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(__) se encontraba sumamente inquieta

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(__) se encontraba sumamente inquieta. El caos reinaba a su alrededor, y en medio de la confusión había perdido de vista a su madre tras escuchar los disparos de advertencia.

Era una situación lamentablemente común en su pueblo. Al oír esos sonidos, la consigna era buscar refugio y no abandonar el hogar hasta que sonaran las alarmas de seguridad.

—Ven conmigo, rápido —le instó un joven de cabello azabache, tomándola del brazo con firmeza.

Aunque (__) intentó resistirse, la determinación del muchacho prevaleció. La condujo hasta su casa mientras ella protestaba en vano.

—Lamento la brusquedad, pero era peligroso que permanecieras afuera. Parece que están intentando llevarse a más chicas del pueblo —se disculpó Yuta por su acción precipitada—. Puedes estar tranquila, le aseguré a tu madre que te pondría a salvo.

—¿Viste a mi madre? —preguntó (__) con evidente preocupación.

—Está con la madre de Megumi, no te preocupes, se encuentra bien —le aseguró.

—Qué día tan desafortunado para hacer las compras —se lamentó. Habían escuchado rumores sobre la situación caótica del pueblo, pero los consideraron exageraciones.

—Lo fue, pero lo importante es que estás a salvo —sonrió levemente Yuta—. ¿Te encuentras bien? Vi que varias personas te empujaron, ¿te duele algo?

Le preguntó con genuina preocupación. Era común que en estos disturbios la gente resultara con contusiones o heridas debido al pánico generalizado.

La amenaza de secuestros y trata de personas era una realidad aterradora en el pueblo. A pesar de los esfuerzos de los habitantes, el problema persistía, y las autoridades recomendaban resguardarse hasta que sonaran las alarmas o las campanas de la iglesia.

—Solo me duelen un poco los hombros —admitió (__) con cierta timidez.

—Vamos a mi habitación, es más seguro que la sala. Tengo algunas pomadas para el dolor —sugirió Yuta, guiándola con más delicadeza esta vez.

(__) accedió con cierta vacilación, consciente de que nunca había estado en la habitación de un joven, y menos de alguien que apenas conocía.

—Siéntate en la cama, voy a buscar las pomadas —indicó Yuta. (__) obedeció, sentándose en el borde del lecho.

Observó cómo Yuta sacaba varios frascos de su cómoda y se acercaba a ella.

—¿Dónde te duele exactamente? —preguntó mientras abría un frasco con cuidado.

—En el brazo, los hombros y la espalda —respondió (__), notando un leve rubor en las mejillas de Yuta.

—¿Podrías... um, quitarte el suéter y tu blusa? Para aplicar la pomada —pidió Yuta, visiblemente incómodo.

(__) asintió, comprendiendo la necesidad pero sintiéndose igualmente abochornada. Se quitó el suéter con cuidado al igual que su blusa. 

—Tienes varios moretones en los hombros. Tuviste suerte de no recibir golpes en zonas más delicadas —comentó Yuta mientras aplicaba la pomada con suma delicadeza en los brazos y hombros de (__).

El ambiente se tornó tenso, cargado de una incomodidad palpable mezclada con una creciente conciencia mutua. Yuta se esforzaba por mantener un comportamiento profesional, pero su nerviosismo era evidente. Intentaba no fijarse en los atributos de la castaña, pero era inevitable. Notó que sus pechos eran más grandes de lo que recordaba y que llevaba un lindo sujetador de color rosa pálido con encaje.

—¿Podrías voltearte? Necesito ver los moretones en tu espalda —pidió Yuta, su voz ligeramente temblorosa.

—Está bien —accedió (__), girándose con cuidado.

Yuta, al ver su espalda, tragó saliva. Intentó desviar muchas veces la mirada, pero le gustaba ver la curva entre el cuello y los hombros de la menor.

Yuta aplicó la pomada en la espalda de (__) con movimientos suaves y precisos, consciente de la intimidad del momento y luchando por mantener la compostura. Se sentía bastante apenado por tener aquellos pensamientos en esta situación. Sentía que no era mejor que sus amigos en ese aspecto.

—Listo —anunció finalmente, retrocediendo.

—Gracias, ya no duele tanto —agradeció (__), apresurándose a ponerse de nuevo el suéter y su blusa.

Ambos evitaron el contacto visual, conscientes de la tensión que flotaba en el aire. (__) no pudo evitar notar las miradas furtivas de Yuta, y una parte de ella se preguntaba si las había malinterpretado o si realmente había algo más en esos gestos.

 (__) no pudo evitar notar las miradas furtivas de Yuta, y una parte de ella se preguntaba si las había malinterpretado o si realmente había algo más en esos gestos

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Bebé a bordo [JJK X Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora