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- Sabías que algo así pasaría, no es momento de arrepentirte.

- Si es que, ¿cómo mierda se enteró que no vote por el? - Se quejó, el joven estaba desplomado en el sofá, mirando al techo como si fuera algo extremadamente interesante, evitando la mirada de su acompañante. Estaba claro, el chico no había votado por Luzu, Luzu lo sabía y se negaba a mantener algún tipo de contacto con él. El joven pensó que su voto haría alguna diferencia, y que así, Luzu no ganaría las elecciones, pero no fue así. Ahora, tenía que aguantar llevarse mal con el alcalde del pueblo. El joven frente a él, sentado en una silla y mirándolo atentamente, no tenía mucho que decir, pues su amigo sabía que podían haber consecuencias y no estaba lo suficientemente preparado para enfrentarlas.

Auron había tomado una decisión, no votar por Luzu.

¿Porque?

Bueno, Auron no quería perder a ese Luzu que conocía, tan amable, dulce, atento. Después de recurrir varios testigos, Auron descubrió que Luzu no había sido un buen alcalde en el pasado, pues su actitud había cambiado a una fría y sombra, era un chico serio y molesto. ¿Era solo eso? Claro que no. Le preocupaba la salud mental del mayor, le preocupaba su relación romántica con el, le preocupaba que el mayor recordara ese pasado. Sobre todo, las elecciones de hace años, con Luzu presente, aún perseguían a Auron hasta en sus sueños.
Ahora todo estaba perdido, Luzu ya no quería oír de él menor, y si por alguna razón el castaño recordara su pasado con Auron, todo empeoraría aún más.

- Eso no es lo importante, lo importante es que lo hiciste. - Le explicó el mayor, su mirada roja y filosa posicionada sobre Auron, viéndolo como si fuera una presa por devorar.

- Soy un imbecil, arruiné todo por no querer perder a mi Luzu. - El menor se tapó la cara con sus dos manos, mostrando frustración y enojo.
Lo había arruinado, eso estaba claro, pero si Luzu se negó a escucharlo cuando quiso explicarse, tal vez Auron debería dejarlo de lado, justo como Rubius le dijo.

- Eso y muchas razones más, Auron. - Respondió Lolito con un tono seco pero algo grave, que lo hacía parecer un psicopata. Lolito buscaba hacer entender a Auron que su decisión no estaba completamente mal. - Ahora que Luzu ganó, su actitud será esa actitud que intentaste prevenir. - El mayor hizo una pausa, los ojos del menor clavados en el, expectantes. - Intentaste ayudarlo, pero Luzu es alguien que cuando tiene poder, prefiere eso antes que todo.

- Y es-

- Y eso te incluye a ti, Auron. - Interrumpió Lolito con su tono de voz seco, decepcionando por completo al menor, y provocando que este comenzara a llorar.

- La nueva oficina se ve bien, eh. - El hombre puso una mano sobre el hombro del nuevo alcalde, mostrándole su apoyo incondicional durante este periodo. El castaño a su lado sonrió, un poco con malicia, observando con atención la oficina frente a él, la oficina del alcalde de Karmaland. - Y luego de lo de... ya sabes quién, ¿sabes quién será tu mano derecha? - Preguntó curioso el de ojos amatista, mirando al castaño a su lado, quien al oír la pregunta, levantó sus cejas y miró al hombre parado junto a él, el castaño mantenía un rostro firme y serio.

- Quackity. - Respondió a secas, para luego devolver su mirada a la oficina frente a él, aquella actitud fría no era tan común en el, y comenzaba a llamar la atención de sus amigos.

- Es bueno que tengan una amistad tan
cercana. - Respondió Vegetta con una sonrisa que hasta parecía incomoda. Luzu y Quackity habían tenido su pasado de rivalidad y odio hace unos meses, pero luego de que su memoria haya sido borrada por el bien de Karmaland, ellos ya no pelearon, y ahora tenían una amistad.

- Supongo. - Soltó a secas el mayor, mantenía aquel tono serio y desinteresado. Vegetta asumió que estaba pensando en cosas de alcalde, como lo que haría a partir de ahora, y eso era importante. Pero aún así, el de ojos amatista notó una mirada extraña por parte del castaño a su lado, parecía de venganza.
- Quackity no va a tardar, así que puedes irte, Vegetta. - Habló el mayor, ahora finalmente mirando al hombre a su lado, pero manteniendo esa mirada tan seria. Vegetta se sorprendió, por el tono de su amigo y por el hecho de que este no había usado algún tipo de apodo en la palabra "Vegetta", algo que solía hacer.

- Está bien, Luzu, mucha suerte. - Lo animó el contrario con algo de incomodidad pero una sonrisa amable y alentadora en su rostro, para luego retirarse del ayuntamiento y dejando al castaño solo, observando su nueva oficina.

Luzu contemplaba la oficina frente a él, era perfecta. En el centro del cuarto, había una limpio y blanco escritorio hecho de mármol, el cual tenía a cada costado cajones de color negro, aquella combinación de colores se veía elegante. Detrás del escritorio, la silla del alcalde, una silla grande y negra que reflejaba autoridad y dominación, perfecta para Luzu. Y frente a aquel escritorio, dos sillas, también negras, pero no tan grandes como la silla del alcalde. - Vas a caer, Auron. - Soltó el castaño a secas, y una sonrisa maliciosa se formó en su rostro nuevamente.

Auron caminaba por el pueblo tranquilamente, podía ver como el cielo comenzaba a tornarse de colores rosados y dorados, difuminados entre sí, indicando la próxima llegada del atardecer.
La suave brisa del viento era tranquila, y lo acompañaba en su caminata por el pueblo. Veía a algunos pueblerinos por ahí, que lo saludaban o se le acercaban a tener una corta charla. Necesitaba relajarse, debía dejar de pensar en cosas como Luzu, las elecciones, y la traición. No podía seguir quemándose la cabeza, si no, terminaría mal. Durante la caminata del joven alrededor del pueblo, este pudo presenciar una figura dirigiéndose hacia el, lo cual lo puso alerta.

- ¿Quackity?

- ¡Auronplays! ¡Que gusto verte! - Habló emocionado el menor, dirigiéndose hacia el mayor para darle un corto abrazo, el cual el mayor correspondió sin problemas.

- Lo mismo digo, chaval. ¿Qué haces por aquí? - Preguntó el mayor, tal vez el menor también venía a por una caminata relajante y podían caminar juntos un rato, eso podía ser entretenido. El menor se llevó una de sus manos a su nuca, su rostro comenzaba a verse un poco incómodo.

- Eh... Voy al ayuntamiento. - Dijo el menor un poco incómodo y con un tono algo apagado, pues Quackity sabía perfectamente lo que estaba sucediendo entre Luzu y Auron, y nada le daba más vergüenza en este momento que explicarle al mayor que el era su reemplazo. Pero ante la mirada confundida del mayor, el menor supo que tenía que dar explicaciones a cerca de aquello. - Soy la nueva mano derecha de Luzu. - Soltó, su tono mucho más apagado y triste. Ahora no podía ni mirar a Auron, aunque ya se imaginaba perfectamente su cara de sorpresa y tristeza.

El mayor se quedó callado, su rostro mostraba demasiadas emociones a la vez, analizar aquella información definitivamente era muy difícil para él. La llama en su cabello comenzó a apagarse lentamente, mostrando su tristeza y decepción por la noticia.

- Auron, lo siento, yo-

- No es tu culpa, Quackity, porfavor. - Auron no era tan estúpido como para no saber que toda esa situación era claramente su culpa, pero entonces, ¿porque le dolía tanto? Probablemente por el hecho de que el mayor conocía a la perfección los sentimientos de Quackity por Luzu, y de inmediato asumió que algo estaba pasando entre ellos. ¿Pero qué si era así? Tenía que dejar a Luzu vivir, ya le había arruinado las cosas lo suficiente.

A lo lejos, el nuevo alcalde de Karmaland presenciaba la situación con una sonrisa.

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⏰ Última actualización: Aug 04 ⏰

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