El despacho de Heng era un caos. Libros, sillas y objetos de valor estaban esparcidos por el suelo, víctimas de su furia desatada. Heidi se encontraba en un rincón, con la voz temblorosa, sin saber qué hacer, pues jamás había visto a Heng de esa manera.
—¡Rebecca terminó nuestra relación! —gritó Heidi, esperando que Heng no estuviera más furioso este se acercó a ella, la tomó del cuello.
—Lo siento, Heng —dijo con voz quebrada— Te dije que Rebecca estaba con Freen, pero no pensé que ella...
—Me lastimas, Heng—con una voz de asfixia Heidi trataba de soltarse del agarre de Heng.
—¡Eres una inútil, Heidi! —la interrumpió Heng, sosteniendola del cuello— Tenías un solo trabajo ¡uno solo!: mantener a Rebecca alejada de Freen. ¿Y qué hiciste? ¡Nada! Ahora ella se ha ido, y todo es culpa tuya.
Heidi se encogió ante sus palabras, sintiéndose más pequeña con cada insulto. Heng giró su furia hacia dos de sus guardias que estaban de pie, inmóviles y asustados.
—¿Y ustedes? —rugió—. ¿Por qué no saben dónde está Freen? ¿Para qué les pago si no pueden vigilar a una sola persona?
Los guardias intercambiaron miradas nerviosas, sin atreverse a hablar. Heng apretó los puños, su rostro rojo de ira.
—Quiero que encuentren a Freen —ordenó—. Y no vuelvan hasta que lo hagan. ¿Entendido?
Los guardias asintieron rápidamente y salieron apresuradamente de la habitación. Heng respiró hondo, tratando de calmarse, pero la ira seguía ardiendo en sus venas. Heidi, aún temblorosa, no sabía cómo reparar el daño causado, ni cómo acercarse a un hombre cuya furia parecía no tener fin.
Heng se desplomó en su silla, apretando las sienes con las manos temblorosas. Repitiendo constantemente a sí mismo —Estupida Rebecca no me quitaras a Freen, juro que te mato antes... —
En ese momento, el teléfono en su escritorio comenzó a sonar. Sin pensar, lo agarró y contestó.
—¿Sí? —gruñó, intentando recuperar algo de compostura.
—Hijo, soy yo —la voz de su padre sonaba preocupada al otro lado de la línea—. He escuchado lo de Freen.
—Padre —respondió Heng, tratando de mantener la calma—. Necesito que hables con el padre de Rebecca. Pregúntale si sabe dónde está.
Hubo una pausa al otro lado de la línea. Heng podía imaginarse a su padre frunciendo el ceño, considerando sus palabras.
—Heng, ¿Qué tiene que ver Rebecca con Freen?
—Heng, se quedó callado para después responder, Padre es que discutí cosas tontas de pareja, y Rebecca es amiga de Freen quizás ella sepa dónde se encuentra Freen.
—Lo haré, pero también hablaré con la madre de Freen. Quizás ella sepa algo.
—Gracias, padre —dijo Heng, su voz un poco más suave—. Necesito encontrarla.
—Lo sé, hijo. Haremos todo lo posible.
Heng colgó el teléfono y se quedó mirando fijamente a Heidi, —¿Entonces dime cómo demonios piensas resolver la situación con la estupida de Armstrong?
Heidi se acercó tímidamente, poniendo una mano en su hombro.
—Heng, lo siento. Haré todo lo posible para enmendarlo —murmuró, con miedo.
Heng asintió, pero no dijo nada. En su mente, solo había un pensamiento: encontrar a Freen, cueste lo que cueste y si era posible acabar con la vida de Rebecca.
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Pov Becky.
Rebecca se despertó con una sonrisa en los labios, recordando la mágica noche que había pasado junto a Freen. Las primeras luces del amanecer se filtraban por las cortinas, iluminando suavemente la habitación. A su lado, Freen dormía plácidamente, con una expresión de paz que llenaba el corazón de Rebecca de ternura.
Decidió levantarse sin hacer ruido y preparar el desayuno. Se puso una camiseta y unos pantalones cortos, y se dirigió a la cocina. Mientras preparaba los ingredientes para hacer waffles, encendió la radio y comenzó a sonar "I Wanna Be Yours" de Arctic Monkeys. La melodía suave y romántica creó el ambiente perfecto para la mañana que estaba comenzando.
Rebecca mezclaba la masa de los waffles, moviéndose al ritmo de la música, cuando sintió unos brazos rodeándola por la cintura. Se giró ligeramente y vio a Freen, quien se había puesto la blusa de Bec. Freen sonrió y apoyó su cabeza en el hombro de Rebecca, inhalando su aroma con una satisfacción evidente.
—Buenos días, Armstrong —susurró Freen, besando suavemente su cuello.
—Buenos días —respondió Rebecca, sintiendo un cosquilleo de felicidad—. Estoy haciendo waffles para ti.
Freen rió suavemente, girando a Rebecca para que quedara frente a ella. Aún con la música de fondo, comenzaron a balancearse lentamente, sus cuerpos sincronizados en un baile improvisado. Las risas y susurros llenaban la cocina mientras se movían al compás de la canción.
Rebecca miró a Freen a los ojos, y todo lo demás desapareció. La sensación de estar en los brazos de Freen, la calidez de su abrazo, y la música que llenaba el aire, todo era perfecto. En ese momento, supo que no necesitaba nada más. Quería pasar cada mañana así, bailando en la cocina con Freen.
—Entonces, aparte de ser una gran cazanova ¿también sabes cocinar? Wow, dime algo que no sepa Bec —dijo Freen, con una pequeña risa.
Freen tomó un Waffle, y se dispuso a probarlo — mmm esta buenisimo— Freen dijo mientras comía y le sonreía a Rebecca.
— Qué quisiera que este momento fuera para siempre—respondió Rebecca, cerrando los ojos y disfrutando del momento.
Freen se acercó a Rebecca y pego su frente con la suya— la canción terminó, pero el baile continuó, porque en ese pequeño rincón del mundo, Rebecca y Freen habían encontrado su felicidad.
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Me Recuerdas
FanfictionBecky Armstrong es una chica proveniente de una de las familias más adineradas de Tailandia. Lo tiene todo una familia perfecta, un trabajo estable, dinero y una chica brutalmente sexy, pero carga un vacío dentro de ella que no lo puede explicar, y...