchados, mis fuerzas estaban abandonando mi cuerpo, perdí el equilibrio cayendo sobre mis rodillas.

Un dolor agonizante estremeció todo mi ser, me estaba desangrando en medio de este frío bosque.

Entonces no pude soportarlo más, grite con todas mis fuerzas, el dolor era insoportable, odiaba esto.

Odio cómo me veo.

No puedo describir cuanto me detesto.

En medio de este sufrimiento sólo podía pensar en aquel chico castaño, recordando su trato hacía mí. ¿Eso había sido culpa mía? ¿Hice algo mal y por eso Colby me trata así?.

Tal vez por eso Colby ya no me quería, por eso ya no me abrazaba y besaba.

Porque estaba sucio como la comida que alguien ya había masticado y vomitado.

Quería vomitar, siempre lo quería hacer y siempre lo hacía.

"Sé que te encanta

Ver cómo mis heridas

Escupen sangre con tu nombre"

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El sonido del monitor predominaba en la fría habitación donde estaba sobre la camilla un chico rubio inconsciente que era cuidado por un chico pelinegro de ojos ámbar.

Llevaban tres días en el hospital aproximadamente desde la mañana que encontraron al rubio tirado en el suelo de su habitación, tenía sus signos vitales bajos, era un milagro que siguiera vivo considerando la cantidad de pastillas que ingirió.

El pelinegro suspiro recordando las condiciones en que lo encontró.

Fue terrible.

Caminaba por los pasillos dirigiéndose a la habitación de sam, no había salido desde la noche anterior así que comenzaba a preocuparle.

¡Hey Sam!, tengo una sorpresa para tí, prepare la comida que te gusta -declaró el pelinegro sin recibir respuesta- ¿Sam?, entiendo que estés sin ánimos últimamente pero es necesario que comas.

Luca tocó dos veces la puerta sin respuesta alguna.

Algo no andaba bien.

Sam, voy a abrir la puerta, ¿de acuerdo? -expresó sujetando la manija de la puerta-

Trato de abrir la puerta, estaba trancada.

Sam ¿por qué trancaste la puerta? -indagó el pelinegro- Sam, abre la puerta porfavor.

No hubo respuesta.

Sam, esto no es divertido -exclamó el de ojos ámbar- si no abres la puerta no me dejas otra opción que derribarla -dijo el pelinegro con un tono de voz sería-

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