Capítulo 52. La amante secreta.

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A la mañana siguiente, Brianna acompañó a Kendra al médico. Tuvo que llevar a George porque la niñera ese día no podía ir a cuidarlo. Tenía un compromiso de estudio.

Estar con el niño le sirvió de excusa para marcharse de la clínica sin que nadie sospechara que se encontraría con Connor y con Naomi Morgan en un café.

Acordó con su madre que iría a un parque cercano y luego pasaría a buscarla cuando terminara su consulta. Como Kendra sabía que a George lo ponían nervioso los centros de salud, no puso reparos en permitirlo.

Al llegar al café, Brianna se impactó al encontrar a Connor sentado en una mesa junto a una mujer en silla de ruedas.

Se trataba de una morena de piel acaramelada y de una larga cabellera azabache. Su rostro era precioso, de grandes ojos almendrados y labios carnosos.

Su mirada fija y soberbia la hizo estremecer. A Brianna le recordó la de Trevor, cuando estaba determinado a alcanzar alguna meta sin importar las consecuencias.

—Hola —la saludó Connor sonriente cuando ella se acercó a la mesa y lanzó una mirada inquieta hacia el niño—. Trajiste a George.

Brianna no sabía si aquello último él lo había dicho con alegría o pesar, su tono fue confuso.

—Ella es Naomi Morgan. Naomi, ella es mi Brianna —dijo el hombre haciendo las presentaciones.

—¿Tú Brianna o la de Trevor? —inquirió la mujer con ironía.

Connor apretó la mandíbula y le dedicó una mirada enfadada.

—Es un placer conocerte —respondió Brianna para cortar aquel tonto saludo.

George hacía grititos para llamar la atención y golpeaba la mesa con el juguete que tenía en las manos.

—¿Le pasa algo? —quiso saber el hombre.

—No. Siempre es así cuando está tranquilo. Solo llama la atención.

Él arqueó una ceja, sin dejar de evaluar los movimientos del chico.

—De verdad es muy parecido a ti —comentó Naomi hacia Connor—. Nadie puede negar que eres el padre.

—Nadie quiere negar que él es el padre —aclaró Brianna.

Naomi se irguió con soberbia.

—Connor me ha dicho que Trevor piensa quitárselo.

—Eso no es cierto —respondió ella y le lanzó al hombre una mirada de reproche.

Él se hizo el desentendido al llamar al mesonero para pedir un café para la recién llegada.

—¿Pido algo para el niño?

—No. Tengo todo lo que él necesita en su bolso —dijo con molestia.

Por un momento quedaron los tres en silencio, observándose con recelo.

—¿Y qué es lo que tienes que contarme? —pidió Brianna queriendo finalizar cuanto antes aquella reunión.

—La clase de hombre que es Trevor Harmon —respondió Naomi—. Mira cómo me dejó —dijo señalando hacia su silla de ruedas—. Esto fue su culpa.

—¿Te golpeó?

—Peor que eso. Intentó asesinarme por no estar de acuerdo con los términos de su acuerdo prematrimonial.

Brianna la miró con las cejas arqueadas.

—¿Ibas a casarte con él?

—Hace más de un año —reveló Naomi—. Estuvimos juntos por un tiempo, aunque lo nuestro fue una relación en las sombras. Trevor de mí solo quería sexo y yo se lo di sin condiciones porque estaba enamorada. Cuando pensé que podía exigirle más, él se volvió violento.

Dos hombres y un destino (COMPLETA) Matrimonio por convenienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora