Capítulo 51. Sentimientos.

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Esa noche, Trevor se sentía muy cansado. Además de todo el trabajo que tuvo que realizar ese día en relación a la firma, también tuvo que ocuparse del conflicto de Brianna con Lynette, de la salud de Kendra que quedó afectada por la discusión con su hija y del bienestar de George, que estuvo inquieto por todo lo que sucedía en casa.

Había logrado gestionar cada una de las situaciones con efectividad, pero, en referencia a Brianna, había fallado estrepitosamente.

Ella no quería nada con él esa noche y eso lo tenía entristecido. Quería estar a su lado, consolándola, porque sabía que había recibido ese día un trago muy amargo, pero la mujer lo rechazaba.

Como todo un caballero, le concedió su espacio. Sin embargo, eso no evitaba que se sintiera decaído y confuso.

Se dirigió a la habitación de su abuelo para hablar con él antes de encerrarse en la suya. Necesitaba descargar sus ansiedades.

—Sabía que vendrías.

—Se me olvidó que tú lo sabes todo.

Albert sonrió con pereza.

—Claro que lo sé todo, sobre todo, de ti. Cuando vi tu rostro abatido esta tarde, supuse que necesitarías de una palmadita en el hombro.

Trevor se sentó en medio de un suspiro de cansancio en una silla ubicada junto a la cama. Su abuelo estaba recostado sobre varios almohadones.

—Hoy fue un día muy difícil.

—Pero necesario —aclaró el anciano.

Aunque Trevor asintió, no dejaba de reflejar inconformidad en su rostro.

—Ese secreto iba a salir a la luz en cualquier momento —siguió Albert.

—Solo que no lo hizo de la mejor manera.

—Espero Brianna lo supere pronto.

El anciano estuvo pensativo un instante antes de volver a hablar.

—Pobre chica, la verdad es que no la ha llevado bien desde hace más de un año. No solo por las pérdidas que ha tenido, sino por la clase de gente con la que terminó relacionada.

—¿Eso me incluye? —quiso saber Trevor.

Su abuelo lo observó con el ceño fruncido.

—Ustedes llegaron a un acuerdo antes de casarse. Eso, en realidad, pudiera liberarte de muchas responsabilidades, pero ahora me parece que las cosas son distintas entre ustedes.

Aquello lo dijo en referencia a las emociones que su nieto solía revelar durante los últimos días en relación a su esposa.

Entre Brianna y él comenzaban a despertar sentimientos que ninguno de los dos podía controlar.

—De mi parte... creo que son distintas —aceptó.

—¿Crees?

—Tengo miedo de etiquetarlas.

—¿Y qué vas a esperar? ¿Qué ella termine superada por sus conflictos y se marche de esta casa? ¿O que Connor la convenza de irse con él?

La mirada de Trevor se endureció con ese recordatorio.

—No es buen momento para abordar este tipo de situación con ella.

—Tal vez ella lo estará necesitando.

—O tal vez, no, abuelo. Ahora, por lo menos, Brianna no quiere saber nada de mí ni de nadie.

El hombre gruñó en desacuerdo.

Dos hombres y un destino (COMPLETA) Matrimonio por convenienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora