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La luz tenue de la mañana filtrándose a través de la ventana del joven, formando patrones irregulares en las paredes de su habitación. El joven bostezó, cansado. Parapadeó unas cuantas veces, tratando de despejar la niebla del sueño, y de distinguir la realidad del dolor que sentía en su abdomen. Recordó vagamente el incidente de ayer, cada pequeño detalle, y toda la información que había tenido que consumir. Ahora estaba cansado, maldiciéndose por tener la peor suerte de todas. Raúl intentaba encontrar una posición cómoda en la cual poder reposarse un rato más, hasta que escuchó un suave golpe en la puerta. Antes de que pudiera responder, la puerta se abrió lentamente, dejando ver así a Monika, quien asomaba su cabeza y comenzaba a caminar hacia la dirección del héroe, con una bandeja en manos.

- Moni, que dulc-

- Tienes visitas. - Le hizo saber la pelinegra de inmediato, quien se quedó quieta esperando a que el más alto se sentara y así poder extenderle la bandeja con un delicioso desayuno sobre ella. Raúl bufó, ¿quién podía ser tan temprano? Con esfuerzo, Raúl intentó sentarse en su cama, ayudándose de sus codos. Una vez sentado, Monika le extendió la bandeja, y Raúl le dedicó una sonrisa de agradecimiento, que la doncella no devolvió.
El joven miró su bandeja, analizando la comida que había sobre esta. Panqueques, jugo, y una gran cantidad de frutas. Raúl frunció el ceño con frustración.

- ¿Frutas? - Preguntó el chico, y Monika, quien estaba a punto de salir de la habitación del joven, solo bufó.

- Los pueblerinos te mandaron muchas cosas, sobre todo fruta, así que come. - Le respondió la muchacha, que ya conocía el disgusto que Raúl tenía hacia la mayoría de las frutas, pero ella estaba ahí para cuidarlo, no para mimarlo. Además, al joven no le vendría nada mal un poco de fruta, o ejercicio, o bañarse.  La mujer se retiró de la habitación del héroe, dejándolo contemplando esas frutas con asco. Raúl decidió comenzar por los panqueques, él no creía en esa mierda de "lo mejor para el final", él creía en "primero lo mejor, luego lo peor."

Raúl se encontraba comiendo sus panqueques en paz, hasta que sintió fuertes pasos subir por la escalera de su hogar, y asumió que era la visita que Monika había dicho que vendría.
No le importó mucho, probablemente era algún pueblerino que venía a alentarlo a seguir adelante, y decirle que no todo estaba perdido por su lesión. A Raúl no le importaba mucho, pero si la visita llegaba a ser uno de esos pueblerinos que le había llevado fruta, tendría una charla seria con el. Su puerta, que estaba casi completamente cerrada, fue abierta nuevamente. Y para la enorme sorpresa de Raúl, no era ningún pueblerino, si no dos de sus viejos amigos.

Raúl analizó toda la situación y lo que sabía, sabía que sus amigos, que creía muertos , habían llegado ayer de otro tipo de universo. Y uno de ellos, no tenía mucha idea cuál, había sido el culpable de su herida en el abdomen.
También sabía que supuestamente, no sabían nada de Raúl, o de su vida en el pueblo. Raúl se preguntaba si eran los mismos con los que había convivido o una extraña versión alienígena de ellos. ¿Y si venían a matarlo? Es decir, era demasiado que analizar, y si no recordaban nada, ¿qué hacían ahí? Raúl pensaba seriamente en su posible muerte, y sintió el miedo recorrer su cuerpo. Fue la voz de uno de los héroes que tenía frente a él, que sacó a Raúl de todos sus pensamientos.

- ¿Raúl? - Preguntó el hombre con cierta confusión, se le veía un poco nervioso y a la vez impresionado. Raúl lo conocía, lo recordaba, a pesar de que su amistad con él no fuera la más grande, no había olvidado a Samuel, quien había sido uno de los mejores héroes en proteger Karmaland, al menos en su momento.

- El mismo. - Respondió el menor con notable nerviosismo, mientras las miradas de los dos héroes se mantenían fijas en el. Por primera vez se sentía avergonzado por su propia apariencia, estaba hecho un desastre, con rastros de nata por toda su cara, sus pelos apuntando a direcciones completamente opuestas, sus ropas, su posición, todo. Y claro, era completamente intimidado por los héroes.

Meet AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora