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La tormenta en el pueblo de Karmaland era intensa y poderosa, con vientos que azotaban las ventanas y relámpagos que iluminaban el cielo oscuro en destellos cegadores. El estruendo de los truenos resonaba por todo el pueblo, haciendo vibrar las paredes de las casas y llenando el aire con una energía eléctrica palpable.

En un rincón remoto del pueblo, durante esta fuerte tormenta, se encontraba la casa de cierto híbrido de oso, quien se encontraba acompañado de su amigo, Quackity, jugando videojuegos juntos. Habían decidió juntarse, jugar, comer y charlar, como solían hacerlo.
- Oye, hoy te vi yendo a casa de Vegetta súper apurado, carbón. - Le dijo el menor al híbrido de oso, mientras el híbrido de pato concentraba su mirada en la gran pantalla frente a él.

- Si, es que Luzu estaba rarísimo hoy, y pensé hablarle a Samuel, a ver qué podía decir, pero no me escuchó. - Rubius tampoco apartaba su mirada de la pantalla, pero rodó los ojos al terminar de decir aquello.

- ¿Pues qué pasó o que? - Preguntó curioso el menor, ahora mirando por unos segundos al mayor. Rubén, por su parte, suspiró y pausó el videojuego para poder mirar a Alex, quien se veía interesado en lo que él mayor tenía para decir.

- Hoy intenté unirme a él y a Raúl en una caminata, pero se volvió loco y me gritó. - Explicó el mayor, su rostro mostraba frustración, pues el híbrido de oso recordaba la escena exacta de él castaño gritándole. - Si quieres mi opinión, creo que iban a follar. - Finalizó por decir el rubio, para luego sacarle la pausa al videojuego y volver a jugar, quitándole su mirada al menor y centrándola nuevamente en la gran pantalla. Sin embargo, el menor no miró la pantalla, ni jugó, solo miraba a un punto fijo mientras pensaba en las palabras del rubio.

- ¿Tu crees? - Preguntó el menor después de algunos minutos, y Rubius detuvo el juego nuevamente al escuchar cierto tono de desilusión por parte de su amigo. El rubio miró al menor de inmediato, quien parecía un poco frustrado por la información.

- Es decir, lo parecía. - Dijo Rubius, pero al ver que eso no mejoró en lo absoluto la situación, este suspiró y volvió a retomar su frase. - Pero a lo mejor no, yo también puedo equivocarme. - Quackity seguía en silencio, provocando duda y cierta preocupación al mayor. El mayor pensó por un rato, ¿qué le pasaba a Quackity? y analizó la situación lentamente. Hasta que en un momento, la luz en su mente se iluminó, y supuso estar entendiendo a dónde iba esto. - Quackity, ¿te gusta Raúl? - El menor ahora puso su mirada en el mayor, y el menor parecía completamente confundido.

- ¡No! - Dijo el más bajo para luego golpear a Rubius con su codo. El híbrido de oso se veía confundido, en su mente, aquella idea tenía muchísimo sentido. - Creo que simplemente me atrae Luzu, es todo. - Explicó el menor, y Rubius entendió.

- Ah... Bueno, no creo que hayan follado, quiero decir, Raúl tiene un problema en su abdomen, y creo que-

- ¡No es el sexo lo que me importa! - Interrumpió el menor, no eran las relaciones sexuales lo que a él le provocaba cierto dolor, si no el hecho de que Luzu estuviera tan concentrado en Raúl, tan así, que le había gritado al rubio para no meterse en su caminata. - Tal vez yo debería estar más tiempo con Luzu.

- Quacks, no quiero ser malo. - Comenzó a hablar el rubio, y el menor ya sabía a dónde se dirigía aquella conversación. - Pero no creo que el tiempo que pases con él cambie algo, Luzu y Raúl se conocen hace años, y aunque Luzu no lo recuerde, parece bastante... pegado a él. - Dijo el mayor con un tono un poco avergonzado. - Eso no significa que haya amor romántico entre ellos, pero aún así, no puedes esperar que las cosas cambien, Luzu ya parece bastante interesado en la vida de Raúl, y que pases más tiempo con Luzu no cambiará el hecho de que le gusta estar con él.

Meet AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora