XIV

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Un payaso.

No, literalmente un payaso está en frente a su compañera.

¿Lo más perturbador?

Imitaba su voz a la perfección.

—¡Déjate de payasadas y dime que has hecho con Lordbug!

—¿De qué hablas, minina? ¿no me reconoces? —Lo primero que cruzó por la cabeza de Kitty fue que habían akumatizado a su compañero.

Lordbug tomó cartas en el asunto y en un parpadeo ya estaba al lado de Kitty.

—Parece que alguien se escapó del circo —Comentó con un toque burlón, haciéndose notar.

Ella se lanzó a abrazarlo.

—¡No eres un payaso! —Dramatizó con lágrimas en sus ojos.

—¡Son Bufón!, No un miserable payaso —Corrigió.

—Payaso o no, ¡vas a volver a circo donde saliste! —Kitty se movió hacia Bufon con rapidez, lista para atacarlo.

El Bufón, saca de su manga un mazo de cartas que comienza a lanzar al aire con destreza.

—¡Ah, pero no se dejen engañar por mi aspecto! —Dijo con un tono dramático. —Tengo más de un as bajo la manga.

Las cartas, al tocar el suelo, explotan en una nube de humo de colores, y de la neblina emergen figuras ilusorias, muy parecidas a los animales de un circo, que se lanzan hacia los héroes.

Kitty Noir desenfunda sus garras, preparada para la acción, mientras que Lordbug se coloca en posición de combate, su yo-yo en mano, listo para ser usado.

—Parece que tendremos que enseñarle a este payaso una lección —comenta Kitty, con una sonrisa desafiante, guiñando un ojo a Lordbug.

—Justo lo que estaba pensando —responde Lordbug, y juntos, se lanzan hacia la batalla.

Un león rosa salta a atacar a Kitty, la cual le traba la mandíbula con su bastón y luego lo extiende, provocando que le explote en la cara una nube de humo rosa.

Tosió un poco y para cuando recuperó su visión se encontró con el azabache luchando con un mono rojo que le impedía ver. Con un golpe certero por parte de la rubia, el mono desapareció en una nube de humo.

Lordbug sonrió avergonzado al ser rescatado por Kitty.

—Entonces tu debilidad son los monos, lo tendré en cuenta —Ella le devolvió la sonrisa, juguetona y él rodó los ojos.

—Estoy seguro que el Akuma está en su mazo, necesito que lo distraigas un momento.

La rubia asintió varias veces y extendió su bastón hasta quedar sobre uno de los edificios, asegurándose de que Bufón la viera. Era su momento ideal para sacar a relucir su repertorio de chistes.

—¿Qué hace un bufón como tú en una batalla tan seria? Espero que no estés payaseando conmigo. Porque si es así, ¡prepárate para un gatástrofe!—Insinuó ella, sabiendo que sería la manera perfecta de distraerlo.

Él la miró de arriba abajo, verdaderamente había captado su atención.

—¿Gato contra Bufón?, me re-bufa que una felina quiera enseñarme a hacer reír —El villano escaló a donde estaba ella, dispuesto a darle una lección de chiste.

—Tus chistes son tan malos que hasta los ratones se escar-miau-an —Lo retó.

El se ajustó su ridículo gorro, aceptando el desafío.

—Entoces una gata trata de hacerme reír, ¿qué sigue? ¿Un perro haciendo stand-up?

Lordbug rodó los ojos, cada chiste era peor que el anterior, comenzaba a cuestionarse si era buena idea haber dejado que Kitty chistes-malos Noir se encargará de distraer a un payaso.

Sombras sobre París Donde viven las historias. Descúbrelo ahora