16- Monstruo

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El cuerpo de Román sobre el mío, se sentía bien, su peso no me hacía sentir apresado, sino todo lo contrario me gustaba la forma tan dulce en que me cortaba el aliento, como me aplastaba el pecho era...

Reconfortante

La mayor parte de mi vida he estado solo, y por fin tener a alguien se siente tan bien que se convierte en algo adictivo, una droga para el corazón, acerque mi cabeza a su cabello he inale,

yo era un adicto y mi droga se llamaba Román.

-Tengo hambre - Su voz en mi cabeza nublaba todo, cuando quería algo su voz era tan chirriante y agobiante que quería morir de dolor, sentía mi cabeza explotar, hace años que no lo escuchaba, estaba dormido en mi interior esperando algo, esperando por...

Román ?

-Por que después de tantos años apareces, ahora que todo empezó a ir bien, es mío, no tuyo, yo elijo que hacer con él, no tu-
-Tengo hambre- volvió a repetir, mi estómago gruño, apreté mas fuerte a Román en mis brazos, no lo iba a escuchar yo tenia el control, no iba a permitir que le hiciera daño, era todo lo que me quedaba en este mundo, la unica persona que me amaba apesar de todo el daño que le habia provocado, y lo iba a defender con dientes y uñas si era necesario, trate de ignorar su voz , concentrarme en el calor que Roman me transmitía, su respiración relajada y pausada era hipnotica, retire el cabello que estaba en su frente y memorice cada rasgo de su rostro, si prestaba la suficiente atención tenia en el labio y la ceja pequeños orificios, eran de perforaciones, seguro usaba pirsings, toque su labio manchado de sangre, lo imagene portando esas pequeñas argollas de metal en su rostro, seguro se veía muy guapo, su cuerpo se removió en mis brazos y escondió su rostro en mi cuello.
-Ethan- susurro dormido, empece a relajarme, me rodeo con sus grandes brazos, y froto su cabeza en mi cuello,cerré los ojos tratando de dormir junto a él,
Tengo Hambre!- mis oídos sumbaron por el grito, trate de ignorarlo, acaricie el cabello de Román, parecía un gatito con cada caricia se apretaba más a mi, esperando conseguir más, sonrei, incluso en la inconsciencia el me buscaba con desesperacion.
-Roman... yo- dudé , abrí los ojos lentamente, y lo mire asegurándome de que estuviera dormido, su cuerpo estaba apresando al mío, su respiración era relajada y continua, no estaba consiente.
-Antes creía que... eras un mounstro que había llegado a mi vida para castigar los pecados que había cometido a lo largo de ella, pero poco después me di cuenta que no era así, yo era el monstruo.. yo era tu castigo y tu mi redención- acaricie su espalda, desde abajo hasta llegar a su nuca, la piel ahí se le puso en punta, como un gatito erizado, me apretó más entre sus brazos.
-Se que entre más tiempo pases conmigo, te darás cuenta de cosas feas que no quiero que sepas de mí, algunas te van a asustar y... otras te harán enojar- mi cabeza empezó a doler demasiado sentía que iba a explotar de la presión.

-Me gusta, y lo quiero, Vamos Ethan come,
sabes que quieres, sabes que queremos, ahora que está dormido tienes que aprovechar, el ya probo tu sangre es justo que nosotros probemos la suya.- era asqueroso, me daban náuseas no me gustaba lo que me decía, lo ignore, si le prestaba atención tardaría mas en irse, acaricie la frente de Roman, tenía que distraer mi mente.

-Mi mamá me contaba muchos cuentos a la hora de dormir algunos eran tristes y muy complicados para que un niño de cinco años los entendiera, algunos eran un poco tétricos me daban un poco de miedo pero , me hacia repetirlos, una y otra vez hasta que me los aprendí de memoria, ella recalcaba mucho la importancia de aprenderlos, me decía:

"Cuando seas mayor lo entenderás y te serán de mucha utilidad"-,sonreí al recordar su tierna voz

-aún no entiendo cómo me van a servir, pero desde que llegaste a mi vida la recuerdo a un más, y cuando veo tus ojos azules, recuerdo un cuento es especial, trataba de un niño ciego, siempre usaba una benda para tapar sus ojos, por qué le daba miedo que los demás lo vieran y lo juzgarán, sus padres lo ignoraban como si no existiera, así que hacía muchas travesuras para llamar su atención, pero no importa que tan mal se portará, jamás ni una sola vez lo regañaban por qué sentían pena por él, y eso le enfurecía, todos los niños se burlaban y lo criticaban a sus espaldas, pero el no decia nada, se quedaba callado y ese silencio era la peor de las advertencias, por las noches el iba a sus casas y asesinaba a las mascotas de los niños dejando un mar de sangre, se regocijaba de alegria al escuchar el llanto de los niños cuando se despertaban y veían la sangre esparcida por el suelo, todos sabían que el niño ciego era el culpable pero madie decia o hacia nada por que los adultos sentian pena de él, todos se empezaron a alejar del niño dejandolo solo, no tenia amigos, pero las burlas pararon, ahora le tenian miedo, - acarice el cabello de Roman.
-Pero lo que nadie sabía, es que el niño jamás había lastimado a un solo animalito, la sangre que los niños veían en realidad era de él, se cortaba las muñecas, para crear la ilusión de que era un monstruo, se hacía daño el mismo para que otros no se lo hicieran, se llevaba a los animalitos a un jardín secreto escondido en el bosque, todos los días sin falta les llevaba comída y agua, los acariciaba y bañaba con devoción, y solo con ellos en la intimidad que le brindaban los árboles y arbustos, se quitaba la venda mostrando sus hermosos ojos azules, revelando su debilidad, si los demás le hubieran prestado un poco de atención se hubieran dado cuenta de sus cicatrices, pero estaban tan ocupados enfocándose en lo que ellos creían, que se olvidan de ver la realidad.... él solo era un niño pequeño en busca de amor.- sentí un nudo en mi garganta.
-Siempre que veo tus ojos azules veo miedo en ellos y recuerdo a ese pequeño niño de la historia,no se que es, a lo que tanto le temes..- apreté mas mis brazos a su alrededor, bese con delicadeza su frente, dejando una pequeñita marca húmeda.
-pero, jamás voy a dejar que lo enfrentes tu solo- Román se relajo en mis brazos como si aquellas palabras hubieran atravesado su inconsistencia.
-Lo vas a dejar, lo vas a asesinar, lo vás a degollar, lo vas a abandonar, tu eres veneno, tu eres miseria, tu eres una carga, tu eres la muerte- deje de respirar, sentí mi pecho oprimido, sus palabras eran como laba ardiente, quemando mi corazón,
-¡No, no es verdad tu eres la muerte tu eres el veneno no yo, jamás voy a dejar que lo lastimes!- abrace mas fuerte a Román,
-No le voy a hacer nada, solo quiero salir un momento - cerré los ojos con fuerza, trate de regresarlo al rincón oculto donde guardaba a mis demonios, pero se resistía, entre más luchaba por alejarlo más me dolía.
-La última vez que te deje salir mataste a alguien-
-La última vez que me dejaste salir te salve de un drogadicto, me lo debes-
-No lo hiciste por mí, lo hiciste por ti, por qué si yo muero tu igual- se quedó callado un momento.
-Y si...hacemos un trato, te gustan mucho las apuestas verdad hermanit-
-No me llames así tu y yo no somos iguales tu no eres mi hermano, solo eres un parásito que se alimenta de mi, no eres nada, ni nadie, tu no eliges yo si, tu no sientes ni pruebas de él, yo sí, el me ama a mí, nisiquiera sabe que existes y me voy a asegurar de que siga siedo así- eso lo hizo enojar, lo supe por qué de mi nariz empezó a brotar sangre, sentí como escurrió hasta mi barbilla, me estaba haciendo daño, me limpie con el dorso de mi mano.
yo tengo el derecho!- grito tan fuerte que mis oídos sumbaron.
-Tu no tienes ningún derecho por qué no eres nada-
El no te ama, solo te utiliza como todos los demás, cuando consiga lo que quiere de ti, te dejará tirado, el te odiara cuando se entere de lo que eres,-
-El jamás lo va a averiguar, estás condenado a pudrirte en las sombras, y alimentarte de mis sobras, así que jodete perra, por qué no te voy a dejar ni las migajas de Román- cerré los ojos con fuerza y me concentre en aislarlo, no quería retroceder pero lo obligue
-¡NO, NO, NO ME ENCIERRES, NO DE NUEVO, NO ME GUSTA, ME DUELE, DUELE, TE LO RUEG!- mis oídos sangraron sentí sus garras arañando dentro mío tratando de salir, ardía mucho quería vomitar, mi cabeza la sentía estallar, pero yo gane, la voz se detuvo, no soportaba la idea de tener está cosa dentro mío, era como un veneno que me pudria de adentro hacia afuera, no podía dejarlo salir si lo hacía las personas a mi alrededor morían, no podía dejar que nadie lo viera nisiquiera Román.

Con Sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora