Capítulo 60. Perdón.

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Connor se pasó dos semanas en el hospital. Aquel tiempo le sirvió para pensar y reflexionar sobre su situación.

Había logrado mantener activas en Nueva York las negociaciones de los contratos que gestionaba con la NFL, pero ahora requerían de su presencia para cerrar esas negociaciones y darles curso.

Al salir del hospital se quedaría un par de días con sus padres, para terminar de recuperarse y ponerse al día con la relación con ellos, y luego prepararía su viaje.

A pesar de que sus padres aún no le perdonaban todos los conflictos que él había ocasionado hacía año y medio atrás, decidieron retomar la relación con él. Su delicado paso por el hospital y la existencia de George les ablandó el corazón.

En varias ocasiones ellos pudieron compartir con el niño siendo recibidos en la mansión de los Harmon. Brianna estuvo muy tensa en cada uno de esos encuentros, pero logró superarlos gracias a la compañía constante de Trevor.

Él nunca se apartó de su lado. No iba a permitir que le hicieran algún desplante a su esposa y mucho menos, en su casa. Aquella gente siempre la trató de forma despectiva solo por venir de una familia humilde, pero ahora ella era una Harmon en toda regla.

Antes de dirigirse a la casa de sus padres, Connor fue a la mansión. Él no había podido ver a George porque Brianna no permitía que el niño fuese al hospital.

El chico ya había sufrido su cuota de ansiedad por un mes. Al menos, no quería que volviera a ponerse nervioso y a él los centros de salud lo inquietaban.

Al llegar, Trevor lo recibió en la puerta y lo acompañó a la sala. Connor caminaba con lentitud ayudado por un bastón.

—Pensé que no me recibirías —lo pinchó.

—Iba a lanzarle piedras a tu auto apenas lo hiciste entrar en el estacionamiento —dijo Trevor con seriedad—, pero recordé que ya no somos adolescentes.

Ambos se miraron a los ojos y sonrieron con pereza. Querían recuperar la camaradería, pero seguía habiendo cosas entre ellos que lo impedía.

Al sentarse en un sofá, Connor respiró hondo y observó a su amigo con fijeza. Trevor se había ubicado frente a él y seguía mostrando una postura de hombre sabio y decidido, al que nunca debió subestimar.

—En unas semanas volveré a Seattle para casarme con Margaret —informó, sin ningún tipo de emoción en el rostro—. Pero igual, voy a solicitar la paternidad de George, quiero que el niño tenga mi apellido.

—Que tu abogado se comunique con el nuestro para iniciar los trámites. Brianna está dispuesta a facilitarte todo el proceso y establecer un tiempo de visitas para ti y para tus padres.

—Mi madre quedó muy emocionada con George.

—Lo sé, no hace más que llorar y pedir perdón cada vez que viene a verlo, y le ha traído tantos regalos, que tendremos que habilitar una segunda habitación para todos sus juguetes.

Connor aumentó la sonrisa.

—Y eso es solo el principio —bromeó, logrando esta vez relajar más el ambiente. Aunque pronto recuperó la seriedad.

—Quería pedirte disculpas por mis imprudencias —continuó—. Fui un completo idiota todo este tiempo, actué movido por los celos. Se me dio muy mal reconocer que había perdido a Brianna, siempre pensé que ella seguiría esperando por mí.

—Y lo hizo, solo que llegaste unas semanas tarde.

Connor apretó la mandíbula mientras asentía. Aunque en su pecho continuaran produciéndose sentimientos profundos por Brianna, debía aceptar su derrota.

Dos hombres y un destino (COMPLETA) Matrimonio por convenienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora