(__) pasó su mano sobre su mejilla mientras escuchaba el incesante parloteo de la madre de Gojo. Hacía tiempo que había dejado de prestarle atención, perdiéndose en sus propios pensamientos. Lo que aquella mujer tuviera que decir carecía de importancia para ella.
—Mis hijos no están en venta —declaró finalmente la joven con firmeza. Anhelaba el pronto regreso de sus padres del pueblo para que pusieran fin a esta incómoda visita. Incluso consideraba la idea de colocar un letrero prohibiendo la entrada a los Gojo. No cabía duda de que se trataba de la progenitora del albino.
—Deberías reconsiderarlo. Aún eres joven y no podrías brindarles la vida que mi familia ofrecería a esos niños —insistió la mujer, provocando que (__) frunciera levemente sus labios.
—Es cierto, pero mi familia no se encuentra en la precariedad que usted imagina, señora Gojo —refutó rápidamente. Deseaba dejar claro que no estaba dispuesta a negociar la patria potestad de sus hijos.
—Sus hijos podrían recibir una educación superior, incluso una vida mejor. ¿Por qué les niega esos derechos? —inquirió la matriarca, mientras (__) apretaba sutilmente su mandíbula.
—Mi familia puede cubrir perfectamente los gastos. Es verdad que no poseemos la misma fortuna que ustedes, pero a ninguno de los gemelos les faltará nada. Mi padre percibe un buen salario, con ingresos anuales cercanos a los 10 millones de yenes. ¿Cree realmente que con ingresos mensuales de 800 mil yenes les faltará algo? —defendió su postura, proporcionando cifras aproximadas de sus ingresos familiares, aunque sabía que estos eran mayores debido a los diversos proyectos en los que su padre participaba.
La actitud de la madre de Satoru constituía un insulto total hacia su progenitor. Ninguno de ellos era indigente para ser tratado de aquella manera. Incluso si lo fueran, merecerían respeto.
—Ese dinero es insignificante en comparación con los ingresos de mi familia —afirmó con severidad, escudriñando a la joven con la mirada.
—Lo sé. No me trate como si fuera ignorante —replicó (__) con firmeza, llevando una de sus manos al puente de su nariz y presionándolo levemente.
Ansiaba el momento de despedir a la señora Gojo de su hogar.
—Si no desea separarse de sus hijos, en caso de que pertenezcan a la familia Gojo, puede contraer matrimonio con mi hijo. Es la segunda opción que le ofrezco de manera pacífica —indicó, provocando que la mandíbula de (__) casi cayera por la impresión. Su expresión se desencajó por completo al escuchar semejante propuesta.
—Su hijo ni siquiera me tolera. Ese matrimonio jamás será viable —rechazó rápidamente, convencida de que aquella mujer había perdido completamente la cordura al sugerir tal unión.
—El matrimonio no se trata solo de tolerancia o amor, niña. El matrimonio es un negocio, y el negocio que estamos proponiendo es para que conserves a tus hijos —replicó con aire de superioridad.
—Mis hijos estarán mejor sin la presencia de la familia Gojo, se lo puedo asegurar. ¿Por qué le interesan tanto? Su hijo puede tener más descendencia si lo desea. Los míos no son siquiera relevantes —respondió (__) con evidente molestia. Después de todo, sabía que el albino no tardaría demasiado en engendrar más hijos a ese ritmo.
Incluso le sorprendería si fueran sus primeros nietos. No le extrañaría en absoluto si Satoru tuviera hijos dispersos por todo el pueblo y su familia los estuviera ocultando en su villa.
La familia Gojo siempre intentaba silenciar y resolver las situaciones mediante el dinero. No importaba el asunto, siempre creían que todo tenía un precio y que ellos podían adquirirlo. Pero esta vez, (__) no pensaba darles el gusto de salirse con la suya.
Estaba dispuesta incluso a huir muy lejos para tener a sus hijos y criarlos ella misma. No sería una madre ausente ni negligente.
—Me interesan porque llevan en sus venas la sangre de los Gojo. Además, la niña podría ser utilizada en un matrimonio por conveniencia. Si hereda tu color de ojos, no dudo que podríamos obtener un gran beneficio, aumentando su valor —siseó con malicia, imaginando el provecho que podría sacar de su nieta.
La familia Gojo se caracterizaba por su atractivo físico, y observando mejor a la joven, no resultaba ser poco agraciada. No dudaba que la menor heredaría rasgos atractivos. Por ello, debía obtener la custodia de la niña a toda costa.
—Eso es aún más terrible que lo anterior. No permitiré que utilice a mi hija para un matrimonio que solo busque enriquecer a su familia. Puede decirle a su hijo que busque otras mujeres para tener descendencia —declaró (__) con severidad, mientras observaba cómo la mujer esbozaba una sonrisa amarga y se levantaba de su asiento.
—Es difícil encontrar una mujer dispuesta a llevar en su vientre un bebé de la familia Gojo sin estar casada previamente. No pienso perder esta oportunidad —insistió, chasqueando levemente la lengua.
—Este niño podría no pertenecer a su familia. Debería dejar de insistir —musitó (__) con evidente fastidio. En ese momento, escuchó cómo se abría la puerta principal.
Su madre había regresado con su padre, lo que significaba que ya no tendría que seguir lidiando con uno de los integrantes más desagradables de la familia Gojo. Realmente todos los miembros de esa familia resultaban insoportables.
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Bebé a bordo [JJK X Lectora]
Fanfiction(__) siempre desechó las historias fantásticas y exageradas que circulaban por su pueblo como simples leyendas. Sin embargo, su escepticismo se desvanece cuando se encuentra inesperadamente embarazada en una situación tan inverosímil. Ahora, en medi...