XIX

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Y de nuevo estaban aquí.

¿Lo peor?

Eran las ocho de la mañana. En sábado.

—Oh, vamos ¿Se está quedando sin villanos? —Cuestionó Lordbug al ver de nuevo a Hiedra.

—Está es su... ¿vigésimo tercera vez? —Kitty se rascó la cabeza y puso una mueca de cansancio.

—¡Es Hiedra! —Exclamó BarkKnight emocionado.

Ya habían pasado dos semanas desde que se había integrado al equipo y por lo que sabían se trataba de un gran fanático del trabajo de los dos primeros héroes.

Conocía al pie de la letra a todos los villanos que habían enfrentado anteriormente y cada vez que derrotaban uno nuevo lo registraba en un pequeño cuaderno.

A pesar de sus pequeñas asperezas con Kitty Noir al principio, ya sabes, perros y gatos, había logrado llevarse bien con ambos, incluso los ciudadanos celebraban a su nuevo héroe.

A diferencia del pelirrojo los otros dos héroes no parecían muy emocionados de enfrentarla de nuevo.

—¿Puedo yo...?

—Toda tuya, novato —Kitty le cortó la pregunta.

El pelirrojo, actuando como un cachorro emocionado se paró frente a Hiedra de forma heroica.

—¡Tus días de maldad están a punto de acabar, Hierda! —La señaló amenazante—, Pues yo, BarkKnight, defensor de los inocentes, amigo de los solitarios, encarcelador de...

—¡Ejem! —Le interrumpió Lordbug con una tos falsa.

—¿Demasiado? —Preguntó él con una sonrisa nerviosa.

—Un poco —Kitty sonrió amigablemente—, trata de hacer los discursos menos... extensos. Vas bien, novato.

El pelirrojo saltó encima de la villana mientras se repetía mentalmente sus debilidades y fortalezas.

Sabía que si le arrojaba agua crecería, debía buscar una forma de cortar sus raíces para liberar el akuma.

Lamentablemente mientras el se sujetaba de sus tallos repasando el plan, la villana ya se había arrastrado a una fuente cercana.

—¡Todos aprenderan a respetar la naturaleza! —Sumergió uno de sus tallos en el agua y comenzó a crecer desmesuradamente.

BarkKnight trató de detenerla pero terminó enrollado entre sus tallos.

—¿Lo ayudamos? —Cuestionó la rubia mirando la escena preocupada.

—Déjalo, si nos metemos empezara a culparse por no haber podido hacerce cargo él solo, de nuevo —Respondió el azabache.

Hiedra envolvió una de sus raíces al rededor del cuello del chico.

—Si no lo ayudamos no volverá a anotar nada en su cuaderno —Se crispó.

El rostro del azabache pasó a preocupación.

—Corre.

Ella activó su Gataclismo y él su Lucky Charm, y en cuestión de segundos Hiedra volvió a ser la señora amable que cuidaba de los jardines de la plaza.

El típico "ganamos" no se hizo esperar.

—Yo ya la tenía —Dijo el pelirrojo algo desilusionado.

—Claro que sí, novato —Kitty palmeó su espalda amistosamente—, pero recuerda que somos un equipo, se supone que nos ayudamos.

—Pero, pero yo he visto como Lordbug y tú se han enfrentado solos contra villanos y han ganado.

—Aún te falta entrenamiento —Habló el azabache—, además nunca podemos del todo solo, nuestros poderes se complementa y nos ayudan en las misiones.

Sombras sobre París Donde viven las historias. Descúbrelo ahora