Capítulo 7. Ella es mía.

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El momento fue tenso en extremo. Nadie hablaba, nadie se movía y nadie parecía respirar.

Brianna estaba a punto de llorar, se esforzaba por no agitar de más a su respiración y no salir corriendo.

Lynette la sostenía, aunque daba la impresión que la tenía tomada del brazo más para no caer ella que como soporte a su amiga. La presencia de Connor le generó un estado de shock.

—Ehhh... ¿qué hacemos? —quiso saber Joey al percatarse de la situación confusa.

Por los rostros contrariados de todos supuso que la noche no terminaría como la habían programado.

Trevor estaba a punto de entrar en combustión espontánea. Su rostro se había colorado por la rabia. La reacción de Brianna y la del mismo Connor le generaron terribles sospechas.

Aunque no perdió la altivez ni el control de sus emociones. Algo que él sabía manejar muy bien eran los momentos críticos. En su trabajo y en su vida personal ya se había enfrentado a situaciones catastróficas.

Estiró una mano hacia Brianna, invitándola a acercarse a él.

Ella, al verla, se estremeció y le dirigió una mirada suplicante. Así le demostraba el miedo que la embargaba.

Pero él fue firme y no bajó su mano. No estaba seguro de lo que allí sucedía, sin embargo, dejó en claro que no daría marcha atrás.

Ellos habían firmado un contrato, ahora eran un equipo. Su equipo.

La visible determinación de él le transfirió confianza a la mujer, animándola a aceptar su oferta.

Trevor enseguida apretó la mano de su esposa y la aproximó a sí todo lo que pudo, envolviendo luego su cintura con un brazo para acentuar su posesión sobre ella.

—Connor, te presento a Brianna, mi esposa —dijo a su amigo y le dirigió una mirada implacable.

Connor retrocedió un paso mostrándose por completo desconcertado. El dolor le apretaba el rostro en una máscara de desesperación y rabia.

—¿Qué maldita broma es esta? —masculló inquietando a Brianna, a Lynette y a Joey. Este último comenzó a repasar los alrededores para memorizar las vías de escape.

—Ninguna broma —aseguró Trevor, muy serio—. Viniste hasta Seattle para conocer a mi esposa y aquí la tienes —finalizó, con tono desafiante.

Connor negó con la cabeza y se pasó una mano por los cabellos demostrando un creciente nerviosismo. Luego miró a Lynette, que parecía encogida en el rincón donde había quedado. Sola.

—¿Es algún tipo de venganza? ¿O algo por el estilo? —preguntó enfadado y riendo con ironía.

Lynette se abrazó a su cuerpo encogiéndose aún más, parecía asustada y a punto de estallar en llanto.

—¿Me acompañas afuera un momento? —preguntó Joey a Connor mostrándole las palmas de las manos abiertas en señal de rendición.

Daba la impresión de que su amigo de un momento a otro comenzaría a repartir puñetazos.

Connor dudó un instante, primero repasó con rabia a cada uno de los presentes antes de aceptar la propuesta de Joey. Necesitaba aire fresco para calmarse.

Frederick, que había estado mirando la escena desde una distancia prudencial, sin mostrar ningún tipo de emoción, los acompañó afuera para abrirles la puerta.

—Iré con ellos —dijo Trevor con tono severo y se apartó de Brianna.

Ella enseguida lo tomó del brazo para retenerlo.

Dos hombres y un destino (COMPLETA) Matrimonio por convenienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora