Año y medio después de la boda...
Christopher
Bajo del auto frente a la casa de mi hermana. Abro la puerta de atrás dejando que los mellizos bajen emocionados por querer ver a su tía. Llevaban toda la semana diciendo que querían venir a verla, y aquí estamos para que me dejen de molestar.
—Señor Morgan. —abren la puerta— Bienvenido.
—¡Tía Desty! —los mellizos entran corriendo— ¡Tía Desty!
—¿En donde está? —miro hacia la muchacha.
—En su habitación. —murmura bajo mirando a los mellizos— Se encerró ahí hace un rato y... me preocupa un poco.
Suspiro. ¿Ahora que le sucede?
—La señorita Nelly está en el jardín.
—Owen, Milenka. —llamo a mis hijos antes de que suban las escaleras y suban hacia la habitación de su tía— Vayan con Nelly.
Ellos milagrosamente hacen caso. Salen corriendo hacia el jardín, desde aquí veo a Nelly sentada en una de las sillas frente a la piscina.
Mi sobrina tiene quince años, a nada de cumplir dieciséis. Es una adolescente odiosa, molesta y que se amarga con todo lo que la rodea. Esa niña que botaba estrellas y chispas aparece solo cuando necesita algo.
Subo a la habitación de mi hermana preocupado, las veces que sólo se encierra es cuando la pasa mal. Me encontré con Parker en la central antes de venir, no me dijo nada, como quiera no hubiese ido a trabajar si Destiny se encontraba mal.
O es de ahora o se lo ocultó.
Athena estaba raspando la puerta con su enorme pata. Parecia desesperada por entrar, es muy protectora con Destiny, y si está de esa forma es porque algo malo le pasa.
—Des. —toco su puerta— ¿Puedo pasar?
No escucho nada. Vuelvo a tocar pero no responde. Suelto un suspiro, como quiera voy a entrar. La puerta por suerte estaba abierta. Entro sin dejar que la pantera lo haga, lo que hace que termine gruñendo cuando le cierro la puerta.
Me tenso al ver un charco de sangre en el suelo.
—¿¡Des!?
Camino hacia el baño, el charco de sangre lo sigue hasta allá. Toco su puerta.
—¡Estoy bien!
—Déjame entrar, ¿por qué hay tanta sangre?
La escucho sollozar, a los segundos me abre le quita el seguro a la puerta dejando que entre. Está con una bata de baño blanca, su cabello mojado como si acabara de lavarlo.
Pasa por mi lado sentándose en la cama.
—Des. —la miro raro.
—Estoy bien... —pasa sus manos por su rostro apartando las lágrimas.
No lo parece. Me arrodillo frente a ella tomando su rostro. Puede que tenga ya treinta años, pero sigue siendo mi hermana pequeña, no me gusta verla de ese modo.
—Dime que ocurre, ¿o prefieres que llame a Parker?
—¡No! —niega— No lo llames, no quiero que venga ahora.
—Pues dime que ocurre.
Niega. Mi mirada va al charco de sangre que sigue en el suelo. Llamo a Kiara, una de las muchacha que limpia la casa. Ella entra rápido, y lo que llama mi atención es que no se sorprende al ver la sangre, sólo dice que irá a buscar algo para limpiar.