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Pasaron los días, y los héroes que habían llegado desde la otra dimensión ahora convivían mucho mejor en el pequeño pueblo de Karmaland. También, habían comenzado a pasar más tiempo con el héroe de aquel pueblo, no solo para saber más información del pasado, si no que habían descubierto que era un chico amable y genial. Ahora, se tomaban turnos para cuidar de Raúl algunos días, y en sus días libres, hacían misiones, para así volverse héroes de aquel pueblo algún día.

Ahora, Quackity y Alexby se encontraban en la casa de Raúl, se habían ofrecido a ayudarlo con sus ejercicios de hoy, para que el mayor pudiera mejorar más rápido. Raúl se habia tomado el tiempo de analizar a sus viejos amigos y ver que tanto habían cambiado, y para su sorpresa, sus actitudes se parecían mucho a las anteriores. En cuanto a las personas que Raúl no conocía, como Staxx y Quackity, también se tomó su tiempo para analizarlas.

- ¡Uno! - Gritó el menor entre los presentes con fuerza, y los otros dos chicos suspiraron con cansancio.

- ¿Hace cuanto vas ganando ya? - Preguntó Alexby con un notable aburrimiento, apoyando su codo en la mesa y su cabeza sobre su mano, mirando al ganador del juego, quien sonreía feliz por su victoria.

- Tres rondas. - Respondió Quackity con orgullo, y Alexby suspiró con irritación, para luego tomar el maso de cartas y comenzar a mezclar de nuevo. Raúl solo reía, hace ya un tiempo que no sentía esa sensación de tener amigos, y no estar solo siempre. Habia aprendido más sobre Quackity, y había aprendido que su carácter era mucho más como el de rubius, algo infantil, pero genial para el punto de vista de Raúl. Alexby no tenía tanta energía, pero también era aquel chico simpático que Raúl recordaba.

- Gracias por venir a cuidarme hoy. - Agradeció Raúl, a pesar de ya haberlo dicho reiteradas veces desde la mañana.

- Si cuidarte significa jugar al uno contigo y ganarle a Alexby, lo haría todos los días. - Bromeó Quackity, usando un leve tono coqueto, y Raúl fingió sentirse enamorado. Ambos rieron juntos luego de la broma, pero Alexby solo murmuraba insultos mientras mezclaba las cartas, no es que fuera el mejor perdedor de todos, y eso se notaba. - Tendré que dejarlo ganar. - Murmuró el híbrido de pato, y Raúl asintió mientras miraba al más bajo de todos insultando.

La tarde siguió en un rumbo amistoso entre los tres chicos, que no se irían hasta la noche.
Ahora se encontraban en la sala de estar, comiendo una tortilla de patatas que Raúl tenía guardada de ayer, cuando fue Lolito quien lo visitó y cocinó para el. Debía decir que extrañaba muchísimo a Lolito, y era uno de los que más deseaba Raúl que recuperara su memoria, porque en verdad era alguien genial.

- Oye, mieles. - Habló Quackity, quien se encontraba acostado en el largo sofá blanco de la sala de estar, comiendo un poco de la tortilla de patatas.

- Dime.

- ¿Hay un alcalde en este pueblo? - Antes de llegar a este Karmaland, Quackity solía ser el alcalde de su anterior pueblo. Era una profesión que había comenzado a adorar por completo, y cuando habló con Luzu el otro día, este le dijo que tal vez podría probar retomar su tan amada profesión en aquel pueblo.

- Ah, no tengo idea. - Contestó el mayor con desinterés, llevándose otro trozo de la tortilla a la boca.

- ¿Eres el héroe del pueblo y no sabes si hay un alcalde? - Preguntó Quackity en un tono bromista, pero Raúl siempre se sentía algo extraño cuando la gente le hablaba de esa manera. Sabía que era verdad, era un héroe desinteresado y débil, pero escucharlo era otro tipo de dolor, que provocaba una fuerte punzada en su corazón.

- Bueno, nunca oí de un alcalde... El último se fue, así que supongo que no hay alcaldes por ahora. - Respondió Raúl, con su mirada desviada hacia otro lado por la vergüenza que sentía.

Meet AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora