VII

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Lordbug observó a Kitty Noir con una mezcla de preocupación y sospecha. Ella había regresado de su encuentro con Jean Clo con una dulzura en su comportamiento que no le era característica. Su sonrisa forzada y su mirada distante eran señales alarmantes para él.

—Kitty, ¿qué te ha dicho Jean Clo? —Preguntó Lordbug, intentando captar su atención.

Ella parpadeó lentamente, como si luchara por mantenerse presente. —Oh, cosas sobre París, la vida, el amor... —Su voz se desvanecía, como si estuviera hablando consigo misma más que con él.

—Pero, ¿y la misión? ¿Qué hay de la información que debíamos obtener? —insistió Lordbug, su tono se endureció por la urgencia.

Kitty Noir parecía luchar por enfocarse en sus palabras. —La misión... sí, claro, la misión es importante —Dijo, pero su tono carecía de convicción.

Lordbug se acercó a ella, mirándola fijamente a los ojos. —Kitty, esto no es normal. Estás demasiado distraída, y tu dulzura... parece forzada. ¿Estás segura de que no te ha hecho nada?

—No, no, estoy bien —Respondió ella rápidamente, pero su respuesta fue poco convincente.

—Kitty, ¿qué te ha pasado? —Preguntó Lordbug, su preocupación evidente en su voz.

—Oh, nada, simplemente... he estado pensando —Contestó ella con una sonrisa distante.

—Pensando, ¿en qué? —Insistió nuevamente él, acercándose para buscar en su rostro alguna pista de lo que realmente estaba sucediendo.

—En la belleza de la vida, en las estrellas, en el amor —sus palabras flotaban como si fueran parte de una canción.

Lordbug frunció el ceño. Conocía a Kitty mejor que nadie y sabía que algo no estaba bien.

—Kitty, necesito que me mires y me digas exactamente qué ocurrió en el café con Jean —Dijo con firmeza, tratando de romper la neblina que parecía envolverla.

Ella lo miró, sus ojos de zafiro reflejando la luz de la luna, pero su mirada estaba vacía.

—Fue una velada encantadora, simplemente maravillosa —Murmuró.

—No, Kitty. Necesito que te concentres. ¿Utilizó algun objeto? ¿Algo que pudiera haber afectado tu percepción? —La urgencia en la voz de Lordbug crecía.

Kitty parpadeó lentamente, como si estuviera despertando de un sueño profundo.

—No estoy segura... todo es tan confuso ahora. Pero sí, había algo... una melodía, una voz susurrante —sus palabras eran entrecortadas, luchando por aferrarse a los fragmentos de su memoria.

Lordbug observó cómo la luz de la luna se reflejaba en su mirada, dándole un brillo casi hipnótico. Ahora seguro de que algo había cambiado en ella desde su encuentro con Jean Clo.

—Es solo que... París es tan hermosa, ¿no crees? —Kitty cambió el tema de manera drástica de un momento a otro, con una sonrisa que no alcanzaba la firmeza de su antigua determinación.

—Sí, es hermosa —admitió Lordbug, siguiéndole la corriente mientras su mente trabajaba a toda velocidad. —Pero no es momento para distracciones. Tenemos una misión, recuerdas?

—Claro, la misión... —Kitty parecía luchar por mantenerse enfocada en la conversación. —Es solo que... las estrellas están tan brillantes esta noche.

Lordbug se dio cuenta de que algo más profundo estaba afectando a Kitty. No sabía nada sobre lo que había pasado en la cita, pero su instinto le decía que Jean había jugado algún papel en este cambio.

Sombras sobre París Donde viven las historias. Descúbrelo ahora