Orígenes III

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Kitty Noir extendió su bastón hasta quedar sobre el edificio, cara a cara con Bufón.

Observaba sentado en frente de la televisión, el canal se estaba tranmitiendo la cómica escena que desarrollo la de características gastunas contra el nuevo Akuma el día pasado, pues apenas habían conseguido una grabación.

Era cierto que lo había visto ayer en vivo por el Lordblog, pero como no cargaba su cuaderno de notas no pudo registrar la batalla con los detalles que le gustaría.

Más que una lucha parecía una guerra de Stand-up.

—¿Qué hace un bufón como tú en una batalla tan seria? Espero que no estés payaseando conmigo. Porque si es así, ¡Prepárate para un gatástrofe!—Insinuó ella en tono burlón.

Tomó su cuaderno, anotando los poderes del villano y añadió a sus debilidades el hecho de que era fácil de distraer.

Mientras en la pantalla se veía que él payaso se ajustó su gorro, dando a entender que aceptaba el desafío.

Los chistes malos volaban entre ellos, cada uno peor que el anterior, por supuesto.

Incluso su madre, quien estaba en su semana de vacaciones, después de mucho tiempo, reía junto a él.

En algún punto dejaron de atacarse con las bromas y comenzaron a reír juntos, como si fueran amigos de toda la vida.

Claramente, Kitty Noir ya se había olvidado que lo estaba distrayendo hasta que Lordbug le recordó la misión.

Luego de unos cuantos chistes los héroes derrotaron al Bufón, volvieron todo a la normalidad y el video se cortó cuando ambos se retiraron. Nadim, el presentador dio algunas de sus opiniones sobre la batalla y luego pasaron al clima.

Terminó de anotar en su cuaderno y lo guardó en su habitación, apenas cerró la gabeta cuando su celular ya estaba sonando de manera insistente.

Suspiró al ver el nombre en la pantalla y contestó.

—¿Hola...?

—¿Dónde estás? —La voz del otro lado le estaba interregando con urgencia.

—En mi casa, te dije que es la semana libre de mi madre y... —Le recordó tratando de sonar gentil.

—Sí, sí —Le cortó, restandole importancia—, como sea. Necesito que busques unas cosas y vengas para acá rápido. No tardes.

Se quedó con las palabras en la boca pues ya le había cortado.

Al momento le llegó la lista de lo que debía buscar.

Se disculpó con su madre antes de salir y ella lo entendió, le despidió con un abrazo y pidió que se cuidara, a lo que éste le prometió que lo haría.

Llegó al centro comercial buscando las cosas que su amigo le había encargado, el sol estaba en lo más alto y el calor comenzaba a ser insoportable, comenzaba a cuestionarse si había sido buena idea utilizar chaleco de lana, una suerte que había aire acondicionado.

Una vez con las compras hechas y asegurándose que nada faltara, pagó y salió del lugar.

Apresuró el paso al sentir su celular en su bolsillo vibrando, seguramente con más mensajes de él.

Unos hombres pasaron corriendo a su lado, haciéndolo tropezar y caer, vió claramente cuando, entre los dos, agarraban a la anciana frente a él, quitandole la única bolsa que llevaba.

Se levantó del suelo dejando las bolsas de lado, sus rodillas ardiendo, seguramente se las había raspado al caer.

Corrió detrás de los ladrones, con la intención de ayudar a la mujer, no era muy atletico pero gracias a las clases de defensa personal y a su no tan mala condición física, pudo alcanzar al menos al que le había quitado la bolsa, lo retuvo en el suelo mientras el compañero escapaba, las personas comenzaron a aglomerarse cerca de ellos.

Sombras sobre París Donde viven las historias. Descúbrelo ahora