Capítulo 34. Aclarando dudas.

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Al salir del departamento de Todd, Trevor se dirigió con su amigo y socio a la oficina, donde estuvieron varias horas atendiendo tareas pendientes.

Casi al final de la tarde, Todd lo dejó para reunirse con el abogado que iniciará la demanda contra el hijo de Simón Levi. Ellos aseguraban que harían efectiva la denuncia el lunes a primera hora.

A Trevor ese problema no le interesaba, no podía quitarse de la mente lo que Julinka le había contado. La confesión de la chica le resultó trascendental.

«...Se mete con los novios de sus compañeras y hasta con sus amistades más íntimas...».

Él no era partidario de juzgar a nadie sin conocer a fondo la verdad, pero al recordar el rostro impactado y entristecido de Lynette cuando Connor apareció en su casa y se reencontró con ellas, así como su repentina marcha al día siguiente de su mansión a pesar de que Brianna la necesitaba al sentirse perturbada por el regreso del padre de su hijo, le hacía dudar.

Connor era un hombre que se movía por círculos sociales de gran estatus. Además, al ser productor de televisión era capaz de brindarle oportunidades interesantes a Lynette. A ella le convenía estar cerca de él. ¿Habrán tenido algún tipo de relación cercana, que llegue al punto de convertirse en confidentes?

No comprendía bien lo que sucedía entre ellos. Lynette se vio tan afectada como Brianna cuando él apareció, pero Brianna nunca mencionó nada sobre una relación entre ellos dos, aunque eso no rebajaba sus sospechas.

Con ayuda de Julinka consiguió la dirección de la mujer y decidió hacerle una visita al salir de la oficina. No podía descuidarse con se asunto.

Tenía que detener la filtración de información para que Connor no siquiera entrometiéndose en su matrimonio.

Lynette se impactó al recibir a Trevor en su pequeño aunque lujoso apartamento. Allí era donde ella se refugiaba cuando no quería estar con Vincenzo, o cuando él se iba de viaje por meses y la dejaba sola. Eso se lo había confesado Julinka.

—Hola.

—Vaya, ¿qué te trae por aquí? ¿Brianna está bien? —preguntó preocupada.

—Sí, está perfecta. Vine por otro motivo. ¿Podemos hablar?

Lynette lo hizo pasar a su sala y le ofreció algo de beber, pero él se negó.

—Solo quiero hacerte unas preguntas.

—¿Sobre qué?

—Sobre Connor.

Ella se sobresaltó, aunque se esforzó por disimular su inquietud sentándose a su lado en el sofá.

—¿Qué sucede con él? ¿Sigue molestando a Brianna?

—Está dispuesto a llevársela consigo a Nueva York. —La mujer lo observó con amargura y rabia—. Me lo ha dicho en varias ocasiones. Usará a su hijo para obligarla a dejarme y marcharse con él.

—Eso es imposible. Connor solo quiere a George, está ansioso por asegurar su paternidad.

—¿Has hablado con él?

Lynette desvió la mirada para esconder su estupor.

—Hace unos días, por móvil. Me llamó para saber de George.

—Es raro. Te llama a ti, pero nunca ha ido a la mansión para conocerlo.

—No va porque piensa que tú lo sacarás a patadas de allí —aseguró ella, encarándolo.

—Connor y yo nos conocemos desde hace más de quince años. Él sabe que yo, desde pequeño, siempre he perseguido la justicia. No tengo nada en su contra, voy a respetar sus derechos sobre el niño. Lo único que quiero evitar es que siga molestando a mi esposa y pretenda seducirla para llevársela consigo.

Dos hombres y un destino (COMPLETA) Matrimonio por convenienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora