♦️La Sala Roja♦️

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A veces pensamos que no podemos caer más bajo, que ya hemos tocado fondo, y solo nos queda mirar hacia riba y escalar los muros del hoyo donde nos encontramos para salir adelante, pero no es verdad, siempre podemos caer mas profundo.

El olor a carne quemada, y sangre oxidada me hizo abrir los ojos, tenía mucho frío y , mi cabeza dolía, la luz roja de la habitación me hizo parpadear varias veces para ajustar mi vista, estaba en un cuarto muy grande, rodeado de...

Cadáveres.

Había cuerpos colgados del techo, gachos atravesaban sus clavículas desgarrando la carne, en el suelo había más, a todos les faltaban distintas partes del cuerpo, algunos tenían cortes limpios, y otros parecía como si les hubieran arracado con fuerza bruta brazos y piernas, dejando pedazos irregulares, hilos de piel colgate, y huesos astillados que sobresalian, en las esquinas había pilas de carne troceada, como si la hubieran picado muchas veces con un cuchillo o algo afilado, casi parecía carne molida, exepto que se podían ver dedos, ojos oculares, y miembros pequeños intactos como orejas o narices, sentí náuseas todo el suelo estaba cubierto de sangre, no una fina capa, no, era mucha, demasiada mis pies descalzos se hundian en el viscoso líquido.

-Me alegra que hayas despertado - sentí la mano de Román en mi hombro, me sobresalté, trate de levantarme de la silla donde me encontraba, pero mi cuerpo estaba débil, me sentía enfermo, no podía moverme, mis piernas estaban entumidas.
-Tengo una sorpresa para ti- me susurro al oído, sentí un escalofrío, se puso enfrente mío, tomo mi barbilla y me hizo verlo a los ojos, se veía muy enfermo, tenía unas ojeras muy marcadas como si no hubiera dormido en días, su camisa blanca estaba manchada de sangre las mangas estaban arremangadas hasta los codos, y sus nudillos estaban en carne viva como si hubiera golpeado algo durante mucho tiempo hasta desgarrar su piel, si la muerte tuviera apariencia humana, seria la viva imagen de Roman Tushionka.

-Cuando era niño, tenía un perro muy bonito, su pelaje era tan blanco como la nieve y cuando lo acariciabas era como tocar una nube esponjosa,- empezó a hablar de la nada.
- lo quería mucho, incluso dormía conmigo por las noches, me acompañaba a todas partes era muy leal y sumiso- acaricio mi labio con su dedo, sin pensarlo dos veces lo mordi con fuerza, senti el sabor metalico de la sangre en mi boca, él nisiquiera se molestó o pareció dolerle, no aparto su mano o siquiera hizo una expresión de dolor.
-Yo lo amaba, lo mimaba demaciado, le daba todo en bandeja de plata, lo cuidaba mucho por qué lo quería, y sabes que pasa cuando a un animal le das todo, sin que tenga que esforzarse o pelear por ello?- esparció la sangre de su dedo por mis labios, pintandolos de rojo, no entendía a dónde quería llegar con todo esto.
-Se vuelve débil- dijo con desprecio,
-Un día deje salir a mi perro a uno de los tantos jardínes de la mansión donde vivía, lo deje correr y jugar libremente, y cuando era hora de irse le grite "Yuki ven", no hizo caso, seguia corriendo y jugando, volví a llamarlo, "Yuki es hora de irnos" no obedeció, yo tenía una junta importante, así que me fui y lo dejé solo, pasaron las horas y no regresaba, hasta que cayo la noche y lo fui a buscar,¿ sabes que fue lo que encontre?- sonrió con tristeza, tomo un mechón de su cabello y lo jaló con fuerza, hasta desprenderlo de su cráneo, pequeños hilos de sangre, comenzaron a bajar de su cabeza hasta manchar su rostro.
-Su cadáver, su hermoso pelaje blanco manchado de rojo, no tenía ojos, solo se veian sus cuencas vacía devolviendome la mirada, mi hermano mayor y Dimitri lo asesinaron cuando yo no estaba, y cuando fui a la habitación de mi hermano a confrontarlo, sabes que fue lo que ví, ni un solo rasguño, ni una sola mordida su piel y entendí que mi precioso perro blanco, no se defendió, no lucho para salvar su vida , por que yo lo hice débil- se quedó callado un momento y su mirada se perdió en la nada como si recordara con dolor ese momento, su respiración se agitó, estaba sufriendo, no me gustaba verlo así, me dolía el pecho, levanté mi mano con mucho esfuerzo, apenas toque su mejilla sus ojos volvieron a enfocarse en los mios, recargo su cabeza sobre mi mano, buscando más contacto.

Con Sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora